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Era una nueva y despejada mañana en la cuidad de Gimpo y en la pequeña casa donde vivía el pelinaranja se podía escuchar unas pequeñas risas que cortaban ese silencio mañanero que para el dueño de casa a veces era muy abrumador.

Los rayos del sol se colaban por su ventana, dándole justo en la cara y perturbando la misión de seguir durmiendo para poder sacar ese cansancio que sentía, pero también percibía como de forma delicada le daban pequeños toques en sus mejillas, además de un susurro insistente con risas que agitaban su corazón.

Al principio Felix se extrañó hasta pensó que alguien se había metido a la casa a robar o hacerle daño, pero recordó lo que paso en la noche y al invitado que había traído a su casa, dejándolo un poco más relajado. De forma lenta abrió sus ojos al principio un poco desenfocado, pero segundos después se encontró con esos orbes azulados potentes que de igual forma lo miraban sonriendo.

-¿Qué estás haciendo Jeongin? -Le interrogo lentamente con su voz ronca de recién despertado y sentándose en la cama, haciendo que el niño se alejara un poco de él.

-Contando tus manchitas. -El infante de forma tímida hablo y volvió a acercarse al mayor para seguir con su tarea.

- ¿Enserio? Eres la primera persona que las cuenta. -Felix dijo soltando una pequeña carcajada y frotando su cara para tratar de despertar un poco más.

- Son muy bonitas y tienes muchas. -Jeongin hablo con emoción, dando pequeños aplausos con sus manos y después miro con esperanza al mayor. - ¿Cómo las puedo tener yo?

-Mmmm no sé muy bien, pero lo averiguaremos. – Felix sentencio desordenando los pelos del menor mientras se sentaba al borde de la cama, mirando su reloj que estaba en el velador de su habitación que le decían que eran las 9 de la mañana. Era temprano, pero tenía que ir a la policía a reportar la desaparición del niño y de paso saber que se puede hacer en su caso. -Hoy tenemos muchas cosas que hacer, tenemos que buscar a tu papá Honnie.

Jeongin que imito sus movimientos al sentarse al borde de la cama, levanto sus manos con entusiasmo al escuchar el nombre de su padre y una idea de cómo buscarlo paso por su mente, prediciendo que iba a funcionar. - ¿Puedo hacer carteles?

-Obvio pequeño, pero antes tenemos que alistarnos para ir con la policía. Ellos sabrán que hacer y nos indicarán mucho mejor. -Felix se levantó dispuesto a empezar a arreglarse.

Al momento en que Jeongin escucho la palabra "Policía" abrió sus ojos y empezó a negar con su cabeza con miedo, sintiendo una opresión en su pecho y como su corazón latia con fuerza. No le gustaba ese lugar ni menos los policías les traía malos recuerdo. -No, policías no.

El pelinaranja que se dio cuenta de esa reacción lo miro extrañado, porque sabía que no era normal y para tratar de entender se sentó nuevamente en la cama y coloco al niño encima de sus piernas. - ¿Les tienes miedo? -El infante insistió, colocando su cabeza en el pecho del mayor tratando de relajarse con los latidos de su corazón. -Jeongin, no tienes que preocuparte yo te voy a proteger y estaré a tu lado en todo momento.

El niño se despegó de su pecho para mirarlo a los ojos y tal como un deja vu, volvió a cuando en las noches tenia miedo de los monstruos que pudieran estar bajo en su cama y su papi Hannie lo calmaba diciendo esas mismas palabras, exactamente las mismas. Algo en su corazón se removió, ese anhelo de volver a sentir esa seguridad y calidez que le daba su papi Hannie, porque a pesar de que este su otro padre y lo ame con su alma, este estaba tan inmerso en su trabajo que lo dejaba de lado y sus demostraciones eran mínimas.

El infante se sentía tan solo desde que su papi Hannie se fue a hacer ese trabajo al cielo y además que todo el mundo lo veía con pena y susurraba cuando pasaba, Jeongin no entendía el porqué, nadie le explicaba y cada vez que le pedía a alguien que juegue con el se alejaban como si fuera algo extraño, raro y... le dolía tanto.

Hijo de un Mafioso~ MinLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora