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Nunca Felix en sus 22 años de vida había tenido tanto miedo como en este momento, porque cuando escucho como la puerta de su cuarto era cerrada por el padre de Jeongin y después este caminaba hacia donde estaba su cama desecha para sentarse, supo que ya era tarde para poder escapar de esta situación, ósea... estaba encerrado con este un temible hombre y a pesar de que intento moverse no pudo, estaba quieto en medio de la habitación y rezándole a lo que fuera que estuviera arriba o abajo, daba lo mismo con tal que sirva.

Trago con fuerza cuando sus ojos se desviaron hacia donde estaba el hombre con traje sentado y con una carpeta en sus piernas con una falsa calma y todo fue peor cuando con una seña le pidió que se sentara en el otro extremo de la cama.

Felix sabía que debía hacer caso y por eso acato la orden altiro, sin pensarlo. Sus pasos no eran confiados y con delicadeza se sentó en el otro extremo del colchón lo bastante lejos de él contrario, por si lo atacaba podía escapar, pero a quien podía mentir... el hombre se veía fuerte y en menos de un segundo lo tendría inmovilizado.

Trato de calmarse y respirar de forma profunda, aunque sus nervios aumentaron cuando el padre de Jeongin con calma empezó a leer el contenido de la carpeta y en ciertos momentos su ceño se fruncia en confusión. Felix no tenia ni la más remota idea de lo que podía ser y esperaba de corazón que no fuera su información, porque si era así estaba jodido y tendría de alguna manera volver a escapar.

Más de él...

Las manos de Felix empezaron a temblar en su regazo cuando recuerdos no tan buenos llegaron a su cabeza y los quito altiro, no quería recordar eso. Por esa razón, concentro su atención mirando el piso de su habitación y no levanto su mirada de ahí, porque su otra opción sería el padre de Jeongin y no, no. Sin embargo, este al terminar de leer, lo miro con profundidad, como si estuviera examinando.

Felix estaba seguro de que le vio hasta el alma.

-Así que ¿Felix? -El padre de Jeongin interrogo colocando la carpeta con la información del dueño de casa en la cama y mirando fijamente, viendo como insistió con su cabeza. - ¿Dónde encontraste a mi hijo?

-A-afuera del local donde trabajo, señor. -Felix respondió dándose una cachetada mental por tartamudear y siguiendo mirando el piso fijamente-

- ¿Estaba solo?

-Si, estaban en medio de la basura. -Felix respondió casi como robot, pero nada le preparo para la siguiente pregunta.

- Sabes quién soy, ¿verdad?

-Eh... eh... Lee Minho, Líder de la mafia Lee. -Felix sentencio su nombre con miedo, mucho miedo y más aun cuando escucho como el hombre se paraba de la cama para colocarse frente a él, ahora en su vista en el piso estaban unos caros zapatos de traje.

-Bien, eres inteligente. -Minho se coloco en cuclillas frente al pelinaranja que con una valentía que no sabe de dónde saco lo miro a la cara, ahora pudiendo visualizar mejor sus facciones y al bajar su mirada vio un tatuaje que decoraba su cuello, como unas serpientes entrelazadas y al tener los botones abiertos de la camisa se topo con otros más, que no pudo diferenciar. -Sabes de lo que soy capaz entonces.

Felix empezó a temblar y por consecuencia, movió sus piernas nervioso. -Yo-o enserio no-o sabía que e-era su hijo, señor.

Minho entrecerró los ojos con desconfianza pura, pero siendo para él un poco chistoso como el hombre se podía todo nervioso y de alguna forma trataba de no hacerlo notar. El tenía un magister en leer el lenguaje corporal de las personas y sabía de sobra que este no mentía, leyó su información y no salía que trabajaba para nadie de la mafia o algo parecido. Solo era un adulto normal, que trabajaba en un local de comida rápida de dudosa procedencia y con lo poco que tenía vivía el día a día, añadiendo la reacción que tuvo su hijo con él, supo que nada malo paso, aunque... no podía solo soltarlo.

Si algo lo caracterizaba y era conocido más que ser el mafioso, era no dejar ningún cabo suelto y persona que lo veía moría de alguna u otra forma y el hombre que tenía al frente no sería la excepción, pero antes tenía que averiguar el cariño que tenía su hijo por él en tan poco tiempo, super poco tiempo.

-Te agradezco que lo ayudaras, pero sabes que no puede dejarte ir.

Felix trago grueso cuando esas palabras fueron pronunciadas, aunque ya las intuía y por eso interrogo con miedo a que la respuesta de esta podía ser "muerto" o "muerto", pero Felix se tenía que aferrar a su vida, pese a que sea como la mierda. - ¿Que quiere de mi señor?

-Trabajaras en mi casa, cuidando a mi hijo. -Minho solto con firmeza y ahora colocándose recto, viéndolo desde arriba y al mismo tiempo como se quedaba en blanco, abriendo y cerrando su boca.

- ¿Por qué?

-Necesito que alguien cuide a mi hijo y por alguna extraña razón Jeongin se siente cómodo contigo.

Felix se quedó como estatua por esa información y esa propuesta que no era tan respuesta, era una orden y su cabeza estaba pensando en otra opción, siendo totalmente estúpido. No podía decir que no, no podía, ya estaba involucrado, desde el momento en que toco a Jeongin se entrelazo con la mafia y lo odio, con su corazón lo odio y no tuvo más remedio que aceptar. -Está bien.

Minho insistió con su cabeza y camino hacia la puerta con el pelinaranja siguiéndolo, pero antes de abrir la puerta se giro a verlo y con sus ojos fijos sentencio. -Otra cosa, si algo le pasa a mi hijo cuando este en tu cuidado, tu pagaras las consecuencias, ¿entendido? -Este solo insistió sin decir nada.

Minho satisfecho con la respuesta abrió la puerta y ambos salieron de la habitación, siendo recibidos por el pequeño Jeongin que corrió por el pasillo hasta abrazar a Felix.

-¿Vendrás conmigo? -El niño le interrogo con la esperanza planteada en sus azulados ojos y Felix a pesar de que estaba odiando todo, supo que hizo lo correcto, porque se veía tan feliz y animado muy diferente a como lo encontró y él es creyente que por algo pasan las cosas y hizo una promesa, y el no las rompe.

Nunca.

-Te prometí que nunca te dejaría pequeño.

- ¡Si! - El pequeño se aferró con fuerza a sus brazos y miro a su padre con una sonrisa de oreja a oreja, agradecido y Minho solo despeino su cabello con cariño.

-Mañana te vendremos a buscar para la mudanza y te explicarán como serán las cosas ahora. -Minho le informo tomando a su hijo en brazos que con regañamiento se despegaba de el pelinaranja.

-Okay, señor. – Felix acepto sin más caminando hacia la puerta y al estar a punto de salir se acercó hacia Jeongin que seguía en los brazos de su padre, para darle caricias en sus mejillas, siendo gustosamente recibidas por el pequeño. -Adiós pequeño.

-Adios Lixie, nos vemos mañana. -Se despido de forma educada y con una sonrisa que derritió el corazón del pelinaranja que con mucho cariño le dio un beso en su cabeza y todos salieron de su casa.

El australiano soltó un suspiro al ya estar solo, cerrando su puerta que no sabe en qué momento se la repusieron y ahora pensó mejor... ¿Ayudo al mismísimo hijo del mayor hombre de la mafia coreana y hasta del mundo? Claro que sí, ahora entendía el por qué el pequeño no quería ir a la policía y... Dios, ¿En dónde se metió?

Solto otro suspiro más grande y al momento de asomarse por la ventana vio como un auto negro estaba fuera de su casa, al igual que uno a otro hombre en ciertos lugares estratégicos.

Lo están vigilando... esta frito como un pescado en aceite.

Muy frito.




Hola <3 actualizo y espero que les guste. Además de agradecer por las visitas y estrellitas, gracias<3

Me avisan de errores ¿pliss?

Nos vemos pronto, cuídense. 

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⏰ Última actualización: Oct 24 ⏰

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Hijo de un Mafioso~ MinLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora