Había pasado una semana desde que Felix llegó a la casa de Minho, el mayor mafioso del mundo para cuidar de su hijo, Jeongin y en ese lapso pasaron muchas cosas, desde buenas y otras muy, pero muy mala. Siendo la del último caso el segundo encuentro que tuvo con el mafioso en su oficina el primer día que llegó, porque fue de todo menos una conversación tranquila. El pelinaranja recuerda la primera parte de forma perfecta, desde el momento en que la puerta de la habitación fue cerrada con una tortuosa lentitud y el apenas sonido que existía en el espacio que colocaba el ambiente mucho más tenso.
Felix trato de relajarse, haciendo ejercicios de respiración y dedicándose a solo mirar hacia la ventana que dejaba en evidencia los grandes árboles y una gran cantidad de césped, dándole ganas de recorrer el hermoso patio con Jeongin si es que sale vivo de aquí, porque se empeñaba a ignorar de forma deliberar como toda la habitación estaba llena de armas de todo tipo por todas partes. Era la primera vez en su vida que notaba la variedad de artefactos que ocupa la gente para matar a alguien y eso lo asusto mucho más.
Escucho como los pasos del hombre mayor que se acercaban, pero se extrañó cuando no paro al frente suyo, si no que detrás de él en un lugar que no lograba identificar y eso hizo que se empezara a alertar. Estaba a punto de darse la vuelta para identificar donde estaba cuando un objeto filoso fue puesto en su espalda baja. Dejo de respirar al instante y su primer instinto fue intentar alejarse, pero la mano desocupada del mayor lo tomo con firmeza de uno de sus brazos. -No te muevas. -Minho hablo con voz ronca y baja. -Ahora me escucharas. ¿Okay? -El pelinaranja insistió con su cabeza mirando al frente, totalmente paralizado. -Desde este momento trabajas para mí, tu vida queda a mi disposición y para la mafia. Darás tu vida por nosotros y sobre todo por mi hijo, porque si algo malo le pasa, te mato. Si le tocas un solo pelo de forma incorrecta haciéndole daño o tratas de usarlo para tu beneficio, te torturare y después te matare de la forma más lenta y dolorosa posible. Si intentas escapar el resultado será el mismo, porque "Entro vivo y salgo muerto" ese es tu lema desde este momento y más te vale hacerlo valer. Por esa razón, harás un juramento como una forma de mostrar su lealtad y honestidad hacia mí, hacia nosotros. -El mafioso con cada palabra que salió de su boca iba moviendo el cuchillo, subiéndolo por toda su espalda, hasta moverlo un poco hacia su brazo derecho para finalmente reposarlo en su mano, específicamente en su palma. -Y tú lo harás ahora. Te cortaras la palma de tu mano.
Felix abrió sus ojos por la orden dada y empezó a respirar con bastante dificultad, sintiendo el frio del cuchillo en su mano como una forma de recordatorio de la situación que ahora está viviendo. No obstante, quiere negarse y lo intenta, aunque sepa que será en mano. -Pe-ero... No, no.
El mafioso al escucharlo negarse coloca un poco de presión en el cuchillo, haciendo un pequeño corte y acerca su boca a la oreja del pelinaranja, susurrándolo con rudeza. -Nunca vuelvas a contradecirme y harás lo que pido ahora, si no todo empeorara.
El menor volvió a negar con su cabeza y empezó a sentir ese miedo, ese miedo que pensó que se quedaría en Australia, que se quedaría con él, pero no. Su vista empezó a ponerse borrosa, los recuerdos atacando su mente y cerro sus ojos tratando de concentrarse en otras cosas, pero no pudo y las primeras lagrimas traicioneras empezaron a salir de sus orbes, una a una cayendo por sus mejillas hasta su mentón manchando su desgastada polera.
Y fue tanto que de repente no pudo más y se desmayó de los nervios cayendo inconsciente hacia atrás a los brazos del mafioso, que de forma rápida lo sostuvo contra su pecho soltando el cuchillo en el proceso como una forma de reflejo.
Minho trato de hacerlo reaccionar moviéndolo, pero no respondía y al notar que estaba completamente inconsciente solto un bufido, un poco molesto por el poco aguante que a su juicio tiene el menor. El desde que era un niño fue entrenado para soportar cualquier tipo de tortura, maltrato, hasta ha visto y hecho cosas que alguien con una vida normal quedaría horrorizado. Todavía se acuerda de cuando el tuvo que hacer lo que le pidió a Felix y no hubo ninguna lágrima de por medio, ni menos un desmayo. El con solo 10 años corto el dorso de su mano sin importar el dolor que sintió, porque ver la sonrisa de orgullo de su padre valió la pena y el respeto que recibió después de esos mismos hombres que lo llamaban "gallina" fue algo impagable.
Volvió a mirar al hombre desmayado y decidió llevarlo a su habitación para llamar al médico para que lo verifique, todavía no lo quiere muerte, primero tiene que descubrir muchas cosas. Por eso con una maniobra tomo el cuerpo del menor en forma nupcial, sintiéndose un poco incomodo, ya que la ultima vez que llevo alguien así fue en su noche de boda con su esposo. De forma inconsciente una sonrisa triste se plasmó en su rostro y las ganas de llorar volvieron, sintiendo que todas las lágrimas que derramo en toda la noche no sirvieron para calmar toda su tristeza.
Sin embargo, sacudió la cabeza sacando esas ideas de su mente, no era el momento para estar sentimental y sacando su mano abrió la puerta de su estudio para empezar a caminar hacia la habitación del niñero, no prestándole atención a las miradas poco disimuladas y curiosas del poco personal que había por los alrededores haciendo sus quehaceres. El dueño de casa sabía que después empezarían uno que otro rumor a circular entre sus empleados que llegaría pronto a sus oídios, como el cotilleo de la semana que en menos de lo que canta un gallo dejarían de hablar, el se encargaría.
Entro a la habitación del niñero y camino hacia la cama, que al ya estar al frente estaba a punto de dejarlo acostado, cuando lo miro. Sintiendo una extraña sensación, porque la forma en que este apoyaba su cabeza en su pecho y sus pequeñas manos agarraban su camisa como si agarrarse de el fuera lo único importante en ese momento. Sus orbes ahora observaron su cara, con el rastro de lágrimas y no pudo controlar el impulso de pasar sus dedos por esas mejillas decoradas tratando de quitarlo.
Minho puedo contar con los dedos de su mano las veces que sintió culpa, que ese sentimiento que el pensaba que estaba enterrado, surgió... y le paso nuevamente esta vez. Viendo el estado en que estaba el menor en sus brazos, viéndose tan frágil y roto, como un muñeco de porcelana que aparentaba ser perfecto, pero que al acercarte veías sus fallas. El mayor empezó a analizar su reacción y supo que no era normal, había algo más ahí y añadido lo que supo por su expediente su curiosidad creció.
Pero no era de ser chismoso, solo... que muy en el fondo, muy en el fondo estaba agradecido y quería protegerlo, como el igual lo hizo con su hijo. Minho sabe que existen muy pocas personas en este mundo que hubiesen hecho lo que el hizo y más aún en la zona en que estaba ubicado, donde la prostitución y el narcotráfico reinan. Él no hubiera soportado ver el cuerpo de su hijo con más daño que el ocasionado por esos hombres o que... lo hubiesen abusado y matado. Así que, esta en deuda con el y lo supo cuando lo vio, porque al ver tantos hombres no dudo en poner su cuerpo como barrera para protegerlo.
Minho lo deposito con cuidado en la cama y lo cubrió con la sabana para caminar hacia su escritorio, prometiendo que desde este momento lo protegería... sin importar el costo, no volvería a fallar y la historia no se va a repetir, el se encargara de cumplirlo.
Holi, espero les guste... tuve problemas en este capitulo tenía como 3 cosas distintas kskskskkks por eso lo tarde, sorry.
Bye bye<3
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Hijo de un Mafioso~ MinLix
Action"Felix nunca imagino que el pequeño niño pelinegro que encontró afuera de su trabajo sería el causante de que su vida diera un vuelco, ni menos de quien sería su padre." +Historia 100% mía. +Contenido Homosexual. +Felix, bottom; Minho, top +Prólogo...