Charlas incómodas.

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- Madreeee, no. Por favor. No quiero hablar de eso.- le digo cubriendome con mis mantas. Escondido así talvez me tengan piedad. Acabo de despertar hace unas horas. Al parecer es tarde en la noche. Pero madre y padre estaban aquí cuando abrí los ojos. Éstos no son mis aposentos, son las camaras de ellos.  Me dí cuenta al instante.
Madre se cansó de besar mi rostro. Él sólo revolvió mi cabello de por sí revuelto. No podría describir  la tranquilidad que sentí al verlos. No hay lugar mas seguro que junto a ellos.
Apenas he asimilado el hecho de que sobreviví. Jamás había tenido tanto miedo.
Ocurrió luego de cenar en familia, todos estábamos presentes, menos los bebés y mi hermano mayor que aún estaba en el Norte. La sobremesa se alargó. Puede que estuviéramos en guerra, pero necesitábamos un momento asi. Olvidar por un momento el conflicto bélico a nuestras puertas, relajarnos y reir. Gracias a los dioses no me gusta mucho  beber vino. Era bastante tarde cuando nos despedimos.
Recuerdo que acababa de entrar a mis cámaras. Llamó mi atención que el hogar estaba apagado, siendo que he pedido que este permanezca encendido de noche. Siempre tengo mucho frío. Solo había unas pocas velas iluminando el lugar. Estaba quitándome un pesado abrigo de lana, cuando sentí que no estaba solo. No fue su olor lo que me alertó al principio.  Los sentí. Desprendían emociones violentas.
Desde hace unos años me dí cuenta de eso. Cuando las emociones de una persona son muy fuertes,  puedo sentirlas en mi. En ese momento me abrumaba una fuerte sensación de cautela, confianza,  malicia y crueldad. Sabía que no eran mias.  Y eran muy abrumadoras. Demasiado para una sola persona. Estaba en peligro.
Pero aún no actuaban.
Traté de ganar tiempo fingiendo que no los había notado. Básicamente tuve que tragarme el miedo. Me concentre y comencé a pensar en todo lo que padre nos había enseñado, cómo defendernos, qué hacer cuando estás rodeado, te superan en número o te ganan en fuerza. Sería difícil, pero no imposible. A lo lejos oí a mi dragón comenzar a rugir. Nuestro vínculo es muy fuerte.
Termine de quitarme el abrigo. Mis dagas las tenía conmigo. Serían muy útiles. Oí un sonido  leve a mis espaldas. No tenía tiempo para pedir ayuda. Ni para escapar. Así que rogué a los dioses que me dieran fuerzas. Daemon siempre dice  golpea primero y pregunta después. No dudes. Saqué una de mis  daga, la que estaba oculta en mi cintura. Me gire hacia atrás y la lance hacia donde había percibido a alguien acercarse. Rápido. Mis aposentos estaban envueltos en las sombras. Pero ví a una gran figura paralizarse, y caer. ¿Empuñaba una espada de madera acaso? Me acerqué lentamente para averiguarlo. Si, la que tenía en la mano era de madera. Pero la que estaba en su cintura era de verdad. Lo toque con el pie. No sé movió. Estaba muerto con mi daga en el centro del pecho.
La pequeña parte de mi que esperaba estar imaginando cosas murió ahí. Eso era muy real. Muy real. Alguien se había metido a mis aposentos... Estúpidamente me distraje. Alguien me agarró por atrás y tapó mi boca con su asquerosa mano. La otra la llevo alrededor de mi cuerpo. Su olor era repugnante. Nunca había estado tan cerca de un desconocido. Me paralice un momento, hasta que sentí su sonrisa contra mi mejilla, y la mano a mi alrededor comenzar a deslizarse por mi cuerpo, trataba de meterla en mi tunica.
- Hola, Pequeña delicia...- Su voz fue como un susurro aterrador. Eso pareció despertarme. No se lo dejaría fácil.
Aun con él a mi espalda, forcejeamos. Escuchaba a Arrax a lo legos, él sentía mis emociones, estábamos aterrados.
Tiramos varias cosas al piso. Patee todo lo que estaba a mi alcance. Rogaba que  alguien oyera todo el  alboroto. Él trataba de arrastrarme al balcón.
Volvió a hablar, había tanto desprecio en ella.
- ¡Quédate quieto! Puta bastarda. - Me dijo Puta Bastarda. Puta Bastarda . Puta Bastarda.
Mierda de alfa. Poco a poco  reemplace el miedo por enojo, ira, desprecio.  Sentí mi sangre caliente y vibrando. Coloque un pie detrás de uno de los suyos, alce mi brazo y le dí un codazo en la cara mientras lo empujaba. El cayó. Yo también. No tenía sentido  gritar. No había visto guardias cerca de mi puerta. Tampoco tenía tiempo. Así que me abalance sobre él. Seré muchas cosas, pero no un cobarde.
Qué sea la voluntad de los dioses.
Rodamos en el piso. Hicimos un desastre en mi habitación. Sus golpes eran fuertes.  Me dí cuenta de que evitaba golpear mi rostro. Lo que era muy raro. Solo apuntaba a mi  pecho, estómago y hombros. Pensé en eso y en que quería llevarme al balcón. Y caí en la cuenta de que pensaba raptarme, para entregarme a alguien más. Que seguramente pretendía meterme a su cama. Si quería matarme ya lo hubiera hecho. La espada de madera del otro tipo... Tenia sentido ahora.
Sentí mi sangre hervir, esto era aún peor. Prefería que hubieran venido a matarme. Arrax rugía más fuerte. Sin dudarlo elegiría morir antes que una humillación así. Solo porque soy un Omega piensan  es lo único para lo que sirvo, que soy débil, pequeño e inútil, que harían lo que quieran conmigo.
Que se jodan todos. A la mierda con todos. No sé cómo lo hice pero nos gire, quedé sobre él y usé mi puño derecho. Me había servido contra mi hermano hace algunos días, pero en ese entonces fue por una tontería. Ahora sí estaba enojado. Lo golpee varias veces en el rostro.  Creo que no esperaba algo así, porque se paralizó. Y lo aproveché. Apunté al ojo, a la nariz y a la boca. Maldito alfa miserable. Lo hice sangrar bastante. Hasta que reaccionó y me empujó a un lado. Se levantó. Mucho mas furioso. Llegó a mí antes de que me levantará por completo. Su puño impacto en un costado de mi cabeza. Eso me desestabilizó. El mundo daba vueltas. Me agarró del cabello. Y se acercó a mi.
-Mierda de omega, asi que te gusta jugar rudo....- Escupió sangre. Empujó mi rostro contra la pared. Mi labio se abrió. Sabía que mi otra daga estaba en mi antebrazo derecho. Pero el mundo giraba. Me estaba costando mucho enfocar mi visión.
Me apretó entre sus brazos de nuevo, y comenzó a arrastrarmeal balcón. Traté de resistirme, me sujeté varias cosas a mi alrededor, todo lo que pude alcanzar termino en el piso.  El gran espejo de mi cuarto cayó. Eso sí debió oírse desde afuera.  Aunque parece que no hay nadie cerca. Resistí cuando pude. Pero su fuerza era mayor. Finalmente se harto de eso, y me dió una fuerte bofetada. Una de sus manos sujetó mi mandíbula de forma violenta. Creí que la rompería. Los dedos de su mano estaban muy cerca de mi boca... Levantó  mi rostro y colocó algo filoso en mi cuello. Crei que era una navaja. Y tuve razón.
- Óyeme muy bien puta. Vas a hacer lo que te diga. Si gritas, pasaré mi navaja por tu dulce carita. ¿Oíste? - no respondí. Es más, traté de morder uno de sus dedos.  No lo logré, y él se rió.
- Oooohhh tranquilo. Jajajajja. Ya le daremos un buen uso a esa linda boquita.- Creeme, gatito. Te daré la oportunidad de gritar cuánto quieras...- Luego lamió lentamente mi mejilla derecha. No sé qué fue más sucio, sus palabras o su asquerosa lengua en mi piel.
Pero me calmé, necesitaba atraparlo con la guardia baja. Sorprenderlo. Y solo lo haría si él creía estar en control.  Así que hice lo que él esperaba de mi, comencé a lloriquear, y a suplicar piedad. El reia. Bien. Lo logré. Y lo seguí.
Llegamos al balcón con él mucho más confiado.  Vi las gruesas sogas a un lado. Treparon hasta allí. Yo ya no forcejeaba. Era el momento. Mi única oportunidad.
Le dí un codazo en el estómago. Se quejó, lo sentí encorvarse detrás de mí, pero no  se alejó lo suficiente para soltarme. No tuve opción más que tomar su navaja con la mano izquierda y alejarla de mi cuello.
Al mismo tiempo coloqué mis piernas en las barandas y me incline hacia atrás. Eso lo desestabilizó y caímos de costado. Tardó un momento en entender que todo fue planeado. Me miró con odio y de nuevo se abalanzó hacia mí, no se dió cuenta que ahora  yo tenía su navaja. Al alejarla de mi cuello, se clavo en mi mano. Ni siquiera sentí el dolor de mi mano, solo la saqué de allí y la empuñe.  Estaba justo encima cuando la deslice profundamente por su garganta.
Todo lo que pude ver fue sangre.
Es una imagen que no olvidaré. Sus ojos sorprendidos. La sangre caliente cayendo directamente en mi rostro y tunica. Ya yendo hacia el extraño, se desplomo sobre mi. Era pesado. Un alfa grande y pesado.
Yo solo temblaba. Mis nervios y respiración eran un caos. Su sangre me empapaba. Mi corazón iba a estallar. Tardé unos momentos en reaccionar y quitarlo.
Arrax estaba cerca. Lo sentía furioso. Me agarre como pude del balcón y me paré. Me temblaban hasta las piernas. Debía pedir ayuda. Traté de caminar algunos pasos, pero terminé por desplomarme a los pies de mi escritorio. Me quedé allí. No entendía nada. Quería llorar y  gritar. Pero a duras penas podía respirar. Comencé a escuchar gritos y golpes. No podía enfocarme.
Lo último que oí fue la voz de padre. Y supe que si él estaba cerca, todo estaría bien. Daemon siempre nos cuida. Fue lo último que pensé. Antes de cerrar los ojos.
Ahora  estoy aquí, escondido bajo las mantas.
Fue horrible tener  que revivir todo eso de nuevo. Pero como pude les conté todo. Ambos escucharon todo, pero me alteraban sus emociones. Estaban muy furiosos.
Aún sentía los golpes en el pecho, y mi mano izquierda estaba vendada. Dolía bastante. Requirió muchos puntos de sutura, según lo que dijo madre.
Estaba muy cansado, herido, y como mis desgracias no fueran suficientes, ahora también totalmente humillado por lo que decía madre.
Lo saben. Ambos lo saben. Saben quién es mi alfa, mi pareja.
Descubrieron su nombre, escrito con mi letra en un dibujo bastante viejo. Muy infantil y tonto por lo que describieron que había en él. Ni siquiera recordaba que había hecho un algo así. Lo peor es que no hizo falta que mostrarán el dichoso dibujo.  De hecho Daemon dijo que le sacaría provecho. No quise preguntar más.
Debo trabajar más en mis reacciones, no puedo ser tan evidente. Ya que cuanto madre dijo su nombre me paralice, y no sé qué expresión puse en mi rostro, pero supieron que era verdad. No soy bueno mintiendo. Omitiendo información si. Mintiendo no.
-Lucerys, lo siento, pero debemos hablar de esto ahora cariño. Estamos en guerra, debemos aprovechar el tiempo. Y esto es muy importante para nosotros.- dice ella. Yo me hago bolita. Luego la oigo hablar con Daemon en susurros.
Qué vergüenza. Siento que mis ojos se humedecen. Nada nunca sale como planeo.  No quiero hablar de él, no puedo decir su nombre en voz alta sin llorar. Simplemente duele demasiado. Y no quiero hacerlo frente a mi madre. Frente a Daemon. Sería patético. La puerta se cierra. ¿Se rindieron? ¿Se fueron?
Las mantas desaparecen con un solo tirón. Claro que no lo hicieron.
-No vas a escapar de esto mocoso. Te guardaste algo muy importante  durante años y  te llegó la hora. - Él no va a ceder. Reuno la poca dignidad que me queda, me siento lentamente  en la cama y miro a mi madre.
Pero ella no está aquí. La puerta está cerrada. Estoy solo. Encerrado con padre. Y está enojado. Por los siete infiernos, ¿Qué le he hecho para que me haga esto? ¿Qué no soy su dulce niño? Esto sabe a traición.
- Mi paciencia es limitada, Lucerys . Y tú madre tiene razón, no hay tiempo. - dice él. Se ha sentado en un cómodo sillón a la  derecha de la gran cama. Parece relajado, pero sus emociones  dice lo contrario. Siento  cansancio, impaciencia, e ira en él. No es bueno. Miro de nuevo hacia la puerta. Mis labios tiemblan. Su aroma es denso. Y muero de hambre.
- Esa puerta no se abrirá hasta que yo lo decida. Así que habla de una vez.- comienza a mirarse las uñas.  Pensándolo bien, ya no tiene sentido ocultarlo. Además tengo mucha mucha hambre. Los omegas macho comemos mucho, y varias raciones al día. Sigo en silencio, evaluando mis opciones.
-¿Sabes qué? esta noche la cena fue suculenta,  de postre hubo  tarta de durazno y nuez, quizá aún quede un poco ... - Viejo zorro dijo el abuelo. Cuánta razón tenía. Parece leerme los pensamientos. Me cubro el rostro con las manos. Fue un golpe bajo.
-Eso es cruel padre, sabes que muero de  hambre. No comí nada desde la cena de anoche.- Creo que podría llorar solo por esa tarta.
- Anteanoche querrás decir. Estuviste inconsciente casi dos días. -  Bajo mis manos y lo miro. Qué raro.
- Pero... No recuerdo que me hayan golpeado tan fuerte. - digo frunciendo el ceño. Fue una pelea dura, pero no tengo heridas graves. Solo un corte en la mano y algunos golpes.
- No lo hicieron. - se reclina en el sillón y cruza las piernas.-  Tu cuerpo colapso por el esfuerzo, y reciente celo. Necesitabas descansar, y  lo hiciste. Ya despertaste. Ahora habla.-  Nunca pierde el tiempo. No me queda  nada que esconder. Saben su nombre.
- ¿Qué quieres saber? Su nombre ya lo tienen...- digo lentamente.
- ¿Cuando lo conociste?-  él comienza. Retuerzo mis manos.
- En el onomástico del abuelo. No recuerdo cuántos cumplía él, pero fue el único al que madre y yo fuimos solos. Yo tenía 7 entonces. -
-¿Cómo fue?-  tomo una de las almohadas y la coloco en mi regazo. Necesito tener algo en las manos.
- Madre estaba saludando a los lores de varias casas. Él estaba junto a su padre. No hablamos  casi nada. Solo nos presentamos.-
- ¿Fue cuando te reclamo? ¿O eso fue luego?- Terminaré llorando en  este interrogatorio. Estoy seguro.
- Esa fue la única vez que nos vimos.- digo en un susurro, y aguantando las lágrimas .- Cuando ya nos despedimos, y madre y yo volteamos, el dijo "Mio". Lo oí claramente. Eso fue todo. No volvimos a vernos. Lo juro.- me siento tan patético.
- ¿Solo dijo una palabra? ¿Nunca tocó nada? Díme la verdad Lucerys.-  Eso me altera, mi cara arde.
- ¡No!  Dioses... no lo hizo. Nunca nos tocamos. Ni siquiera al saludarnos. A penas estuvimos a un metro de distancia, es la verdad padre...- aclaro lo más rápido que puedo.
-  Bien.  Ahora, ¿Porque no nos  dijiste nada? Ni siquiera tu madre lo sabía.- Eso era más difícil de explicar.
- No lo hice a propósito, o porque no confiara en ustedes, pero es que recién lo entendí hace unos años.  Y sólo fue por  leer los libros del abuelo. Para entonces ya ...- aprieto mis labios. El nudo en la garganta se cierra.
- Para entonces ...¿Ya qué?- ha puesto su mirada filosa. Inhalo y exhalo.  Sigo jugueteando con los hilos decorativos del almohadón. Mis manos tiemblan levemente.
- Para entonces, cuando descubrí que teníamos un vinculo inestable, quise averiguar sobre él. Ver si podía contactarlo, por mi cuenta. Una de las criadas conocía a alguien que vivía en El Árbol de los Cuervos. Así que ella me ayudó. - odio esta parte. - Resulta que ya tenia pareja, y estaba comprometido.  Eso fue hace dos años. - Limpio mi nariz. El llanto es inevitable. - Ahora ya debe estar casado.- digo despacito. Ya no me quedan fuerzas.
- No tenía sentido decirlo. Y además sabía que pronto me comprometerían  con Raena. No quería causar más problemas.-  hacemos una pausa.  Lo cual agradezco. Hay un largo silencio luego de eso. Padre frunce más su ceño, baja la mirada, descruza las piernas y se inclina hacia adelante. Apoya los codos sobre las rodillas,  junta las palmas acerca su rostro. Parece muy concentrado en sus pensamientos. Pero sé que esto aún  no termina.
- ¿Estás seguro que es tú alfa?- pregunta muy quieto y sin mirarme.
- Si, lo es. Es él. Lo sentí desde que cruzó las puertas de la Fortaleza roja, padre.  Fue... como recibir un flechazo. Sabía que él era mío aún antes de estar cerca. Su aroma quedó grabado en mi memoria. -  y repetir su nombre era lo único que me calmaba en mis celos. Pero eso no iba a decírselo. Él asiente pesadamente.
-¿Qué hay con los dolores?- Éste hombre es brujo.
- ¿Cómo lo sabes?-
- Solo lo sé, Lucerys.  Y no desvíes el tema. Estamos cortos de tiempo. Ya dilo todo.- Esto no va a gustarle. Suspiro antes de comenzar.
- Me duele el pecho. Bastante.- digo, frotándolo.- Siento picazón en la piel, la ropa me molesta mucho, casi siempre  duermo desnudo por eso.  Tengo más frío que antes, y a veces mis manos tiemblan. Me cuesta controlar mi aroma. - Hago una pausa tratando de recordar todo. Quiero que esto acabe, necesito tarta de durazno y nuez. - También sé que mi carácter cambia mucho últimamente. Pero no puedo evitarlo. El otro día me altere tanto que pelee a golpes con Jace ...-  Ya le pedí disculpas a mi hermano, ni siquiera recuerdo porque fue.
-  Si, lo sé. Le diste una buena paliza. No sé qué diablos pasó entre ustedes, pero tú hermano no se enojó, y todos vimos que tienes un buen gancho derecho. Ese miserable alfa en tus aposentos también lo supo, por lo que ví. Le destrozaste la cara a golpes.  Bien hecho .- parece muy divertido al hablar de algo tan horrible. - ¿Eso es todo?- pregunta.
- Si. No recuerdo nada más.- miro fijamente los dedos de mis pies.
- Bien.- dice poniéndose de pie.
- Padre, ¿A dónde vas?- siento mis manos temblar más. Las cierro en puños.  Pero las ve. Vuelve a sentarse. Toma mis manos y las envuelve entre las suyas. O mis manos son muy pequeñas, o las suyas son gigantes. Luego me mira y habla con toda la tranquilidad del mundo.
- Iré a buscar al desgraciado de tu alfa y le daré una buena paliza, obviamente.- dice. Hasta el último de mis cabellos se erizó.
- ¡Siete infiernos! ¡No! No padre, por favor, no lo hagas. Evitame tal vergüenza. - le ruego.
- ¿Porqué sentirías vergüenza tú? Él es el miserable que te reclamo y se fue. Debería dar gracias a los dioses de rodillas por ser tu pareja. Y porque yo no lo supiera antes,  pues su cabeza no seguiría unida a su cuerpo ahora.- negué con la cabeza. Padre era imposible cuando se enojaba.
- De todos modos es tarde, ya debe estar casado. No tiene sentido exigirle nada ahora. -
-Lucerys. Necesitas un alfa dominante para estabilizarte. Tú lo necesitas a él. Esa es la única verdad que importa. O solo vas a empeorar. ¿Entiendes eso? -
- Lo se padre,  pero aún así, por favor, no lo hagas. Tal vez  él tampoco sabía lo que pasaría al crecer, ambos éramos muy cachorros. Yo tardé años en comprender nuestro vínculo, puede que él también.  Ahora ya es muy tarde. De verdad, ya debe estar casado y con bebés, no quiero destruir una familia.- estaba desesperado por convencerlo. Él me suelta las manos. Y se las pasa por la cara. Está cansado y frustrado.
- Hijo, lo necesitas. Tu cuerpo está colapsando,  tus celos son peores que los de la mayoría de los omegas, y ahora tienes varias afecciones más.  Necesitas aparearte con el miserable ese. Solo con él tus hormonas se calmaran. Ni Raena, ni ningún alfa, sea dominante o no podrá ayudarte con eso. ¿Lo entiendes?-  el pecho me duele más.  Padre no suaviza las cosas nunca.
-Lo sé, pero podré sobrellevarlo. Lo he soportado por años. Puedo hacerlo. Por favor padre. Nada tiene por qué cambiar.- lo miré con ojos llorosos. Era mi último recurso. Suspira con hartazgo.
- Todo cambió, porque ahora sabemos la verdad de lo que te ocurre. ¿Crees que tu madre  y yo  nos cruzaremos  de brazos sabiendo cuánto sufre nuestro cachorro? O lo buscamos a él, o a otro alfa dominante. Esas son las opciones. - Me quedo paralizado. Ninguna opción es buena.
Lo único que puedo hacer es mirarlo entre lágrimas. Él cierra los ojos resignado. Luego se levanta y se sienta en la cama junto a mi.
- Eres un mocoso muy mimado ¿sabes?- Padre me envuelve en sus brazos y yo me derrumbó en ellos. Es tan grande. Puedo  desaparecer en su pecho. Coloca su cabeza sobre la mía.
-Pero hay ciertos datos que no concuerdan. Tengo cosas que investigar. Prometo que cuando lo vea no lo mataré. - eso era algo.
-¿Qué cosas vas a investigar?-
- No seas metiche. Es lo maximo te diré-
- Por favor, no vayas a buscarlo. -  Mis nervios están de punta.
- Le  dió su lealtad a tu madre. Es nuestro aliado. Tiene un gran ejercito con fama de buenos guerreros. Ahora mismo la casa  Blackwood y la Tully están preparándose   para enfrentarse a las tropas del miserable Borros Baratheon. - Padre me aprieta un poco más luego de decir ese nombre como si fuera un insulto.
- Han llegado cuervos de muchos lugares, la guerra no espera a nadie, y pronto  partire a  tomar Harrenhal, para poder  reunir nuestras tropas allí.  Según la carta de lord Tully, su ubicación me queda de camino. Como Rey consorte debo apoyar a los aliados de tu madre.  - dice con un tono casi divertido, casi peligroso. Ohh no. Esto no es bueno.  Daemon lo buscará. No importa lo que haga o cuánto suplique. Lo hará de todos modos. Solo queda ...
- ¿Me prometes, padre, que no le harás daño?.-  uso el tono mas dulce que tengo.  Con mucho esfuerzo saco mi cabeza de nuestro abrazo para mirarlo y también usar mis ojos para convencerlo. El rie.
-No lo mataré.- dice con simpleza.
-Promete que no le harás daño.- Insisto.
- Te prometo que no lo mataré. Y que el daño que le haga dependerá de lo que él haga o diga.-
- ¡Padre! -
-No presiones cachorro, es lo único que puedo darte. Aún así,  los planes cambian sobre la marcha hijo, debes estar preparado. Quizá pronto les toque encontrarse frente a frente ¿Qué harás entonces?- Me mira seriamente. Lo pienso un momento. Solo una cosa viene a mi cabeza.
-Honestamente, no creo que volvamos a vernos, pero he pensado en lanzarle una flecha a la entrepierna.- Digo la verdad.  Padre se rie ante eso.  Pero aprueba mi idea.  Espero que no ocurra.  Entonces sujeta mi nariz y la presiona. Hay algo tan extraño en los gestos cariñosos de Daemon. Siempre ha tenido una mala fama. Desde antes de que yo  naciera, la gente  ya hablaba de él como alguien peligroso, impredecible y canalla.  Con nosotros no es así. Nos tomó como sus hijos desde que se casó con madre. Nos trata por igual a todos.  Sí es impredecible, tiene un sexto sentido para algunas cosas, y en general le gusta molestar solo para divertirse. Pero también es leal, cariñoso a su manera y muy protector. Son pocas las ocasiones en las que  cede a estos gestos. Recibir cariños del Príncipe Canalla, ahora Rey consorte, se siente un privilegio. Me pregunto si mi alfa será igual. Su fama es bastante parecida.
-¿Quién lo diría? Tú, una pequeña cosita dulce y mimada, es un salvaje cuando se enoja. Aunque supongo que después de lo de Aemond no deberia sorprenderme. Tu alfa no se queda atrás,  con su  reputación de loco sanguinario.  Porque creo que estarás al tanto de la fama que se carga ¿No?- Siempre, siempre leyendo mis pensamientos. Debería acostumbrarme.
- Lo sé. Hay muchos rumores sobre él.- frunzo el ceño.- ¡Y no soy  ninguna cosita! Anoche, digo anteanoche asesiné a dos hombres. -  Eso debía mejorar mi fama, ¿No? Solo asiente, muy divertido.
- Tienes razón. Puede que seas mi pequeño cachorro dulce y muy mimado, pero eres feroz y valiente. También tienes un carácter de mierda como el de Caraxes cuando te enojas. -  hace una pausa, luego me mira  con un brillo cálido en sus ojos violetas, palmea mi espalda dos veces. -Bien hecho, por cierto.  Te defendiste y mataste a dos alfas tu sólo. Estoy orgulloso .-  Algo en mi se siente tan cálido por sus palabras. Se ha levantado. Sacude mi cabello una vez más.  Lo veo caminar hacia la puerta. Y también me levanto y camino detrás de él.
- Padre. - él voltea,  yo lo abrazo de nuevo, y más fuerte que antes. Mi rostro está sobre el centro de su pecho. Madre dijo que debemos aprovechar el tiempo.- Tenía mis dagas escondidas en mi ropa como dijiste. Recordé todo lo que me enseñaste. Si pude pelear con ellos, fue porque tú me enseñaste a hacerlo. Estoy vivo gracias a tí - lo digo despacito,  él me devuelve el abrazo lentamente. - Gracias...-
Daemon guarda silencio.  Su aroma me envuelve. Es tan cómodo estar asi. Me siento muy, muy seguro, tranquilo y calentito. Por eso me gustan los abrazos. Luego él besa mi cabeza al tiempo que oímos a la puerta abrirse.  Reconozco el sonido de esos pasos.
Madre ha vuelto, la veo sobre el hombro de padre. Nos mira unos instantes y sonríe. Tengo mis ojos en ella cuando nos separamos y él vuelve a hablar.
- Por cierto, no sabía que eras artista, cachorro.-  se aleja de mi unos cuantos pasos y saca algo de entre su túnica. Es una hoja de papel. La abre, la analiza un momento y me mira con burla. Voltea el dibujo. Mis ojos se abren todo lo que pueden. Pero en qué demonios habré estado pensando al dibujar tal cosa. Siete infiernos, me ha condenado un simple dibujo.
-Lindos corazones mocoso.- la sangre se me sube al rostro.  Automáticamente intento arrebatarselo. Pero el alza su brazo.  Y es inútil. Daemon es muy alto. No podré alcanzarlo.
-Devuélveme eso  padre, ¡es mío!- digo aún saltando a su alrededor.
- Pero claro que no, es oro puro. Le sacaré provecho.- dice riendo. Miro a mi madre por ayuda, pero ella solo niega con la cabeza. Padre aprovecha mi distracción para volver a guardar el dibujo. Dioses. ¿Nunca podré anticiparlo?
Aún riéndose de mis desgracias, se acerca a madre.  Juntan sus frentes, le dice algo que solo ella oye. Luego besa su mejilla y cruza la puerta.
Madre se acerca a mi.
-¿Estás bien, cariño?- pregunta, me acaricia los brazos guiandome  de nuevo a la cama.
- No madre, quiero mi dibujo. Debo recuperarlo, es muy tonto y vergonzoso. Padre me torturara por siempre.- digo de mal humor .-  Y además  ya todos lo saben.- digo con pesar. 
-  Bueno, respecto al dibujo, yo creo que es muy bonito. Es inocencia pura, cariño. Y créeme que lo quería para mí. Pero Daemon me ganó de manos. Confiemos en que hará algo bueno con él. Y sobre lo otro, solo nosotros dos lo sabemos.  - Ambos nos sentamos en la cama. Lado a lado.
- Así que mis hermanos y los abuelos aún no lo saben. Jace hará un escándalo cuando vuelva. - amo a mi hermano. Pero a veces  me asfixia con su sobreprotección.
-Seguramente, pero esto no se trata de él. El vínculo es entre dos personas. Solo tu y Lord Blackwood decidirán sobre él, lo prometo. - no puedo evitar tensarme al oirla decir su nombre. Suena tan bonito...
- Por ahora nadie más lo sabe. Queríamos hablar de esto contigo primero.- Unas criadas entran por la puerta, traen varios platillos con  comida. Comienzan a acomodarla en la mesa cerca de nosotros. Ahora que recuerdo bien, esa mesa no estaba ahí antes, madre debió pedir que la trajeran para que no vaya hasta sus antesalas. Todavía hace bastante frio. Desperté ya después de media noche. Estamos aún en la madrugada, diría yo.  Madre no parece tener intencion en dejarme salir de aquí aún. No me importa, la comida huele deliciosa. Al fin, los dioses son buenos.
-Creo que tienes hambre, así que aprovecharé eso. Hijo, quiero que antes de que comas, hablemos de  algo muy importante tu y yo. - la miro totalmente desconcertado. Las criadas  se retiran en silencio. Puedo oler la tarta de nuez... Creo que me está torturando. Las emociones de madre son de tranquilidad y alegría, como siempre que estamos solos, pero hay algo extraño en ella, siento una fuerte ola de desicion. Algo trama.
- ¿Estás enojada conmigo? Muero de hambre madre, ¿qué puede ser más importante que la comida?-  ella sonríe de lado.
- El sexo, cariño. - dice muy segura. Y yo inhaló fuertemente. Estoy negando con la cabeza y las manos antes  de darme cuenta.
- Oooohhh no madre, no de nuevo. Por favor no. No quiero hablar de eso. No es necesario. Mejor vayamos a comer. Muero de hambre. Quiero  tart-
- Mi niño, vamos a hablar de esto ahora.  Luego comerás todo lo que quieras. Lamento hacerlo de este modo, pero de lo contrario tú hayaras  la forma de escaparte de nuevo. Esto es importante Lucerys. No morirás de hambre, serán solo unos minutos.-  La veo horrorizado. Esta no es mi noche. Definitivamente. Miro hacia la mesa,  quiero llorar de nuevo. Siempre he evitado hablar y saber de eso. Al ser el único Omega en la familia no lo vemos de la misma manera. Para ellos es algo simple y natural, para mí no. Soy más sensible respecto a eso.
- Siempre serás mi pequeño cachorro. - acaricia una de mis mejillas - Pero ya has florecido. Tienes un alfa vinculado. Y  ya sea que estén juntos o no, tú debes saber sobre el tema. Ya tienes edad.-  La verdad es que si tenía curiosidad. Solo sabía muy poco de la mecánica del asunto. No los detalles. Pero no podia hacerlo ahora. Acabo de tener una charla muy incómoda con Daemon. No  soportaré esta. Necesito comida urgentemente. Pero ella está decidida, no va a dejarme escapar hoy. Ambos se pusieron de acuerdo. Espero que por muy bochornosa que sea la charla, termine rápido.
- No hace falta, él no está aquí. - señaló lo obvio. Rogaba convencerla.
-No es el único con el que podrías hacerlo bebé. Yo también tuve tu edad. Pero mi madre había muerto sin nunca hablar del tema conmigo. La explicación de los maestres se limitaba a la simple biología, y trataban el acto como un aburrido ritual. Así que me tocó averiguar todo por mi cuenta. Eso no te pasará a tí. - Yo solo la miro y asiento. Respiro profundamente. Esto va a ser muy incómodo. Ella empieza.
- Lo primero que tienes que saber, es que no por ser un omega  es una obligación complacer a tu alfa, o a cualquier otro. Nunca debes hacerlo si no te sientes a gusto y preparado para eso. ¿Si?- dice mirándome fijamente.
- Si madre.-  no puedo decir más.
- Bien. A pesar de que toda la experiencia es mucho mejor si sientes algo por la otra persona, no es una obligación. Aún así, la seguridad de una pareja en la intimidad es lo mejor que puedes tener.  Te relaja, da confianza, y eso lo hace más placentero.  Estando cerca, los besos, abrazos  y caricias son muy importantes, harán que tú cuerpo sienta calor, y reaccione por instinto.  Eso es  indispensable en tu caso, porque así tú sexo comenzará a lubricar. - cierro los ojos con fuerza.- Y el lubricante es el líquido transparente que brota de tu entrada  cuando estás muy exitado. Lo has sentido en tus celos. ¿Verdad? -  No puedo sentir más vergüenza. No crei que  diría tantos detalles específicos. Solo afirmó con la cabeza. Ella sigue.
- Mirame, cariño. No hay nada de malo en hablar de esto. El sexo es  muy natural. Y es algo que debes saber. Puede que yo sea una alfa. Mis experiencias han sido un poco diferentes. Pero puedo guiarte en esto. -  Trago saliba y vuelvo a mirarla a los ojos. 
- Si madre .- hablo en susurros.
-Bien. Como decía, el lubricante tiene cierto aroma y sabor exquisito que atrae a los alfas. Pero su principal función es suavizar e hidratar tu interior, para que el miembro de tu pareja no te cause tanto dolor al ingresar.- Siete infiernos.  Inconscientemente aprieto mis piernas. Mi cara debe ser colorada como una fresa.
-Ahora quiero saber algo. ¿has dejado que alguien más te toque allí abajo? - qué diablos...
- ¡Madre! Por los dioses. ¿Cómo preguntas eso? No, no he hecho nada con nadie. - digo totalmente escandalizado.
- Solo preguntaba, creí que tú y Raena talvez...-
- No, no hacemos nada de eso. Sólo nos queremos y llevamos bien. Pero no tenemos una  relación así .-
- Ohh mi niño...  ¿Entonces eres puro?- bajo los ojos y respondo sinceramente.
- Sí... nunca nadie me ha tocado. - digo volviendo a tomar el almohadon.
- Bien, entonces esto es muy importante.
Bebé, en los niños omegas cómo tú, es necesario que tu alfa te prepare adecuadamente.- no entiendo.
-¿Que  me prepare qué madre? No entiendo.- ella me mira divertida.
- Cariño,  jamás debí dejar que te saltearas esas clases con los maestres. - me pellizca la nariz, luego explica todo.
- Él debe meter  sus dedos en tu interior con mucho cuidado. Y moverlos, para que tus paredes internas cedan de a poco. Como seguro tú lo haces en tus celos.-  Aparto la mirada. Cada palabra es más vergonzosa que la anterior.
- La gran mayoría de las veces no recuerdo lo que hago en esos días, madre.-  me recuesto en sus faldas. Siento que podría desmayarme. Ella acaricia mis rizos. Enrrieda  sus dedos en ellos.
- No sabía eso cariño. Pensé que tenías una idea. - Soy un estúpido. Debí  ir a esas malditas clases con los maestres, y leer el capítulo final de libro del abuelo.
-Pero no importa. Sigamos. Cómo decía, es algo importante, debe hacerse, ya sea que lo haga tu pareja o tú mismo.  Mueve tus dedos hasta que sientas que la  resistencia en tu interior es menor.  Sólo entonces, el alfa intentará meter su miembro dentro de ti. - Dioses...
- Deben ser cuidadosos Lucerys. Más si no lo has hecho nunca. Y no puedo hablar como Omega. Pero he oido decir que la primera vez de un Omega varón con un alfa duele un poco más que a las mujeres.- Genial. Siempre me toca lo peor.
-Es inevitable. Si tienes suerte, tu alfa te consolará y será  cuidadoso. - se inclina, siento un beso en mi sien.- El miembro de los alfas, más el de los dominantes, suele tener un tamaño considerable. Puede que pienses que no tendrás lugar para algo así. No te desesperes, con paciencia y cuidado, tu cuerpo cederá. Pero hay una pequeña membrana en tu interior, su miembro deberá romperla para ingresar completamente. Puede que sangres un poco. Sólo debes calmarte. Tu pareja deberá esperar unos momentos, quedarse quieto dentro de tí.  Hasta que te adaptes a él, y el dolor disminuya un poco. - Hasta mi respiración es lenta ahora. No puedo ni imaginarme haciendo algo asi. Al menos aquí, recostado en sus faldas no tengo que mirarla a los ojos.
- Recuerda, calmate y respirar tranquilamente. Cuando te sientas mejor, él podrá  moverse. Lo hará hacia adelante y hacia atrás, muy profundo dentro de tí. Su miembro no saldrá todo, aunque lo parezca. Solo se retirará un poco y luego volverá a entrar. Eso te causará mucho placer. Tu cuerpo reaccionará sólo.
Puede realizarse en varias posiciones, cariño. Pero creo que para tu primera vez,  sería mejor que tú te recuestes boca arriba, y él esté sobre ti. Estarás más cómodo asi. -  Siento mis manos temblando. Esto es aún peor que la charla con padre. Siete infiernos, madre no se detiene.
-Eso puede durar bastante tiempo. Pero llegarán a un punto en que sientas que ya no puedes más. Que tú cuerpo parece querer estallar. Sentirás cierto hormigueo en algunas partes del cuerpo. Y cuando ocurra, no temas. Es algo normal. Se llama climax, y solo ocurre cuando sientes mucho placer. - nunca oí de eso.
- Eso... ¿nos pasará a ambos por igual? - mi voz es un hilo.
- Puede que sí, puede que no. Las personas, somos diferentes, bebé. No todos sentimos placer por las mismas cosas. Con el tiempo descubriran lo que causa placer en ustedes. Quizá uno de los dos tarde un poco más en llegar al climax. Pero cuando sea el suyo, debes estar preparado. Su miembro expulsará su semilla en tu interior. Es un líquido blanco, espeso y caliente. Luego, la base de su miembro se expandirá, aún estando dentro de tí. Eso es el nudo. - leí sobre eso.
- Suele doler bastante. Su función es unirlos más. Que su miembro se sujeté firmemente a tu interior, y su semilla no se desperdicie. La punta de su miembro se sujetará a tu útero, allí se hinchará un poco, será bastante molesto, luego derramará sentirás su semilla llenarte.  Todo con el propósito de asegurar la concepción.
La descendencia de la pareja. El nudo tarda unos minutos en deshincharse. Deben estar quietos y cómodos mientras eso pasa. Moverse así sería doloroso y podrían hacerse daño.  Pero tomar su nudo no  es algo necesario, puede que él alfa salga de tí justo antes de que se forme. Y evite venirse dentro de ti.-
- ¿Porque haría eso? - suena muy extraño.
- Quizá no quiera arriesgarse a tener cachorros aún. O el Omega no quiera experimentar el nudo. - solo vuelvo a asentir, madre continúa.
-Ese sería el momento justo en el que tu alfa debería morderte. Cerca de aquí.- Señala la unión entre mi cuello y mi hombro. Y siento cosquillas allí.
-Eso dolerá, bebé. Puede sangrar bastante. Pero la saliba del alfa te aliviará. Tardará unos días en cicatrizar. Debes entender que luego de la mordida, ya no hay vuelta atrás. Estarán completamente vinculados. Y ese vínculo solo se rompe con la muerte de alguno de los dos. Además del hecho de que se necesitarán mutuamente.-
- Para los celos ¿Verdad?.- la siento reír.
- Para todo, cariño. No sólo durante los celos. Cómo ya dije, el sexo es algo muy natural. Pueden practicarlo siempre que quieran. No sólo durante los días de calor.- me siento más estúpido ahora.
  - Pero una vez enlazados, hacerlo con él será lo único capaz de aliviar tus celos.
Recuerda que cada vez que lo hagan, y él te anude, hay posibilidades de un embarazo, Lucerys. Si ambos están listos, pueden concebir cachorros. Pero si no lo están, debes tomar el té de  luna a la mañana siguiente, a más tardar al otro día. No lo olvides. Solo funciona si lo tomas dentro de pocas horas luego  de haberse apareado.- luego guarda silencio. Creo que al fin ha terminado esta charla. No negare que mi madre me ha explicado detalladamente cosas que no sabía, y  los libros no mencionaban. Pero aún así ha sido el momento más vergonzoso de mi vida. Hasta ahora.
Me incorporo lentamente.
- Dijiste muchas cosas que no sabía, madre.  Gracias. Por obligarme a hablar de esto, aún contra mi voluntad. - al fin la miro y le dedico una sonrisa.
Ella me mira con su expresión tranquila. Luego coloca sus manos a los lados de mi cabeza.
- Tú siempre serás mi  pequeño cachorro, mi dulce niño... Pero no puedo negar que ya has creído. Has florecido. Eres un jovencito muy hermoso Lucerys. Un Omega precioso. Puede que este Lord Blackwood te haya reclamado hace años. Pero si él no está interesado en tí, que se vaya a los siete infiernos.  Si prefiere a alguien más por sobre ti, de verdad está tan loco como dicen. Y si llega a lastimarte, podemos soltar a Daemon, y problemas resuelto.- ambos reímos de eso. Luego siento un poco de tristeza. Madre habla como si hubiera oportunidad.
- No creo que haya oportunidad para nosotros dos, madre. Y todavía no me siento listo para elegir a alguien más. Honestamente nadie ha llamado mi atención aún. No siquiera por simple atracción.- es verdad. Digo jugando con mis manos.
- Bueno, nunca sabemos los que nos traerá el futuro cariño. Puede que los dioses aún nos sorprendan. - me dice con una expresión extraña en su mirada.
- ¿Por qué lo dices así? - ella se levanta y evita mi mirada. No responde. Algo sabe. Algo esconde.
- Creo que es suficiente por hoy, mi vida.  Ven, te acompañaré a cenar. - Ambos nos sentamos en la mesa.
-Madre ...- ella no me mira, y  comienza a acercarme  diferentes platillos.
- Vamos a cenar.  Apuesto a que estás hambriento, tus hermanos y hermanas estarán felices de verte despierto mañana. Tus abuelos también. Jace aún no ha vuelto, pero confío en que lo hará pronto. - comienza a divagar.  Mencionó a mis hermanos y a mis abuelos.
Falta alguien.
- ¿Y padre?- Ella se queda en silencio. Y yo tengo miedo. Justo en ese momento se oye un rugido y el aleteo de un dragón . Es Caraxes. Está alejandose. Los dioses sean buenos..  Siento que voy a desmayarme. Todo ha sido simplemente demasiado. Me tambaleó, ella se alarma y me sujeta la mano.
-Todo está bien. ¿Si? Daemon fue a seguir con nuestros planes. Debe tomar Harrenhal.-
- Y encontrar a Lord Blackwood...-  Cierro los ojos y trato de controlar mi respiración.- Es muy tarde madre, aún es de madrugada. Padre no debería volar a estas horas. Va a buscarlo. No soy tan estupido.-
- Lucerys, él solo está preocupado. Creo que dijo algo de que era parte de su estrategia,   y que hay cosas que no concuerdan. De camino a Harrenhal  parará en su campamento. Solo buscará respuesta. Y prometió que se comportaría.-
- A mí me prometió que no lo mataría madre. No que se comportaría, madre. - Le informo. Ella suspira.
- Bueno, ya no hay nada que podamos hacer. Él va a encontrarlo, y si algo sale mal, los dioses dirán quién de los dos está más loco. - trata de animarme. Me calmo solo un poco, y sonrio a medias.
Aún así me levanto de la mesa y voy hacia las puertas del balcón, están cerradas, sin dudas ya nadie en el castillo dejara dejará  sus puertas abiertas de ahora en adelante. Tardo un momento en poder abrirlas. Ese lugar me recuerda la maldita pelea en mis aposentos, pero necesito salir a fuera.
Miro el cielo nocturno.  Muy a lo lejos, aun se distingue  a Caraxes.  Siento a madre junto a mi. Tengo miedo de hacer esta pregunta. Pero  ha estado dando vueltas en mi mente. Daemon no quiso responderla.
- Madre, dime.  ¿De qué no está seguro Daemon?- hablo aún mirando a mi padre alejarse. Espero que cumpla su promesa.
Ella parece dudar. Luego toma mis manos y me hace mirarla.
- Al parecer, cariño, tu alfa no está casado, ni comprometido.  Eso es lo que Daemon pudo  averiguar de él hasta ahora. Por eso se fue. Quiere oírlo de su propia boca.- Yo estoy perdido. Mi cerebro se desconecto.  No entiendo. Él ya debería estar casado. Mi criada dijo que tenía una Omega.
- Debe haber un error. Me dijeron que ya tenía pareja. Que estaban enamorados , y que se casarían pronto. Y eso fue hace casi dos  años. - estoy tan desconcertado. Eso no puede ser verdad. Nadie dejaría ir a alguien con unos ojos azules tan bonitos como los suyos. Es imposible. Debe haber un error. Tal vez mis padres solo quieren darme esperanzas.
- Según Daemon, nunca hubo noticias oficiales de  que el nuevo Lord de la casa Blackwood se casara. Y le creo, porque tampoco he oido tal cosa. Es una responsabilidad nuestra saber lo que ocurre con los líderes de las  demás casas. Y ellos deben mantenernos informados también. Puede que haya sido solo un rumor.-  Se me llenan los ojos de lágrimas. ¿Puede ser verdad? Mi corazón se ha acelerado,  y no sé si de alegría o miedo. Madre me abraza con fuerza. No quiero pensar en esto. No debo ilusionarme así.  Nota mi inquietud y me abraza fuerte. Lo necesito tanto, porque el mundo se ha vuelto incierto. Confuso e inseguro.
- Tranquilo cachorro. Todo estará bien. Si existe una sola oportunidad para ustedes, harémos que suceda.- muevo la cabeza negando.
- No pueden forzarlo madre. Aún si no tiene pareja. Nada garantiza que quiera estar junto a mi.-
- Mi dulce niño, ¿olvidas que fue él quien te reclamó? Los alfas solo podemos reclamar a una pareja, Lucerys. Y él te eligió a ti. Recuérdalo siempre.  Y además, nadie en los siete reinos estaría tan loco para rechazar a mi  bebé. Aún él. Te prometo que seremos cuidadosos con el tema.- bien, es suficiente para mí. Yo suspiro y asiento. Miro por última vez hacia el cielo. Pero la oscuridad de la noche se ha llevado a mi padre y a Caraxes. Así que regreso al interior de los aposentos de mis padres, al fin podré comer.   Gracias a los dioses madre es mucho más tranquila que Daemon. Ella entiende. Avanzo hacia la mesa y ella camina tras de mí. Me siento y tomo los cubiertos, acerco lo primero que veo. Es carne de cordero asada con verduras, y puré de papas. Antes de poder siquiera clavar el tenedor, ella toma mi rostro y me hace mirarla una vez más. Sus ojos son una tormenta ahora. Sus emociones son intensas. Siento fuego, peligro y una desicion inquebrantable.
-Te prometo dulce niño, que llegaremos a la verdad del asunto. Nos encargaremos de tu alfa. Cómo que me llamo Rhaenyra Targaryen.-   dice de modo firme y solemne. Me equivoqué. Está tan enojada como Daemon. Después de todo son tal para cual. Esa fue tanto una promesa como una amenaza. No llego a responder, hay un golpe en la puerta. Ambos nos tensamos. Es muy tarde. No puede ser nada bueno.
-Adelante. - dice. Y un caballero ingresa con algo en la mano.
-Ser Lorent.-  madre lo reconoce. 
-Majestad, mi Principe, lamento molestarlos a estas horas.- se inclina, pero se endereza rápidamente.
- Pero ha llegado un mensaje bastante urgente, Majestad .- no explica de quién, solo se acerca y le entrega un pequeño rollo de papel a madre. Hago a un lado los cubiertos.  Ella lo lee, me da la espalda ahora. Puedo sentir sus nervios alterarse, hay sorpresa, enojo, y un poco de miedo también. Gira y mira hacia el balcón. Como si así pudiera alcanzar a mi padre. Me levanto lentamente.
-Madre qu- ella me interrumpe.
- La Triarquia... La Triarquia ha sido avistada. Son aliados de los verdes.- gira muy despacio y me mira fijamente .
- La guerra también se peleará en los mares. - ella concluye.
Hasta el hambre se me fue.

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