︵‿︵‿୨ AURORA୧‿︵‿︵
Relájate.
Bajamos del coche, y en cuanto mis piernas se mueven en dirección al edificio, enrollo mi brazo alrededor del de Hades. Ha pasado casi un mes desde que me contó que decidieron ayudarme con la venganza. Hoy, cuando mencionó por la mañana que debía asistir a la reunión, le pedí que me trajera. Al escuchar su respuesta afirmativa, casi me pongo a llorar de alivio, y una nueva sensación recorrió todo mi cuerpo.
Caminamos juntos hacia la entrada del imponente edificio, sus altos muros de cristal reflejando la luz del sol de la tarde. La seguridad en el lugar era estricta, y el ambiente estaba cargado de una tensión palpable. A medida que nos acercábamos, sentí el brazo de Hades tensarse ligeramente bajo mi agarre, un gesto que me transmitió su apoyo silencioso y su compromiso con mi causa.
Entramos al edificio, y el sonido de nuestros pasos resonó en el amplio vestíbulo. Las paredes estaban decoradas con obras de arte modernas, y el aroma a café recién hecho flotaba en el aire. Nos dirigimos al ascensor, y mientras las puertas se cerraban, Hades me dedicó una mirada de confianza que me reconfortó.
Cuando el ascensor se detuvo y las puertas se abrieron, supe que no estaba sola en esta lucha.
—Vamos —dijo Hades, apretando suavemente mi brazo mientras salíamos del ascensor—. Si no puedes soportarlo, podemos volver otro día.
Sabía que cambiaban la sala de sus reuniones frecuentemente. Hades lo mencionó cuando le pregunté por qué no se reunían en un lugar más seguro y menos a la vista de todos. Su respuesta fue: "Uno de esos bastardos lo arruinó."
No indagué más, algo me dijo que no fue una buena experiencia. Al entrar en la sala, me di cuenta de que éramos los últimos en llegar. Por un segundo, mi cuerpo se tensó, pero cuando mi vista cayó en los demás y su ropa casual, casi caigo en la tentación de abrazar a Hades por el alivio.
—¡Cuñadaa! —uno de ellos se levantó y vino hacia mí con una sonrisa.
—Ni lo pienses. —bramó Hades, guiándome al asiento vacío y ganándome en sus piernas antes de que pudiera reaccionar.
—Tacaño. —lo escucho murmurar.
La sala de reuniones era menos formal de lo que había imaginado. Las paredes estaban decoradas con posters y fotografías, dando un aire casi hogareño al lugar. Los demás miembros del equipo nos miraban con expresiones amigables y relajadas, lo que ayudó a calmar mi nerviosismo.
La primera vez aquí no fue muy agradable. Los entiendo, fue muy repentino la petición que Hades les hizo por mí. En un momento me sentí tan culpable que estuve a punto de mentirle diciéndole que ya no buscaba venganza, pero no podía mentirle de esa forma y mucho menos podría vivir tranquila sabiendo que un monstruo como él está suelto. Tuve que contenerme cada vez que Hades salía de enviarle un mensaje diciéndole si iría con los demás. Presionarlo no cambiaría nada.
Trago la bilis que insiste en querer salir.
Estar rodeada de hombres me provoca una ansiedad inquietante, pero me repito una y otra vez que estos hombres no son como los demás. No puedo faltarles el respeto comparándolos con esos animales.
—Me alegra que hayas decidido unirte a nosotros —dijo uno de los hombres, sonriendo mientras se recostaba en su silla—. Hemos estado esperando este momento.
—Traje dulces —susurré y extendí la bandeja que Hades traía en sus manos—. Quería agradecerles por su ayuda. Sé que soy una total desconocida, pero cuando Hades me dijo lo que habían decidido, supe que podía estar más tranquila.