VII

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Su corazonada nunca fallaba.

Se saltó todos los sistemas de seguridad, ahora Yujin tenía gente siguiéndola. El problema sería encontrar en qué sala estaba la señorita. En su desesperación entro a cada sala, una tras otra, con voces atrás diciéndole que se estuviera.
En un estado racional, Yujin jamás se habría saltado e interrumpido las funciones, todo lo hacía por ella.

Se escucho un estruendo.

Wonyoung estaba en la sala del fondo no había duda, corrió hasta allá. Las luces encendidas, la gente en pánico saliendo de la sala, otros se escondían en sus asientos. Busco en cada uno a la señorita, pero ya no estaba, entonces se dirigió al joven que se reunió con la señorita.

—¿Dónde está?

—¡Ella se la acaban de llevar! ¡Era un hombre robusto!

Salió corriendo en busca de tal sujeto, trato de buscar puntos en los cuales podrían pasar desapercibido, en ellos habían unas escaleras saliendo de las salas de cine, dichas escaleras bajaban al estacionamiento.

Se apresuró tan rápido como pudo y siguió los gritos de Wonyoung, incluso si correr la agotaba no se iba a dar por vencida.

Era un auto negro al que intentaba subir a la joven que hacía fuerzas.

Ese sujeto ya lo había visto antes.

Su próximo ataque fue enfocado a los puntos vitales, empezando por la nuca, la parte baja de las piernas y tirando al sujeto derribándolo con un ataque en los talones.

—¡Jini! —Gritó emocionada Wonyoung al verla, bajo del auto y corrió detrás de ella.

—¡Otra vez tú mocosa!

A pesar de ese gran cuerpo, el golpe fue tanto que perdió estabilidad y fuerza, intentó levantarse.

Ambas chicas huyeron de ahí, buscando su auto para huir, su visita al centro comercial duro muy poco, salieron lo antes posible de ahí.

—¿Ese sujeto ya lo habías visto antes? —Reclamó la rubia exaltada.

—¡¿No lo recuerdas?! —Yujin no había olvidado ese rostro. —¡Ese sujeto intento robarte el bolso la primera vez que te conocí! ¿Acaso lo olvidaste?

No respondió nada. En verdad lo olvido.

—¿Sabes por qué no me gusta tener un guardaespaldas? —De pronto Wonyoung se puso muy melancólica, tal vez lo sintió como un llamado de atención. —Todos son unos bastardos, muchos han intentado venderme, algunas veces llegué a escuchar sus llamadas con sus cómplices, es por eso que siempre me escapaba, la señora Jang confiaba en ellos, pero yo sabía que ellos tramaban algo y sabía que si no hacía algo, tarde o temprano me pasaría de lo peor, es por eso que hacía de todo para despedirlos. Tú has sido la única que ha arriesgado su vida por mi.

—Bueno, se supone que por eso me contrataron. ¿Te doy mala espina?

—La verdad no. Es diferente, me siento segura. Ahora quiero que me lleves al nuevo parque de diversiones que abrieron en el boulevard.

No le quedó más que obedecer, Yujin comenzaba a acostumbrarse a estar al pendiente de Wonyoung, ir a aquel lugar sería igual de riesgoso.

La reglas Wonyoung serían subir a cualquier atracción mientras que Yujin debía esperarla, afuera de la atracción. La verdad Yujin se sentía aliviada con esa decisión, no necesitaba más adrenalina en su día.

La montaña rusa, la casa de terror, las sillas voladoras y demás juegos que la rubia disfruto sola, su acompañante tomaba fotos para que luego su jefa las subiera a redes.

Todo era tranquilidad, al parecer eso era parte del remedio para que Wonyoung olvidará su miedo y el trauma de hace rato. En esa fracción de segundos. En el mundo de la rubia sabía que algo había cambiado, ver a Yujin le daba esa paz y libertad que me ocupaba en su vida, era de las pocas veces que disfrutaba estar sola, sin preocupaciones. La rubia estaba tan feliz disfrutando de la vista desde arriba de la rueda de la fortuna, esa gran rueda donde en el punto más alto podía ver lo grande que era la ciudad y los atardeceres, esa felicidad duro tan poco cuando la rueda llegó abajo, su mirada se fijo en la compañía que le hacían a Yujin, no pudo hacer nada a falta de otras 3 vueltas.


—¿Yujin? ¿An Yujin eres tú? —La voz del hombre capto la atención de la joven.

—¿Mark? —Yujin saludo y recibió con un abrazo, era inevitable sonreír.
Mark era un joven un año mayor que ella, que al igual vivió en el orfanato pero él si corrió con la suerte de que una familia lo acogiera.

—A lo lejos te vi y me pregunté: “¿Será o no será la niña de mis sueños?”  Me acerque un poco y reconocí tu rostro, fue inevitable venir a saludarte. Dime: ¿Qué ha sido de ti? ¿Sigues en el negocio?

Y si. Mark tenía un crush con Yujin.

—Tanto tiempo sin verte, verás deje el negocio de discos y ahora soy  guardaespaldas de la hija de una empresaria, mi deber es cuidarla, justamente la señorita se subió a está atracción.

Fue tan amena su plática. Recordaron su tiempo juntos cuando estaban en el orfanato, cuando jugaban con Gaeul, sus salidas a la ciudad, Yujin estaba agradecida con Mark por haberle ayudado a poner su negocio.

Pero Yujin olvidó un detalle.

—¡Jini! —Wonyoung corrió hasta ella, la tomó del brazo muy fuerte y miró a Mark de arriba hacia abajo juzgando sus prendas. —¿Quién es él cariño? ¿Ya le dijiste que soy tu novia?

Cómo acto final algo que nadie esperaba, la rubia tomó su rostro y besó los labios de Yujin.

Wonyoung solo quería cuidar lo que era suyo.

𝐄𝐥 𝐩𝐫𝐞𝐜𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐞𝐧𝐠𝐚𝐧𝐳𝐚 - annyeongzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora