La contemplación de mi sueño

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10 de Enero, 2016.

Ah, siento mucho haber abandonado a mi diario tantos días con una historia tan preciosa en curso. Lo que pasó en esta ocasión es que, he estado muy ocupado, las noches se han hecho cortas y los sueños profundos apenas he tocado mi cama.

Releí el fragmento de la sinfonía de nuestro primer beso, apenas he terminado de leerlo he sabido con qué parte debía seguir.

Diciembre del 2014 estaba comenzando, las clases del semestre duraban cada vez menos, así que, teníamos casi todo el día libre, pero yo evitaba irme a casa, porque ya tenía a alguien aquí con quien compartir mi tiempo.

Recuerdo que un jueves me agarraste por el brazo para evitar que saliera del salón, cuando todos se fueron, me lo dijiste nervioso, veía tus mejillas rosadas una vez más y sentía mi corazón vibrar en mi pecho.

— Minie... Tú ya me dejaste conocer a tus amigos, ¿No quieres conocer a los míos? — su usual fachada de chico rudo siempre flaqueaba cuando me veías, yo lo adoraba.

— Claro que sí, Yoonie. Vamos.

Entonces salimos de la universidad y tomamos un bus, realmente no sabía mucho de a dónde íbamos así que sólo me concentré en mirar por la ventana para resistir el impulso de besarte. De volver a sentir el amor en tu boca, de transmitirte el mío.

Siempre fui un maestro del autocontrol; yo nunca le dije a mi papá que me inscribiera en ballet, ni que no estaba dispuesto a licenciarme en algo que no me gustaba sólo para satisfacerlo, ni siquiera en los momentos donde esos deseos me hacían sentir que estaba atrapado en una vida que no me pertenecía, no cedí.

Pero por ti... Yoongi yo por ti estaba dispuesto a muchas cosas, siendo apenas el inicio.

Cuando nos bajamos lo primero que vi fue una casa que parecía abandonada en medio de un terreno lleno de maleza, me extrañé, pero antes de que pudiera pronunciar palabra tiraste de la manga de mi chaqueta y entramos. Pasamos derecho por el lugar, en efecto, abandonado hasta que pude escuchar risas, música.

Entonces empujaste una puerta que llevaba a un enorme patio cercado, con un bonito cedro justo en la mitad. Caminamos para adentrarnos y pronto cinco pares de ojos cayeron sobre nosotros.

Namjoon, Seokjin, Hoseok, Taehyung y Jungkook. Esos eran tus amigos, y esa misma tarde se convirtieron también en los míos.

Siempre había pensado que era una pieza rota de un rompecabezas, no encajaba en ningún lado, el lugar que ocupaba me incomodaba tremendamente, me obligaba a ponerme un disfraz para transformarme en un hombre que yo sabía que nunca podría llegar a ser.

Sin embargo, ese día me di cuenta de que todo el tiempo intenté encajar en el lugar incorrecto. Porque nunca me había sentido tan identificado como me sentí con tus amigos, cualquier muro de contención que hubiese construido hasta ese momento se derribó, como si hubiese una fuga en una represa y de repente la presión del agua estallara para dar paso a un río poderoso.

Supe que este era una antes y un después en mi vida. Supe que esa máscara que me había servido de protección ahora tenía una parte rota, supe que ya sería muy difícil volver a esconder a ese Jimin de siete años que veía el Lago de los Cisnes desde la banca en la cancha de fútbol y que practicaba en su habitación, cuando todo el mundo dormía en su casa. A ese Jimin de diez años que se emocionó cuando escuchó que el matrimonio igualitario era legal en Canadá y luego se quebró cuando su papá pisó esa emoción con su veneno. A ese Jimin de diecisiete que había recortado ese artículo en el periódico para decirles a sus padres que ya sabía lo que iba a hacer en cuanto se graduara del colegio. A ese Jimin que te besó en el autocinema.

In the end | JimSuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora