In the end | JimSu

Sinfonía del primer beso

5 de Enero, 2016

Perdóname, ayer he tenido que dejarlo, porque me encontraba cansado. Además, tengo turno en el hospital hoy, sabes cuanto me cuestan esos.

Pero bueno, basta de los detalles aburridos, quiero seguir relatando lo que ahora llamo el momento en el que mi vida sonó como "La vie en rose" o como "Clair de Lune". Es más, en este preciso momento te dedico ambas, te dedico todas las que hablen de amor, en todas las que escuches mi nombre o en las que yo sienta el tuyo, todas serán tuyas... Todas serán nuestras.

El relato anterior fue más sencillo.

Me refiero con esto a que, es más fácil escribir de mi pasado que de lo que quiero plasmar hoy en estas hojas. Porque hoy el turno es para ti, Yoongi.

Y es que es tan duro para mí describirte, te juro que me tiemblan las manos en este momento, quizá veas un par de palabras mal escritas o me falten algunos signos de puntuación. Espero puedas comprenderme.

Mi temor no es ser incapaz de encontrar las cualidades que te describan, no es que sienta que voy a retratarte como un villano terrible o como alguien que me ha hecho mucho daño. Lo que me asusta en realidad, es que siento que el diccionario es muy corto, que las definiciones son insulsas, que carecen de profundidad.

Si tuviera que usar una sola palabra para describirte sería: amor.

Dirías que es fácil, que es una palabra trillada que millones de personas en todo el mundo pronuncian todos los días, todo el tiempo. Pero no es fácil, no es fácil para mí reconocer que así es como te veo, que así es como te he visto siempre.

Una cosa es decírtelo al oído, es cantártelo mientras nos abrazamos. Otra muy distinta es escribirlo, dejando registro de mi sentir hacia ti. También temo que no pueda transmitirte lo que deseo, que lo que siento por ti es tan intenso que no me cabe en el pecho, que no me cabe en el corazón, que no cabe en ningún diccionario.

Porque ni siquiera exista la palabra adecuada.

Bueno, si quieres otra, te describiría como una epifanía.

Sí, para mí llegaste como llega un huracán a remover todo a su paso. Llegaste como una revelación que no esperaba, como un mensaje que necesitaba escuchar, un ángel que debía ver.

He dicho antes que no recuerdo el momento exacto, que me envolviste en un encanto. Lo sostengo, a pesar de que tenías la fuerza de un huracán en mí, aterrizaste como una pluma en mi corazón y fuiste un bálsamo para mi alma adolorida.

¿Qué puedo decirte?

Yo sólo recuerdo ver llegar a un chico que no parecía asustado de nada, que tenía el cabello tintado de menta y delineador negro en los ojos, acentuándolos más como los de un gato. Fue entonces que el latir casi aburrido de mi corazón comenzó a tocar otro ritmo, de repente me sentía como si estuviera viendo a las niñas al lado de la cancha de fútbol bailar al ritmo del Lago de los Cisnes por primera vez.

Entonces no sabía si lo que sentía era porque me parecías hermoso o porque eras demasiado osado, demasiado atrevido. Como si fueras un rey que puede hacer y deshacer de la ley a su antojo, tu caminar era firme, seguro, ni siquiera parecías haber notado que todos en ese salón de Bioquímica te miraban como si fueras alguien de otro mundo.

Fuera de lugar.

— Que yo sepa, los únicos que se pintan el cabello así son los maricas y las furcias — escuché a mi lado, de un chico que había sido parte de mi grupo de amigos, porque así me convenía. Ellos eran como un escudo frente a la sociedad y frente a mi padre. Gracias a Sun-oh y a Liam podía pretender que era normal, que me gustaba lo mismo que a todos los demás hombres.