11 de Enero, 2016.
Para escribir el relato de hoy he tenido que tomarme un par de copas de vino, aún no estoy seguro de la fidelidad de mis palabras, porque lo que voy a consignar hoy aquí es un recuerdo vívido, grabado a fuego en mi memoria, pero no estoy seguro de que mi descripción pobre pueda compararse a lo que realmente fue.
Todo esto comenzó con las vacaciones de fin de año. Dan estaba lejos de casa sin posibilidades de recibir visitas, mis padres me habían dicho que pensaban tomarse ambos una licencia en el trabajo para celebrar su aniversario a Filipinas.
Esas semanas había hecho cosas impensables para mí un año atrás.
Con los chicos nos reuníamos casi todas las tardes en "La fortaleza", como llamaban a esa vieja casa abandonada, con sus paredes desmoronadas y ventanas rotas era nuestro refugio. El aire olía a humedad y madera vieja, pero era nuestro santuario, un lugar donde podíamos reír con libertad y confiarnos nuestros más grandes secretos.
Tomábamos licor hasta emborracharnos entre risas o hablábamos de nuestros sueños individuales y de cómo juntos el mundo podía ser nuestro. Nunca me había sentido tan libre como me sentía cuando salíamos a correr y a gritar en las calles vacías, mientras tomaba tu mano sin temor a nada, con la adrenalina quemándome la garganta, con la orquesta en mi corazón enloquecida, intentando descifrar la melodía perfecta para ti, para todo lo que estaba viviendo, para el Jimin que estaba renaciendo en mi interior.
Esa máscara que tan miserable me había hecho ya descubría la mitad de mi rostro.
Juntos, los siete éramos invencibles.
— Minie... Tengo que retocarme el cabello, ¿Por qué no me acompañas? — me dijiste una de esas tardes bajo el cedro, yo asentí y te acompañé al interior de la casa no sin antes darte un beso, dentro ya estaba Tae preparando la mezcla con una camisa vieja ya con manchas de otros tintes, tenía unos guantes negros puestos e incluso un delantal. Cualquiera diría que podía ser un peluquero de verdad.
— ¿Nunca te has pintado el pelo, ruiseñor? — me preguntó con su peculiar sonrisa cuadrada, le sonreí de vuelta, Taehyung era una persona carismática y de fácil conversación, nunca se guardaba nada para sí mismo; sus opiniones eran atrevidas y sinceras. Desde que me habían escuchado cantar una vez, había quedado bautizado así.
"Es que antes te conocíamos como el novio de Yoonie, él estaba coladito por ti, pero ni se te ocurra decirle que te lo contamos", me habían dicho, el recuerdo siempre me hace sonreír.
— No, jamás.
— ¿Y no quieres intentar Minie? — me preguntaste tú, con una sonrisa que me hizo sonrojar, no podía terminar de acostumbrarme al sentimiento, pero tampoco quería hacerlo, porque se sentía bien ese subidón de seretonina que me embargaba.
— ¿Por qué no? Pero sólo si me lo pintas tú, me gusta cuando me acaricias el cabello.
Las miradas que cruzamos debieron decir mucho, porque el pelimorado de sonrisa particular que siempre te teñía el pelo silbó como si no pudiera creer lo que estaba viendo.
Tenía entendido que antes de mí siempre mantuviste tus muros altos Yoonie, que tu apariencia de frío y emocionalmente indisponible estaba siempre allí. Me alegra saber que no fui el único al que la vida le dio media vuelta cuando lo nuestro comenzó.
— Ojito con convertir la fortaleza en un motel o algo así, ni siquiera tenemos una cama decente aquí — recuerdo que te encogiste en la silla, avergonzado. Todavía era extraño para mí verte tan vulnerable, pero me hacía sentir pleno la confianza que nos tenías.
ESTÁS LEYENDO
In the end | JimSu
Fanfic"Tengo mucho miedo, porque el destino está tan celoso de nosotros que nos ha hecho esta jugada tan cruel en una sociedad que nunca comprenderá el tamaño de nuestro amor. Pero al final... Al final espero que seamos nosotros. Sí; tú y yo". ⊰✶⊱ In the...