La finitud

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25 de Enero, 2016.

Quise omitir esta parte del relato, por eso me demoré tanto en volver a abrir esta vieja libreta en la cual también plasmé cada paso que aprendía cuando veía a las niñas practicar el Lago de los cisnes.

Sin embargo, sé que si no la narraba estaría contando lo nuestro de manera parcial. Por más que deseara decir que entre nosotros todo era color rosa, que era un camino de flores, claramente no lo era. Las grietas en esa escultura tallada con el mayor de los cuidados comenzaban a notarse, sabía que era mi culpa, en gran parte, pero algo dolía en mi corazón cuando sabía que no me comprenderías nunca al nivel en el que lo necesitaba para poder saber lo que escondían mis acciones.

O tal vez era yo el insensato que no te merecía.

Como fuera, quizá Adán estaba a punto de ser expulsado del Edén.

Luego de esas maravillosas, aunque cortas veladas en ese bosque, regresé a casa, donde mis padres ya me esperaban, para decirme aquello que terminaría de reventar la burbuja de amor en la que flotaba.

— Jimin, ¿Quién es esta chica? — sí, mi papá estaba sosteniendo la tira de fotos que nos sacamos en el parque. La tenían porque en mi afán por hacer lo del relicario las dejé sobre el escritorio. Yo en tus rasgos veía poca feminidad, pero claramente mis padres nunca concebirían que yo estuviera besándome con un chico. No se veía feliz pero tampoco estaba disgustado.

— ¿Es tu novia, bebé? — mi mamá...

— ¿Por qué no nos contaste hijo?

Me sentí acorralado, no supe qué decirles y la fragilidad de mi niño interior me hizo muy compleja la tarea de enfrentarlos como tantas veces había soñado con hacer. Pensaba en mi hermano... En Dan y temía correr un destino similar al suyo.

Creí que con seguirles la corriente una vez bastaría, que dejarían de acordarse del asunto y lo olvidarían en un par de días, pero su insistencia por conocer a mi "novia" se hacía más insoportable semana a semana, preguntaban tu nombre, el de tus padres, de dónde te conocía...

Pasó casi todo ese semestre en esa situación y se hizo tan difícil que...

[...]

— ¿Les dijiste que soy una chica? — tus ojos heridos han sido una de las visiones más dolorosas que he tenido, pelearía contra dragones para olvidarlos.

Estábamos encerrados en uno de los baños en la universidad, apresaba tus caderas estrechas entre mis manos, sudorosas por los nervios.

— Yoonie...yo-

Te alejaste de mi agarre con esa mirada de dolor, rabia y decepción, apenas chocando con la pared de aluminio del cubículo

— Jimin, acepto que es muy difícil comentarles algo así, pero, ¿negar mi identidad y decirme que quieres que vaya a cenar a tu casa fingiendo ser una mujer?

Negaste con la cabeza con incredulidad y a mí me dolió más intentar acercarme a ti nuevamente y recibir tu lejanía.

— L-lo sé, pero--

— ¡No! — tu grito fue suave, las lágrimas corrieron rápido, yo sabía la implicación de lo que te estaba pidiendo, pero apelaba a tu comprensión — ¡Conociste a mi mamá! Como un hombre, mis padres saben que soy homosexual, mis padres saben que salgo contigo, con Park Jimin.

Miré hacia el suelo, apenado. Recordaba perfectamente esa tarde que salí a almorzar contigo y con tu mamá. Esperaba un rechazo absoluto, pero en medio de la confusión en los ojos de esa mujer, veía amor, comprensión, ella no lo entendía, pero se esforzaba.

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