CAPITULO V

21 5 2
                                    

HYUJIN.

El camino hasta la residencia de ancianos Battersea a aquellas horas de la tarde, cuando el cielo todavía dejaba ver algo de luz, pero el sol quería despedirse dando unas últimas pinceladas de color al día, se me hacían bastante pesadas. Y más después del par de caladas que le había dado al porro de aquel chico en el bosque.

A ver, no es que yo fuera fumando por ahí sin contexto con gente que no conocía de nada, a lo mejor alguna vez lo había hecho estando de fiesta muy borracha, pero prefería no recordarlo.

El caso, que pasaba por allí y de verdad llegué a pensar que al chico le pasaba algo. Que estaba perdido, que necesitaba ayuda. Pero claro, si hubiera necesitado ayuda la hubiera pedido. Pero no pude evitarlo. Como cuando vas por la calle y ves un gatito o un perrito que se está mojando con la lluvia y, tu primer instinto es ir a por él y tocarlo para ver que está todo bien. Pues igual. Que no digo tampoco que ese chico fuese como un perro, no me malinterpretéis, que se le busca las cosquillas a todo últimamente.

Pues eso, que me acerqué porque era la primera vez que veía a alguien solo en el bosque con el tiempo que estaba haciendo aquella tarde, y por pura curiosidad me quise acercar para preguntarle si estaba bien, pero claro, le escuché decir aquello de que iba a fumarse un porro, y vi una buena manera de iniciar la conversación diciéndole que si compartía. Aunque luego no me pareció una manera muy locuaz de hacerlo.

¿Qué a lo mejor pensaba que era una acosadora? Bueno, es probable. Tampoco le culparía. Pero me gustaba hacer cosas que pensaba que no sería capaz de hacer, solo para decirme a mí misma que si que lo era.

Y tampoco es que fuese tan mal. El chico era bastante majo, a pesar de casi no decir tres frases completas. Lo cual me daba la sensación de que no se fiaba mucho de las personas. Aunque fiarse de una completa desconocida que te acababa de aparecer de un arbusto en mitad del bosque cuando está oscureciendo, no es que diera mucha confianza que digamos.

Mientras seguía absorta en mis pensamientos, y pensaba que me hubiera gustado hablar algo más con Andrew porque parecía un chico muy agradable, llegué por fin al trabajo.

Sí, trabajaba en una residencia de ancianos por las tardes, lo cual me permitía poder pagarme un alquiler compartido con mi compañera de piso que también era mi mejor amiga, y además me ayudaba a recaudar algunos ahorros, para tener algo de libertad después de las clases o el trabajo.

Por las mañanas estudiaba un curso de fotografía que mis padres me habían ayudado a pagarme, aunque yo les dijera en repetidas ocasiones que no era necesario. Pero como vivían lejos y se sentían mal por no poder estar aquí para apoyarme, su cabezonería era mayor que la mía y terminaron por hacerlo.

Claro, se me había olvidado mencionar que tanto mis padres como yo, somos coreanos. Ellos siguen en Corea del Sur, donde también nací yo, y donde pasé mi infancia y adolescencia hasta cumplir los diecinueve años, que fue cuando decidí que quería estudiar fuera y labrarme un futuro en otro país.

De primeras no es que les hiciera mucha gracia eso de tener a su única hija a nueve mil ciento setenta y cinco kilómetros. Pero después de explicarles que aquello era una oportunidad que me podría abrir bastantes puertas, aceptaron y me dijeron que estaban muy orgullosos de mí y que cualquier cosa que me propusiera estaban seguros de que la iba a cumplir.

Y eso estaba tratando de hacer. Hasta ahora no me iba precisamente mal.

Al principio tengo que reconocer que fue algo difícil eso de ubicarse en todas partes, me perdía cada dos segundos y casi prefería no salir de casa por si de pronto cruzaba una esquina y aparecía otra vez en Corea del Sur. Pero el segundo día del curso nos mandaron un trabajo en pareja, donde teníamos que hacer diferentes retratos de nuestro compañero con diferentes tonos de luz, para tener una toma de contacto. Y allí fue donde conocí a Michelle, quien era ahora mi mejor amiga.

COLORS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora