Hope

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Hola mis SwanQueen lovers, este capítulo es algo intenso, espero lo disfruten, aunque también lo sufran un poco, como yo al escribirlo. 

Aquí vamos...

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POV EMMA

Boston 1954

Lena: Mira mamá, que ave tan bonita- Mi hija de seis años miraba emocionada el libro.

Emma: A ver, déjame ver- Miré la imagen- Oh, lo es, cariño- Besé sus cabellos oscuros.

Lena: ¿Qué clase de ave es?

Emma: Es una garza.

Lena: ¿Alguna vez viste una de verdad? – Preguntó con ojos curiosos, que, a pesar de ser verdes como los míos, tenían la misma forma que los de su otra madre.

Emma: Sí, las he visto.

Lena: ¿Dónde?

Emma: En Escocia- Sonreí nostálgicamente.

Lena: ¿Cuándo estuviste en Escocia?

Emma: Hace mucho tiempo- La imagen de Regina invadió mi mente, como cada día- La última vez que estuve ahí, tú aún estaba en mi barriga- Toqué su naricita con el dedo índice.

Mi hija era una niña feliz, eso era lo más importante para mí, pero cada noche, una vez que la arropaba, le contaba un cuento y la dejaba durmiendo tranquilamente, regresaba a mi habitación a añorar al amor de mi vida, la madre de mi Lena, mi Regina.


París 1744

Mis ojos estaban abiertos, pero no estaba del todo consciente, el movimiento y las voces me parecían lentos.

Azul: Emma- Sentí su mano en mi frente- Estoy aquí, niña.

Emma: Mi bebé- Vi el rostro sudoroso de Whale y a una de las monjas orando.

Azul: Estoy aquí, vamos a cuidarte.

Emma: Regina- Busqué con la mirada a mi esposa mientras las lágrimas salían a raudales empañando más mi visión.

Azul: El doctor Whale está trabajando.

Emma: Mi bebé- Me moví con la poca fuerza que tenía.

Azul: Debes quedarte quieta.


No sé cuanto tiempo estuve dormida, pero lo primero que hice al despertar fue tocar mi estómago, me senté bruscamente al notar la ausencia del bulto.

Emma: ¿Dónde está mi bebé? – Miré a ambos lados de la cama esperando verlo en alguna cuna improvisada, pero no estaba- ¿Dónde está mi bebé?

Azul: Emma- Llegó a toda prisa- No debes alterarte, debes permanecer fuerte.

Emma: ¿Dónde está mi bebé? – La madre puso las manos en mis mejillas- Quiero a mi bebé.

Azul: Lo siento, Emma, ella está con los ángeles- Mi corazón se apretó de una manera que jamás había sentido- Lo siento- Sus ojos estaban llorosos.

Emma: No- Negué frenéticamente con la cabeza- No, no es posible, quiero a mi bebé- Me dolía todo el cuerpo, pero no se comparaba con el dolor de mi corazón- ¡Tráiganme a mi bebé!

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