࿙࿚ㅤׅㅤ࿙࿚࿙࿚ㅤׅㅤ࿙࿚
she's a 𝗹𝗮𝗱𝘆
and i am 𝗷𝘂𝘀𝘁 𝗮 𝗯𝗼𝘆
♡
𝗺𝗲𝗴𝘂𝗺𝗶 jamás creyó acercarse a una mujer como 𝘆𝘂𝗻𝗮. no sabía si era la dulzura de su sonrisa, o el brillo de sus ojos, lo que lo volvía completamente 𝗱𝗲𝘃𝗼𝘁𝗼 𝗮 𝗲𝗹𝗹𝗮.
☼...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
la noticia de la muerte del catismático recipiente de sukuna, yūji itadori, impactó fuertemente en el instituto de hechicería metropolitana de tokio. la maldición que albergaba su cuerpo, según lo que había escuchado, le había arrancado el corazón de la forma más tétrica existente. era extraño la forma en que los acontecimientos se sucedieron, puesto que alguien tan irrealmente egocéntrico como el rey de las maldiciones, ryōmen sukuna, se negaría ante la idea de morir de una forma tan patética como lo es un suicidio. sin embargo, eso es toda la información que se conoce, pues los detalles solo se dieron a conocer en los altos mandos.
sin embargo, sólo los estudiantes de primer año de la preparatoria de hechicería sabían lo que había pasado con exactitud. fueron ellos los que tuvieron que desamoblar la habitación de yūji, aguantándose las lágrimas en los ojos, aunque no hacían nada para deshacerse de aquellos hábitos formados ante la presencia de itadori: cuando caminaban, siempre dejaban un espacio donde él solía estar, siendo nada más que un lugar vacío de ahora en adelante. incluso, y el que más los destrozaba por dentro, era cuando intentaban empezar conversaciones con su amigo fallecido, para luego detenerse sobre sus pasos y recordar que él ya no estaba aquí, el ya no volvería.
el día siguiente a su muerte, yuna mantuvo un silencio de ultratumba. ayudó a guardar las pertenencias de yūji, pero luego de eso, se encerró en su habitación y no volvió a salir hasta el día siguiente. por más que no conoció la totalidad que yūji simbolizaba, lo había conocido lo suficiente como para necesitar un tiempo para procesar el duelo.
no había nada más que hacer, más que seguir respirando.
los, ahora, tres jóvenes de primer año se encontraban sentados en unos escalones al aire libre. intercambiaban pocas y nulas palabras, pues la tensión por la reciente muerte del joven yūji seguía a flor de piel.
— hace calor —dijo megumi repentinamente, intentando cambiar un poco el aire.
— sí. deberíamos usar nuestros uniformes de verano —respondió nobara.
unos minutos más de silencio transcurrieron, hasta que el sonido de unas botas de poco tacón se impusieron en el lugar. rápidamente, los tres levantaron la mirada.
