SECRET CRUSH ─ KOOKMIN

04

—Me estoy arrepintiendo —dijo Jimin en los asientos traseros del auto de Taehyung.

—Ni lo pienses, Jim. Me hiciste dejar mi fin de semana tranquilo por acompañarte. Hoy será tu día y hablarás más de quince minutos con Namjoon si es posible.

—¡Pero sólo hago el ridículo! —exclamó Park con un puchero.

Jia solo soltó una risa enternecida, pero se giró para mirar a Jimin.

—Tranquilo, Jim. Ese día ya hablaste un buen rato con él, ¿cuál es la diferencia ahora?

—¡Que estará sin camiseta, claro! —soltó Jimin con las mejillas rojas.

Park no había dejado de pensar en eso desde la tarde anterior. Su madre al verlo tan distraído lo había cuestionado varias veces hasta que Jimin por fin le dijo que lo habían invitado a una pijamada. Ella y su padre se vieron felices por él y le compraron un traje de baño bonito al igual que una pijama de seda. Sus padres no eran millonarios como la mayoría en la escuela. Si él había ingresado a ese colegio fue por sus calificaciones, entonces cuando sus papás decidieron gastar dinero en él se sintió algo mal. No obstante, su madre le había dado un abrazo para decirle que estaba muy orgullosa de él y que se lo merecía.

—Park Jimin pensando en abdominales y cuerpo tonificados... quién lo diría —se burló Jia.

Taehyung sólo lo miró con ojos traviesos por el retrovisor.

—Basta, siento que soy un pervertido, pero si me cuesta hablarle con ropa, ¡estaré perdido ahora que lo veré en traje de baño! —Jimin se mostró abochornado pero realmente parecía tener un conflicto grave.

—Es normal que te pongas así de nervioso si verás al chico que te gusta en traje de baño, no te sientas culpable —dijo Jia mientras acariciaba los cabellos de Jimin.

Jimin, sin embargo, se subió los lentes por su nariz antes de recostarse hacia atrás en los asientos, mirando el techo del auto.

—Soy un desastre. No podré cruzar ni dos palabras con él antes de hacer el ridículo, y si Soyeon está ahí estoy muerto, esa chica me detesta y sólo quiere hacerme quedar mal frente a Namjoon.

—Jeongguk jamás la hubiera invitado. Debiste ver su cara aquella vez —mencionó Taehyung.

Jia asintió.

—Debes calmarte, Mimi —Jia le dijo de forma cariñosa, usando aquel apodo cursi que sólo salía en momentos donde Tae o ella querían darle mucho confort.

Jimin trató de pensar en positivo y asintió.

—Ya llegamos, por cierto —soltó Taehyung de repente.

Jimin y Jia miraron la casa de Jeongguk y supieron entonces que la noche de cine probablemente sería en un cine real.

Joder, esa casa era enorme.

Jimin estaba seguro que podría perderse. Aunque no se veía demasiado por el muro y portón que dividía la calle de la casa de los Jeon. Jimin entonces le escribió a Jeongguk, quien no tardó en decir que ahora abriría la puerta para que Tae estacione dentro.

Minutos después, el grupo ya estaba entrando y observando todo con asombro. Por la puerta principal Jeongguk salía con un bañador negro y sandalías del mismo color. Taehyung y Jia se miraron de forma cómplice antes de girar para ver a Jimin y si este tuvo alguna reacción por el cuerpo de Jeon; no obstante, el pobre chico en los asientos traseros se veía demasiado ocupado tomando sus tres mochilas sobre sus hombros.

Jia y Tae volvieron a mirarse antes de suspirar. Esto sería difícil.

—¡Hola chicos! —saludó Jeon—. Me alegra que llegaran, adentro ya estamos en la alberca.