Perdón

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  —Itachi será tu esposo —esas palabras la dejaron en shock. Se quedó observando a Mikoto para después voltear a ver a Itachi, su cara reflejaba aparentemente emociones como angustia, confusión y miedo. No podía creerlo, Itachi Uchiha. El prodigio Uchiha, el hermano mayor de su compañero, sería su esposo-. No me digas que tu padre no te dijo.

  —M-mi padre —volteó a ver a Mikoto algo nerviosa, volviendo a tartamudear—, él, s-solo me dijo que me casaría con el hijo de Fugaku Uchiha. Y-yo, pensé que, p-pensé que sería Sasuke Uchiha por ser de mi edad.

  —Eso habría estado más que bien —dijo Itachi. Mikoto frunció el ceño y le dió un fuerte regaño a su hijo mayor por hablar tan desconsideradamente. Hinata tuvo un bajón, apenas conocía a su prometido y él ya deseaba que hubiese sido prometida de su hermano menor.

  —¡Itachi! ¿Qué son esas maneras de hablar? —indignada tomó por los hombros a Hinata y se la llevó a la cocina sonriéndole—. Vamos Hina, esperemos a los demás en la mesa. Itachi ve a tu cuarto —sin negarse Itachi le hizo caso a su madre, había metido la pata y se lamentaba por eso. Itachi empezó a subir las escaleras lentamente dirigiéndose a su cuarto, tenía que cambiarse, traía el uniforme de anbu.

  —Muy bien Itachi, iniciaste con el pie izquierdo. No puedo creer que hablé tan fríamente con mi prometida. Es mi prometida por un demonio, no puedo tratarle con tanta indiferencia —pensaba el Uchiha mientras se palmeaba la frente con un pequeño quejido. Al entrar a su cuarto empezó a hurgar en sus cajones, buscando prendas de ropa—. Debo de admitir que no esperaba su llegada tan pronto, apenas me comprometo ayer y ya tengo a mí futura esposa viviendo conmigo. Apenas entre a casa puse sentir que el olor en el ambiente era distinto. Un olor a lavanda quizás y un poco a canela. Eso me extrañó al inicio, eso significaba que alguien que yo no conocía estaba dentro y era ella. Al verla me quedé perplejo. Hinata Hyuga, la princesa del clan Hyuga. No esperaba ver a una niña como ella. Apenas conocía su existencia, Sasuke me comentaba de la compañera que tenía un doujutsu poderoso que apenas mostraba en la academia, era una Hyuga. Era esa Hyuga, si prometida. Su aparecía no me molesta, es bella, suena extraño pero si. Su cabello es de un color azulado oscuro, al igual que el espacio. Sus ojos lavanda y su piel blanca como la nieve, su baja estatura simplemente es adorable. Sus ojos tan redondos y grandes trasmitían inocencia. Odio estar en esta situación, ¿por qué tenía que casarme?

  —¡Baja ya Itachi, ya está tu padre y Sasuke en casa! —no respondió, por lo que la Uchiha volvió a gritar—. ¡Se te enfriará la cena!

  —No grites Mikoto —dijo aturdido Fugaku.

  —Ese chico me tiene preocupada. Come muy poco Fugaku, dile algo, no me escucha —juntaba sus palmas entrelazando así, sus dedos. Hinata quien se encontraba ya sentada, estaba nerviosa pues el Uchiha menor le miraba con sus fulminantes ojos que parecía echarle maldiciones. Mikoto y Sasuke estaban sentados juntos, Fugaku en la cabeza de la mesa y solo faltaba que Itachi ocupará su asiento al lado de su prometida.

  —Lo que yo no entiendo es, ¿por qué tiene que estar la Hyuga aquí? ¿No tratas de confesar tu amor por mí, verdad? —rapídamente levantó la mirada con las mejillas tan rojas que parecía que podrían explotar. Exaltada dijo:

  —¡Y-yo! ¡Mi co-corazón le pertenece a otra persona! —esa respuesta sorprendió a los demás. Fugaku sintió molestia.

  —A partir de ahora, esa persona será olvidada y en tu corazón surgirá el amor hacia Itachi.

  —¿Hacia mi hermano mayor? ¿Por qué?

  —Por que ella y yo somos prometidos —respondío Itachi por su padre. El Uchiha se encontraba ya al lado del asiento de su padre—. Perdonen la demora, no encontraba algo apropiado —Itachi se sentó al lado de Hinata. Él pudo notar como ella se movía un poco para mantener más distancia. Esto era realmente una molestia.

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