—Ven aquí, Moa-chan —ordenó Su con una autoridad tranquila pero indiscutible, dejando claro que el control estaba completamente en sus manos.
Con una sonrisa que destilaba complicidad, Moa se puso de pie con movimientos fluidos y sensuales. Cada paso hacia Su parecía deliberado, consciente del efecto que causaba en el ambiente cargado de tensión sexual. Cuando llegó a su lado, no se sentó de inmediato. En lugar de eso, se inclinó ligeramente, lo justo para que su aliento cálido rozara la mejilla de su novia, sus ojos fijos en los de ella, expectantes. Finalmente, Moa se dejó caer a su lado con una gracia felina, la cercanía de sus cuerpos ya comenzaba a generar chispas en el aire.
Sin romper contacto visual, Su le guiñó un ojo a Moa antes de volver su atención hacia Momoko, quien observaba la escena con ojos muy abiertos, el pecho subiendo y bajando de forma irregular, completamente hipnotizada por la química evidente entre sus dos senpais.
Con manos firmes, cálidas y seguras, Su tomó los delicados hombros de Momoko. La piel suave de su kohai cedió bajo el tacto de la mayor, quien ejerció la presión justa: una mezcla equilibrada de dominio y ternura, que hizo que Momoko emitiera un leve suspiro entre sus labios entreabiertos. Sin prisa, pero sin pausa, la guió hacia atrás, inclinándola hasta que la espalda de Momoko se hundió en el mullido sofá, su cuerpo relajándose pero a la vez temblando ligeramente bajo la mirada intensa de Su.
Sus ojos se encontraron por un instante: los de Su, oscuros, llenos de lujuria pero también dulzura, los de Momoko, brillando con una mezcla de anticipación, nerviosismo, deseo ardiente... y un cariño profundo por Suzuka que ya no podía ni quería ocultar.
Su le sonrió con picardía a Momoko, y un movimiento rápido, giró hacia Moa y la tomó del rostro con ambas manos, sus dedos acariciando suavemente sus mejillas antes de inclinarse hacia adelante y capturar sus labios en un beso voraz.
No hubo suavidad en ese beso, solo hambre.
La boca de Su atrapó el labio inferior de Moa, tirando de él antes de succionarlo con fuerza. Sus lenguas se encontraron en un baile ardiente, una lucha de poder disfrazada de placer. El sonido húmedo de sus labios entrelazándose llenó la sala de estar, una melodía erótica que arrancó un gemido involuntario de Momoko, que las miraba fascinada, incapaz de apartar la vista.
Moa respondió con la misma intensidad, su deseo reflejándose en cada movimiento. Sus manos ágiles se deslizaron por los hombros de Su hasta enredarse en su cabello. Tiró de él ligeramente, un gesto cargado de complicidad que provocó un gruñido bajo de Suzuka, un sonido primitivo que vibró en el espacio entre ambas.
Ese simple sonido intensificó el beso. Los cuerpos de Su y Moa se pegaron más, como si quisieran fundirse, borrar cualquier rastro de distancia entre ellas. La energía entre ambas se volvió casi tangible, una corriente eléctrica que envolvía todo a su alrededor.
Sin romper el beso, Su dejó que sus manos vagaran hacia el borde de la blusa de Moa. Con un movimiento lento, casi torturante, comenzó a levantarla, sus dedos rozando la piel suave y cálida del vientre de Moa. El contacto era ligero, apenas un toque, pero suficiente para encender una nueva oleada de placer en ambas. Moa levantó los brazos con una obediencia casi automática, sin necesidad de ordenes o indicaciones. La tela se deslizó por encima de su cabeza en un solo movimiento y cayó al suelo, dejando a la vista un sostén negro de encaje, que abrazaba los senos de Moa, levantándolos justo lo suficiente para tentar aún más.
Pero Moa no se quedó atrás. Con la misma urgencia, sus dedos buscaron el borde de la blusa de Su, deslizándola hacia arriba en un solo movimiento fluido. La tela cedió, revelando el encaje rojo que adornaba los senos pequeños pero perfectamente turgentes de Su, el tono carmesí contrastando con su tersa y pálida piel de forma exquisita.
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Bienvenida
FanfictionSu y Moa le darán la bienvenida a Momoko de la mejor, y más ardiente, manera posible.