4: Escape Fallido y Reglas.

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-Pov Lisa.


-cinco dias despues.

Han pasado ya cinco días desde que esa insolente me lastimó. Afortunadamente, la herida no fue tan grave y casi está curada. Sin embargo, no puedo permitir que esto siga así. Estoy esperando a que Leah termine de preparar la comida, y yo misma se la llevaré.

Por suerte, ya sé que no tiene nada con qué dañarme, ya que he solicitado que le revisen absolutamente todo. No puedo permitir que vuelva a suceder lo mismo. A pesar de que intentó escapar tres veces más, en la última ocasión la dejé ver que no tenía manera de irse. Me sorprendió lo lejos que llegó. Terminó desmayada en medio de unas plantas, embarrada y con algunos animales acechándola, pero mis guardias la encontraron fácilmente y la trajeron de vuelta.

Como está sucia debido a cómo quedó, necesita darse una ducha y le tengo que dar más ropa. Así que, en cuanto tenga la comida, se la llevaré y luego buscaré algo para ella. Después de casi veinte minutos, Leah me entregó la comida, y me dirigí a la habitación de Jennie, pensando en las reglas que le daré.

Cuando entré, Jennie se asustó, ya que entré sin decir nada. Rápidamente intentó levantarse para pedir disculpas, pero al estar desnuda, solo se quedó quieta.

-Lisa... perdóname... yo... -dijo Jennie, mirándome con tristeza.

-¿Qué no entiendes? Tú eres mía. No puedes escapar de aquí, me perteneces. Jennie, intenté ser buena contigo, fui amable, te tuve paciencia. Nunca te faltó nada; tienes una habitación hermosa, mucha ropa y no tienes que hacer nada. Hasta estaba confiando en ti y te iba a dar un poco más de libertad. Pero ¿de qué me sirvió ser buena? -dejé la bandeja en la cama, mirándola con frialdad-. Solo me lo pagaste lastimándome, y esto se acabó. Ahora comerás esto y quiero que te quedes quieta. Ya regreso.

En cuanto la miré, su expresión de arrepentimiento no me conmovió. No podía dejar que sus lágrimas y su actitud afectaran mi decisión. Me di la vuelta y me dirigí a otra habitación para buscarle algo de ropa adecuada. Mientras abría el placard, pensaba en cómo iba a hacer que obedeciera de una vez por todas. Decidí que lo mejor sería que se pusiera algo que no solo le hiciera sentir incómoda sino que también fuera adecuado. Finalmente, elegí una camiseta escotada, un short y unas zapatillas que encontré.

Cuando regresé a la habitación con la ropa en la mano, la vi sentada en el borde de la cama. Se notaba su nerviosismo al verme entrar. Me miró con ansiedad y dijo:

-¿Qué es esto? ¿Qué vas a hacerme ahora? -Trajiste esa ropa porque me vas a sacar de aquí para matarme, ¿no?

-No, la traje porque no puedes estar desnuda. Pero si no la quieres, la dejo donde estaba. -La miré mientras ella se abalanzaba para tomar la ropa-. ¿Vas a ponértela ahora?

-No, por favor, no te la lleves... Siento mucho frío por la noche. -Me miró con tristeza, casi suplicando.

-Bien. ¿Te comiste todo? Quiero ver ambas manos por encima de la cama. -Exigí.

-Está bien. -Levanto las manos rápidamente-. No tengo nada para lastimarte si eso te preocupa.

-No me puedo fiar de ti. Ya han sido demasiados intentos de escape. Por eso te voy a dar unas reglas ahora y otras después.

-Perdón, no lo volveré a hacer, pero no me lastimes, por favor. -Suspiró-. ¿Qué reglas me darás?

-A partir de ahora, harás lo que yo te diga, te portarás bien y no harás locuras ni movimientos extraños. Si cometes un error o intentas escapar, te dejaré encerrada aquí hasta que te mueras. No, no te haré daño si te portas bien.

Antava (JenLisa GiP, +18)(SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora