4. Aprende a hacerlo

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Anastasia subió al tren rumbo a París con Dimitri y Vlad, con Crookshanks escondido en su bolso por si los trabajadores decidían no permitirle la entrada.

Fue sorprendentemente fácil acompañarlos. Y si los magos estaban en lo cierto, bueno, entonces sí que tenía una familia ahí fuera... y una dura historia a la que tendría que enfrentarse. Anastasia intentó no pensar demasiado en ello, pero ¿cómo podía ignorar todo lo que sabía de Hermione Granger? Todos los periódicos hablaban maravillas de lo inteligente, valiente y valerosa que era. Lo mucho que había perdido. Todo lo que había sufrido al final de la guerra.

Pero... ¿y si fuera ella? Un pensamiento tan extraño flotando en su mente, que no podía quitárselo de la cabeza. Anastasia recordó todos sus conocimientos sobre el mundo mágico. La mayoría de las veces no era capaz de recordar un hecho hasta que surgía la necesidad, y entonces podía enumerar todo lo que tenía almacenado en el cerebro. Por ejemplo, cuando un niño del orfanato resultaba herido, sabía exactamente qué hechizo y pociones utilizar, pero antes no habría sido capaz de decir que lo sabía.

No era imposible. Pero para ella era más un sueño que una realidad. Las chicas como ella no tenían un final feliz.

Los tres, y Crooks, llegaron a su compartimento y tomaron asiento, deslizando la puerta tras ellos. Después de que Dimitri bajara la cortinilla, Anastasia sacó al gato y lo dejó a su lado. El gato saltó alegremente para acurrucarse junto a Vlad, el caballero de rizos castaños. Se notaba que tenía un alma bondadosa, pues posó suavemente una mano sobre Crookshanks y lo acarició mientras el gato volvía a dormirse rápidamente.

Dimitri, sin embargo, por muy atractivo que fuera, la llenaba de fastidio con cada uno de sus movimientos. Nada de lo que ella hacía estaba bien según él. Anastasia sabía que él también la consideraba una carga. Alguien de quien no podía esperar a deshacerse. Discutieron casi todo el camino hasta el tren.

El rubio estaba en ese momento asegurando su equipaje, con las mangas de la camisa arremangadas hasta los codos y las venas tensas mientras las levantaba por encima de la cabeza para empujar las maletas en el perchero, Anastasia lo miró con desprecio mientras se sacudía el pelo de la cara. Un chico tan guapo, se preguntó cuál sería su historia.

Dimitri curvó el labio al ver a su gato tumbado junto a Vlad.

—La ventanilla para el felino.

Ella se burló cuando él tomó asiento a su lado, se acercó unos centímetros más a la ventana y entrelazó los dedos. Inclinándose, se asomó y vio pasar los árboles nevados. Dimitri se aclaró la garganta.

—Anastasia, —dijo, exasperado—. Ya basta de juguetear. —Dimitri señaló sus manos—. Muéstrate segura de ti misma, tranquila. Recuerda... Eres la bruja más brillante de tu generación. —Bajó la mirada a su regazo para ocultar una sonrisa de satisfacción.

Anastasia se rio sarcásticamente, dándole una palmada en la espalda al mago y mirando a Vlad en diagonal a ella.

—¿Y tú que idea tienes de lo que las brujas jóvenes y brillantes hacen o dejan de hacer? ¿Cómo actuaría Hermione Granger, la heroína de la guerra mágica?

Dimitri se quedó de repente en blanco, como si ella hubiera visto morir la vida en sus ojos. Se quedó desconcertada.

—Es asunto mío saberlo, princesa. —Ladeó la cabeza y tiró de uno de sus rizos—. Solo intento ayudarte.

Siguieron mirándose hasta que Vlad se aclaró la garganta.

—De acuerdo, bien, voy a terminar estos papeles antes de que vengan a comprobar que son legítimos.

Anastasia - Dramione (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora