Capítulo 44

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El silencio en la casa Vosbein era evidente, el sonido de un par de respiraciones agitadas podía escucharse desde el pasillo que conectaba con el interior de la casa.

Una guerra de labios cargada de deseo se desataba cerca del auto de la pelinegra. Era una suerte que ambas chicas no fueran inflamables porque de ser así, aquel auto ya hubiera explotado y la casa de la familia Vosbein estuviera reducida en cenizas.

Los besos continuaban, pero Milk estaba un poco desconectada del momento. Sus pensamientos aún seguían en aquel momento en el aeropuerto donde sin piedad alguna fue dejada.

La cochera no era el único donde había una batalla, en su cabeza lo era aún más. El amor, el deseo y el dolor que sentía por el pasado, se enfrentaban logrando que Milk, no estuviera del todo concentrada en el movimiento de sus labios.

– Ciize.– Milk trataba de separarse del beso. Ambas chicas sin darse cuenta habían terminado en el mueble tras ellas. La pelinegra estaba sentada y Ciize sobre ella con ambas piernas a los costados.– Ciize, por favor, debemos detenernos.– La manos de Milk fueron fuertes ante el deseo de ir más abajo de la cintura de Ciize. Internamente la pelinegra se felicitaba.

– Lo siento.– Al instante rompió el beso.

– Tengo que irme, debo preparar mis cosas.– Ciize aún continuaba con sus brazos alrededor del cuello de Milk.

– ¿Vas a salir?.– Ciize preguntó curiosa mientras trataba de buscar la mirada de la pelinegra.

– No… Bueno sí, pero saldré y regresaré en tres años.– Dijo entre risas mientras mientras trataba de arreglar su cabello.

– ¿Uh?.– Ciize no había entendido.

– Es mejor así, que no lo entiendas.– Milk miraba fijamente a la chica sobre sus piernas.– Rutricha…

– ¿Si?.–

– Por favor… No quiero sonar grosera, pero ¿Podrías bajar de mis piernas?. Necesito ir a mí habitación.–

– Oh sí, disculpa.– Ciize bajó.– Y bueno…

– Ya hablamos, Rutricha.– Milk ahora se sentía más calmada pero a la vez un poco avergonzada .– Deberías ir a casa o a dónde sea que estés quedándote.

– Me estoy quedando en casa de la tía Dograk.–

– Mmmm genial.– Milk se encaminó hacia el interior de su casa.– Deberías ir a casa de la tía Dograk.– La pelinegra estaba siendo un poco cortante.

– Vosbein.–  Milk se detuvo en cuánto escuchó su apellido.– ¿Qué sucederá con nosotras?.–

– ¿Nosotras?.– Milk pensó por un momento.– Aquel “Nosotras” terminó el día en el que tú me dejaste sin ninguna explicación en el aeropuerto, Rutricha.– Dicho esto retomó su camino.

– ¡Voy a recuperarte, Pansa Vosbein!.– Ciize dijo en voz alta. Estaba muy decidida.

Milk giró su atención hacia la ahora valiente chica.– ¿Ah sí?.– Una sonrisa ladina apareció en su rostro.– Quiero verte intentarlo, Rutricha.–

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El día que por tantos años Milk había esperado por fin estaba sucediendo. Su vuelo a Londres saldría en una hora y los nervios la estaban invadiendom

Desde que tiene memoria no había realizado ningún viaje sola y esta sería su primera vez.

– Voy a extrañarte mucho Milk.– Love se recostaba en el hombro derecho de la pelinegra.

NOSOTRAS [MilkCiize]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora