Capítulo 6: La Noche de Carlos

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Carlos había tenido una noche llena de emociones y sorpresas. Después de que el caos inicial se había asentado, se refugió en su habitación, buscando una distracción en lo familiar. Encendió su computadora y se conectó a GTA Online, esperando que el juego lo ayudara a olvidarse momentáneamente de su nueva realidad.

Pronto, sus amigos Víctor y Jorge se unieron a la partida. Comenzaron a jugar, y aunque Carlos intentaba concentrarse en el juego, sabía que eventualmente tendría que contarles lo que había sucedido. No tardó mucho en abrirse.

—Chicos, algo muy raro pasó hoy... —empezó, su voz temblorosa.

—¿Qué pasó, Carlos? —preguntó Jorge, curioso—. ¿Algo en casa?

—Sí... Es complicado. Fui al centro comercial con mi familia y una bomba explotó... pero no era una bomba normal. Ahora soy... soy una chica.

Hubo un momento de silencio en el chat, y Carlos pudo imaginarse las caras de sorpresa de sus amigos al otro lado de la pantalla.

—¿Estás bromeando? —dijo Víctor finalmente.

—Ojalá lo estuviera. Es real. Ahora soy una chica.

Las preguntas comenzaron a llover. Víctor y Jorge querían saberlo todo: cómo se sentía, qué cambios había notado, cómo era verse al espejo. Carlos trató de responder lo mejor que pudo, aunque aún estaba procesando todo él mismo.

—Es raro. Todo es diferente. Mi voz, mi cuerpo... hasta la forma en que me muevo. No sé cómo explicarlo —dijo, tratando de poner en palabras lo indescriptible.

—¿Y cómo es ahora? —preguntó Víctor, intentando sonar casual—. ¿Cómo te ves?

Carlos suspiró, sabiendo que sus amigos no podían entender del todo lo que estaba pasando.

—Soy una chica, Víctor. Tengo el cuerpo de una chica. Y no solo eso, soy... bueno, según mi padre, soy una chica bastante atractiva.

Hubo un breve silencio antes de que Jorge rompiera la tensión con una risa nerviosa.

—Bueno, al menos eso es algo positivo, ¿no?

Carlos se permitió una pequeña sonrisa. Era extraño, pero la broma de Jorge le alivió un poco.

—Supongo que sí —admitió—. Pero aún así, es difícil. Todo es tan diferente y nuevo.

La charla continuó, y aunque sus amigos seguían lanzando preguntas curiosas, Carlos se sintió más relajado al compartir su experiencia. Finalmente, decidió que era hora de desconectarse y enfrentar la realidad. Se despidió de sus amigos y cerró la computadora, sintiéndose algo más ligero por haber compartido su historia.

Sentía una incomodidad en su cuerpo nuevo y no estaba seguro de qué hacer al respecto. Necesitaba hacer pis, pero la inseguridad lo frenaba. Finalmente, reunió el valor y se dirigió al baño. La experiencia fue extraña y le tomó más tiempo del habitual, pero al menos logró relajarse un poco.

De regreso a su habitación, decidió que no podía seguir usando la misma ropa que tenía puesta desde el centro comercial. Recordó que Sofía probablemente tendría algo más cómodo, así que se dirigió a su cuarto. Ella estaba despierta, pero aún no había empezado a llorar.

—Sofía, ¿puedo pedirte algo de ropa? —preguntó, sintiéndose un poco avergonzado.

Sofía asintió y se levantó para buscar entre sus cosas. Le entregó varios artículos: unos leggins tipo shorts rosas con un top a conjunto, otro conjunto igual pero en azul celeste, camisetas escotadas, pantalones cortos de gimnasia y ropa interior de todo tipo.

—Toma, Carlos. No sé si esto te hará sentir más cómodo, pero es lo que tengo —dijo, ofreciéndole las prendas.

Carlos miró la ropa que su hermana le había dado, sorprendido por la cantidad y variedad. Había ropa interior de encaje, algodón, y algunos conjuntos más deportivos. Los pantalones cortos de gimnasia eran especialmente reveladores, pero no tenía muchas opciones.

—Gracias, Sofía. De verdad, gracias —respondió, tomando la ropa.

—De nada. Sé que esto es difícil para ti también. Si necesitas algo más, solo avísame.

Carlos asintió y regresó a su cuarto con las prendas en la mano, sintiéndose un poco más esperanzado. Pasó un rato observando la ropa, tratando de decidir qué ponerse. Finalmente, decidió probarse todo para ver cómo se veía. Se sentía extraño y diferente, pero también notó que algunas de las prendas eran sorprendentemente cómodas.

Primero, se puso los leggins tipo shorts rosas y el top a conjunto. La tela se ajustaba perfectamente a su nueva figura, resaltando sus curvas de manera que nunca había experimentado antes. Se miró al espejo, viendo una joven atractiva que lo observaba con ojos grandes y curiosos. Era él, pero también no lo era. Se sintió una mezcla de incomodidad y fascinación.

Luego, probó el conjunto azul celeste, sintiendo cómo la tela suave y elástica abrazaba su cuerpo. Las camisetas escotadas le resultaron extrañas, ya que no estaba acostumbrado a mostrar tanto escote. Finalmente, se puso los pantalones cortos de gimnasia, que dejaban poco a la imaginación. Se miró en el espejo nuevamente y no pudo evitar sonreír un poco ante la ironía de la situación.

Después de probarse toda la ropa, decidió quedarse con el conjunto rosa para dormir. Era cómodo y le daba una sensación de seguridad. Se acostó en la cama, tratando de acomodarse y encontrar una postura cómoda para dormir.

A media noche, se despertó sudoroso. El calor era insoportable y la ropa se le pegaba al cuerpo. Se levantó y se quitó el top y los leggins, dejándolos a un lado. Se quedó solo con la parte de abajo de la ropa interior, sintiendo un poco de alivio por la frescura. Se volvió a acostar, intentando encontrar una postura cómoda.

Mientras se acomodaba, pensó en lo mucho que había cambiado en tan poco tiempo. Aún no sabía cómo manejar todo esto, pero al menos sabía que no estaba solo. Su familia estaba pasando por lo mismo y juntos encontrarían la manera de salir adelante.

Cerró los ojos, tratando de dejar de lado los pensamientos agobiantes y se dejó llevar por el sueño, consciente de que el día siguiente traería nuevos retos y descubrimientos.

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