El caos que nos rodeaba era casi insoportable. Gritos, llantos y la sirena de los servicios de emergencia resonaban en todo el centro comercial. Sentía una desesperada urgencia por proteger a mi familia y adaptarnos a la nueva realidad de la manera más rápida posible. Teníamos que salir de allí.
—Andrea, tenemos que conseguir ropa nueva —dije, mirando nuestros cuerpos cambiados. Mi voz, aguda y desconocida, aún me sorprendía.
Andrea asintió, comprendiendo la necesidad inmediata. Con Sofía y Carlos a nuestro lado, nos dirigimos apresuradamente a la tienda donde Andrea había estado antes del ataque. La tienda de ropa se encontraba en un estado de confusión similar, con clientes y empleados tratando de comprender lo sucedido.
—Fran, Sofía, Carlos, rápido, tomen lo que puedan y vámonos de aquí —dijo Andrea con determinación, mientras se movía entre los estantes.
Me dirigí a la sección deportiva, donde la ropa era más funcional. Sabía que necesitábamos algo que nos permitiera movernos con facilidad y salir rápidamente. Encontré un par de leggins con efecto push-up y un crop top deportivo. No era la ropa que habría elegido en circunstancias normales, pero en ese momento, la rapidez era clave. Me vestí apresuradamente, sintiendo la nueva y extraña sensación de la tela ajustada contra mi nuevo cuerpo.
Sofía, ahora en el cuerpo de un joven, encontró unos jeans y una camiseta sencilla. Observé cómo luchaba para adaptarse a su nueva figura masculina, pero se movía con la misma elegancia que antes. Carlos, o mejor dicho, la persona que había sido Carlos, eligió un vestido suelto y unas sandalias. A pesar del pánico, había en sus movimientos una gracilidad inesperada.
Andrea nos observaba con una mezcla de preocupación y amor. Ella misma se apresuró a encontrar algo adecuado. Optó por unos pantalones de lino y una blusa ligera, ropa que le permitiría moverse con rapidez. Era un contraste ver a Andrea, la única que no había cambiado físicamente, liderando nuestro pequeño grupo con firmeza y determinación.
—Vamos, tenemos que salir de aquí antes de que se complique más —dijo, empujándonos hacia la salida.
Nos movimos con rapidez a través del centro comercial, esquivando a la multitud. El pánico colectivo hacía difícil avanzar, pero la urgencia de proteger a mis hijos y mantenernos juntos me daba fuerza. Andrea lideraba el camino, abriéndose paso entre la gente, mientras Sofía y Carlos se mantenían cerca de mí, sus ojos llenos de confusión y miedo.
Al llegar al estacionamiento, buscamos desesperadamente el coche familiar. Finalmente, lo encontramos. Andrea sacó las llaves y desbloqueó el coche mientras nos apresurábamos a entrar.
—Rápido, todos dentro —dijo, su voz firme pero con un toque de urgencia.
Me senté en el asiento del conductor, aunque ahora con mi nuevo cuerpo, la posición y la sensación eran extrañas. Ajusté el asiento y los espejos lo mejor que pude, tratando de mantener la calma. Andrea se sentó a mi lado, mientras Sofía y Carlos se acomodaban en los asientos traseros.
—¿Están todos bien? —pregunté, girando para mirar a mis hijos. Sus caras mostraban una mezcla de miedo y determinación.
—Sí, papá —respondió Sofía, ahora con una voz más profunda y seria.
Carlos asintió, aún en shock, pero tratando de mantenerse fuerte. Andrea puso una mano en mi brazo, dándome un pequeño apretón de apoyo. Encendí el motor y salimos del estacionamiento tan rápido como pude sin llamar la atención.
Condujimos en silencio por las calles de Ponferrada, tratando de asimilar lo que había sucedido. El pánico inicial comenzaba a disiparse, pero las preguntas y el miedo seguían latentes. ¿Qué había pasado realmente? ¿Cómo íbamos a enfrentarnos a esta nueva realidad?
Mientras avanzábamos por la carretera, supe que esta era solo la primera etapa de un largo y arduo camino. Tendríamos que adaptarnos a nuestros nuevos cuerpos, protegernos de la amenaza desconocida y, sobre todo, mantenernos unidos como familia. Con Andrea a mi lado y mis hijos detrás, sentí una renovada determinación de enfrentar lo que viniera y encontrar una manera de superar esta crisis juntos.