Fran se despertó temprano aquella mañana, aún sintiendo la intensidad de todo lo ocurrido en las últimas semanas. Su cuerpo, aunque ya empezaba a acostumbrarse a su nueva realidad, seguía presentándole desafíos a diario. Mientras se preparaba para lo que sería su primer día en el gimnasio con su nueva forma, no podía evitar sentirse ansioso. Había hablado con **Andrea** sobre ir juntos al gimnasio, como solían hacerlo antes de que todo cambiara, pero ella le había dicho que hoy no podría acompañarlo.
—Vete tú solo, amor —le dijo Andrea con una sonrisa tranquila—. Te hará bien despejarte un poco.
Fran asintió. Sabía que ir solo sería diferente, pero también estaba decidido a no dejar que eso lo detuviera.
Se vistió con ropa casual, unos vaqueros y una camiseta suelta, para salir de casa y dirigirse al gimnasio. Aunque el trayecto fue breve, su mente estaba llena de pensamientos sobre lo que estaba a punto de enfrentar. Era la primera vez que iría a un vestuario de mujeres, la primera vez que entrenaría con su nuevo cuerpo.
Al llegar al gimnasio, la familiaridad del ambiente lo reconfortó un poco. Había estado allí tantas veces antes, pero todo ahora se sentía extrañamente nuevo. Fue directamente al vestuario femenino, y al entrar, lo recibió el olor de cremas y lociones, algo completamente diferente al olor a sudor que recordaba de los vestuarios masculinos.
—Es solo un vestuario, Fran. Nada de qué preocuparse —se dijo a sí mismo mientras caminaba hacia una taquilla vacía.
Mientras abría la mochila, sacó el conjunto que le había prestado Andrea: un top deportivo y unos leggings con estampados que resaltaban las curvas que su cuerpo ahora tenía. Al mirarlo, no pudo evitar sentir una mezcla de incomodidad y extrañeza.
**"Nunca me habría puesto algo así antes..."**, pensó mientras se cambiaba. El top deportivo hacía un buen trabajo sosteniendo su nuevo pecho, y los leggings se ajustaban a su cuerpo con un nivel de comodidad que no esperaba. Lo que más le llamó la atención fue el "push-up" integrado en el conjunto, que realzaba aún más su figura. Fran se miró al espejo, estudiando la silueta que veía reflejada.
**"No parezco yo. O bueno, no el yo de antes"**, pensó, suspirando. Se sentía expuesto de una manera completamente diferente, pero sabía que tenía que acostumbrarse. La vida no iba a detenerse por él, y tenía que seguir adelante.
Tras ajustar un poco la ropa, se dirigió a la zona de pesas. A pesar de la incomodidad inicial, empezó a concentrarse en su entrenamiento. Se sentía más ligero, más ágil que antes, pero también notaba que su fuerza no era la misma. **"Tendré que adaptarme, ya no soy tan fuerte como antes"**, pensaba mientras levantaba las pesas más ligeras.
Vio a varios hombres mirándolo, algunos con curiosidad, otros con esa mirada que ahora sabía identificar: admiración. No pudo evitar sentirse un poco nervioso por la atención, algo que antes nunca le había pasado. **"Esto es diferente..."**, se dijo, tratando de ignorar los pensamientos. De vez en cuando, las mujeres también lo miraban, algunas le sonreían de manera amigable, como si fuera una más entre ellas.
Cuando pasó a las máquinas de cardio, Fran sintió cómo su cuerpo respondía de manera diferente a los ejercicios. Tenía más resistencia en algunos movimientos, pero menos fuerza en otros. Cada repetición le recordaba que su cuerpo ya no era el mismo, y eso requería una adaptación constante.
Después de su sesión de pesas, decidió ir a las canchas de baloncesto del pabellón. Siempre había sido una forma de despejar su mente, y aunque hacía mucho que no jugaba, su amor por el deporte seguía intacto. Al llegar a la cancha, tomó uno de los balones y comenzó a hacer algunos tiros.
La diferencia se hizo evidente de inmediato. Ya no tenía la fuerza que le permitía lanzar desde largas distancias con facilidad. Además, sus movimientos, aunque más ágiles, se sentían extraños, como si tuviera que redescubrir su propio ritmo.
—Parece que ahora seré base, no alero... —murmuró para sí mismo con una media sonrisa.
Sus tiros desde la línea de tres puntos fallaban más de lo habitual, pero su velocidad en los dribles y su capacidad para moverse entre las defensas imaginarias eran impresionantes. Lo que antes era pura potencia y agresividad en el campo, ahora se había convertido en rapidez y agilidad. Fran continuó jugando durante un buen rato, adaptándose lentamente a su nuevo estilo de juego.
Después de un tiempo, ya sudoroso y cansado, decidió que era momento de finalizar el entrenamiento. Se dirigió a las duchas, nervioso nuevamente. Había pasado la prueba del vestuario, pero las duchas eran un desafío diferente. **"Nunca pensé que tendría que hacer esto..."**, pensaba mientras se dirigía a las duchas comunes.
El sonido del agua cayendo y las risas suaves de algunas mujeres le llegaban antes de entrar. Tomó aire y, con algo de tensión, se dirigió hacia una ducha libre. Mientras se quitaba la ropa y sentía el agua caliente correr por su piel, no pudo evitar mirar a su alrededor. Todo esto, el simple acto de ducharse en un vestuario público, se había transformado en una experiencia completamente diferente.
Antes, ducharse en los vestuarios masculinos había sido un trámite: rápido, sin pensarlo dos veces. Ahora, la experiencia estaba llena de matices que nunca había considerado. Las mujeres a su alrededor hablaban entre sí, algunas en toallas, otras completamente desnudas. Había una naturalidad en sus movimientos que a Fran le costaba entender.
**"Es extraño..."**, pensó mientras se lavaba el cabello. **"Hace apenas unas semanas, ni me habría fijado en estas cosas. Pero ahora..."**, su mente divagaba mientras trataba de no sentirse incómodo. **"Supongo que esto es parte de ser mujer también. Adaptarse a todo esto..."**
Cuando terminó de ducharse y se secó, volvió a vestirse con la ropa casual con la que había llegado al gimnasio. La experiencia había sido agotadora, tanto física como mentalmente, pero también había sido un paso importante en su adaptación.
Mientras caminaba hacia la salida del gimnasio, su mente seguía procesando todo lo que había vivido esa mañana. La ropa ajustada, las miradas, el entrenamiento, el baloncesto... Todo era diferente. Pero lo más impactante había sido cómo el mundo lo percibía ahora, cómo se sentía en su propio cuerpo.
Caminando hacia casa, no podía evitar reflexionar sobre lo que vendría después. Cada día parecía presentar un nuevo reto, pero también una nueva oportunidad para aprender a ser él mismo, aunque ahora fuera una versión completamente diferente.
**"Tal vez esto sea solo el principio de algo más grande"**, pensó. **"Aún queda mucho por descubrir."**
Fran sonrió, sintiendo una mezcla de nervios y emoción por lo que el futuro le deparaba.