Capitulo Dos

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Evitaba no reírme y ser más desgraciado de lo que ya estaba siendo, pero tenía buenas razones

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Evitaba no reírme y ser más desgraciado de lo que ya estaba siendo, pero tenía buenas razones. Quería librarme de Ghea, al menos por el día de hoy.

—¿¡QUE!? Pero si tengo puesta una escencia especial...—éste no paraba de olerse repetidas veces.

—Ghea, será mejor que te vayas.

Paso por su lado y vuelvo a sentarme en mi asiento. Si tenía que contar las veces en qué Ghea hacía este tipo de cosas, seguramente me quedaría sin dedos.

—Como sea, no puedo irme porque tú padre me mandó a decirte algo—dijo sentándose en el borde del escritorio.

Ghea tenía un cuerpo delgado y muy femenino, su pelo era cobrizo con algunas ondas en las puntas y tenía un flequillo que casi tapaba sus ojos, los cuales eran de color verde. Vestía un traje blanco con corbata negra, lo que a mi parecer, lo hacía ver mucho más delicado. Todo en Ghea era delicado, incluido su temperamento.

Como abogado de la empresa, Ghea se encargaba de ir unas cuantas veces frente a mis padres para darle reportes mensuales sobre la situación legal, por lo que se había vuelto normal o incluso una costumbre tenerlo cerca.

—¿No se te ocurrió decirlo a mi asistente o al menos al entrar?—pregunto tratando de relajarme, al final no hago más que soltar un suspiro—. A ver, que es tan importante que mi padre no pudo llamar a su propio hijo y decírselo. 

—No lo sé, simplemente me dijo, que te dijera...que deben reunirse para hablar mañana en la tarde—sus dedos habían tomado un lápiz de mi escritorio, el cual no tardó en meter en su boca y empezar a jugar con él—. ¿En verdad no quieres probar?

Ghea no me gustaba y eso seguiría así de aquí a mil años.

—Bájate de mi escritorio antes de que llame a los de seguridad y saquen tu trasero de aquí—mis ojos se habían vuelto fieros, mirándolo fijamente—. Sabes muy bien que no digo mentiras.

—¡Bien! Tu ganas, me voy—había caminado hacia la salida girándose hacia mí antes de desaparecer por ésta—. Pero volveré.

Mis manos se habían estampado en mi cabeza una vez había salido de mi despacho, pasar un rato con Ghea me hacia sentir que envejecía miles de años.  La puerta de mi despacho no había tardado en abrirse, ésta vez se trataba de Lyuh.

EL OLOR DE UN ALFA © (BL-OMEGAVERSE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora