Capítulo 20.

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Dos semanas habían pasado. Y lo recalcaba porque justo ahora todos estaban nerviosos, tensos, y abrumados. ¿Por qué? No lo sabía. Pero yo también me sentía así. En este corto tiempo dos grupos de cuatro soldados volvieron aparecer, y aunque había sido en días diferentes, lo sucedido nos recordaba, en especial a mí, que ella seguía buscando, y que no tardaría en encontrarme.

Y yo aún no la recordaba.

Me había dedicado a practicar. Y había mejorado notablemente. Me iba mejor con las armas, había ganado resistencia, corría más rápido y le daba cuatro vueltas seguidas a la pista sin parar. Había mejorado con el arco también, podía disparar desde una distancia considerable y dar al blanco. En cuanto a los combates cuerpo a cuerpo, habían subido de nivel. Los entrenamientos se basaban en peleas a muerte. Scolly dijo que ya estaba en un nivel mayor y que ya podía enfrentarme a ellos sin miedo a que me jodieran. Lo había hecho un par de veces, no voy a decir que ahora era una vengadora invencible, pero había mejorado en comparación al primer día en el que estuve aquí. Y ni hablar de mi mejora con la espada, Scarlett había estado orgullosa cuando había acabado con dos guardias con esa arma.

—Stacey, repite los movimientos — exigió Dave con los brazos cruzados sobre su pecho, su mirada dura me hizo dar un escalofrío que me recordó cómo estaba mi situación con él.

Fría, igual que la mirada que le eché en ese momento.

No negaba que estaba un poco decepcionada de su actitud para conmigo, porque habíamos pasado de estar tan cerca, a solo mirarnos cuando era estrictamente necesario. Incluso los demás se habían dado cuenta, pues mis amigas me habían preguntado varias veces que había pasado con él. Mi respuesta era: Tenemos cosas más importantes que pensar. No cruzábamos palabras si no era estrictamente necesario, y aunque se dirigía a mí como si nada hubiese pasado usando sus lindas sonrisas, sabía que había un abismo entre los dos. No había usado el "carotte" ni una sola vez. El apodo había quedado en el olvido y no pensaba admitir que lo extrañaba.

—Debes mantener un poco más arriba el brazo— dijo con una sonrisa cuando llegué donde él después de haber disparado en varias ocasiones y haber estado a tan solo centímetros de darle al blanco. Sus brazos permanecían cruzados sobre su pecho. — pero igual ha sido un tiro muy bueno.

Me limité a asentir mientras revisaba las armas, tratando de ignorar su presencia, lo cual era muy difícil porque era casi magnética, haciendo que el no mirarlo se volviera una tarea sumamente peligrosa. Mi fingida concentración se vio interrumpida cuando un grito se coló por mis oídos, haciéndome poner una mueca y llevar mi vista al origen. Había sido Mia, que ahora estaba tirada en el suelo porque Scolly la había tumbado. El pelirrojo se mantenía con sonrisa mientras la ayudaba a poner de pie. Ella también había mejorado.

—Stacey— me llamó Dave en un susurro.

Dejé de mirar a mi amiga y devolví la mirada hacia el pelinegro. Su rostro permanecía serio, pero en sus ojos brillaba algún sentimiento que no me detuve a descifrar, justo porque había apartado la mirada tan rápido como la había puesto en él. No quería que aquel azul siguiera hechizándome.

—¿Qué ocurre? — le pregunté fingiendo distracción, mientras revisaba las armas. — ¿hay algún problema con el entrenamiento?

—Concéntrate.

Por momentos pensaba en lo bonito que había sido su actitud antes de que aquellos guardias aparecieran, pero luego recordaba que había llevado razón al decir que ese tipo de encuentros simplemente lograban desconcentrarnos a ambos. La mirada decepcionada que Scolly me había dado esa noche aún perseguía en mis pesadillas y me recordaba:

«Desde ser mejor»

Por la noche estaba a punto de dormir cuando dos toques, muy suaves y reconocibles, resonaron por la habitación. Con mi ceño fruncido me levanté de la cama para ir a atender a la persona que estaba del otro lado de la puerta, y aunque ya sabía a qué venía, no podía evitar preguntarme por qué lo seguía haciendo él.

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