Capítulo 19.

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Lo primero que pasó por mi cabeza fue entrar a la cabaña y llamar a las chicas, pero no me dio tiempo de hacer nada. Los soldados se nos acercaron demasiado rápido, ni siquiera me dio tiempo de salir corriendo hacia dentro, e incluso de gritar porque las manos de los soldados se aferraban a mi boca impidiendo que cualquier sonido saliera de ella. A Dave lo mantenía callado con el cañón de la pistola en su boca. Me miró demasiado calmado para la situación en la que nos encontrábamos.

Terminaron por ponernos de rodillas en mitad de la pista.

—Si haces, aunque sea un pequeño movimiento— el guardia que me hablaba señaló la cabeza de Dave— se muere.

Dave estaba frente a mí, con las manos en su cabeza mientras la pistola seguía en su boca, sus ojos no se separaron de los míos hasta que no fue estrictamente necesario. Traté de calmar de mis nervios porque aún era una novata en estos temas, y no quería que le hicieran nada a Dave. Los soldados se veían decididos a eliminarlo, estaba claro que no les importaba nada en lo absoluto. Dave a manos de ellos no valía nada.

—¿Sabes que es ilegal lo que estás haciendo, hijo? — la pregunta del guardia me hizo elevar los ojos hacia él, mientras rezaba por dentro que las demás se dieran cuenta de lo que estaba pasando, lo cual era algo difícil, la música seguía resonando fuerte— el alcalde ha dado la orden de ejecutarte, la Dama de rojo quiere que te llevemos a ella.

«Steve Borden y la Dama de rojo trabajaban juntos»

Dave no parecía afectado por las palabras del soldado.

—¿Sabes cuanta recompensa está ofreciendo por tu hermana? — canturreó, y la mención de su hermana si pareció afectarlo, su ceño se frunció inmediatamente, la preocupación radiante en ellos — no sé qué planes tendrá Borden para ella, pero estoy seguro de que no serán de tu agrado.

Dave estaba tenso. Su mirada estaba fija en el guardia, con odio, pero no podía hacer nada para quitárselo de encima.

—¿Por qué los quieren a ellos? — no pude evitar preguntar. Necesitaba que la atención recayera en mí y se olvidaran de él— ¿no es que la Dama de rojo me quiere a mí?

Le hizo una señal a su otro compañero para que se adentrara en la cabaña a inspeccionar, lo que lo hizo dejarnos en compañía de solo dos soldados.

—Han desobedecido órdenes reales— me inspeccionó de arriba abajo, su maldita mirada me producía asco, pues me miraba como si fuera alguna especie en vía de extinción. No. Me miraba como un trofeo. — el precio es su cabeza. Ni siquiera prisión.

—Entonces llévame con ella— espeté con odio. — deja a los que están aquí en paz.

Sentí la mirada de Dave quemar mi piel, pero lo ignoré.

—¿Te crees que así es el juego de la Dama de rojo? — soltó una estruendosa carcajada que me hizo querer ponerlo en la misma posición en la que tenía a Dave y meterle un tiro por la boca. Pero aún no podía, mi entrenamiento aún no era suficiente. — ellos ya han sentado su sentencia porque han elegido un bando, faltas tú.

—¿De qué hablas? — mi voz estaba perdiendo fuerza. — ¿a qué te refieres?

—La Dama de rojo quiere que te unas a ella— una sonrisa ególatra se formó en sus labios. Dave, a su lado, batallaba contra su propio cuerpo para no moverse, sus ojos me gritaban que no lo escuchara, pero simplemente necesitaba que alguien me hablara de ella para ver si la podía recordar, para conocerla mejor, para saber a qué me enfrentaba. — gobernando juntas serán invencibles.

«Sin peleas, sin batallas. Tendrás poder»

«¿Gobernar qué?»

—En sus planes está volverte más fuerte— se acercó a mí, dejando a Dave en compañía del otro soldado, su pistola ahora apuntaba a mi frente— pero si decides enfrentarte a ella, decides desatar una guerra.

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