Lugares embrujados en vivo

Capítulo 176 - Los primeros gemelos (10)

Dos años más tarde, las luces se encendieron silenciosamente en una vieja casa solariega en las afueras de la pequeña ciudad de Blackwood, Yorkshire, Inglaterra, que había estado inactiva durante años. A través del vasto desierto, un granjero en la distancia vio las luces aparecer de repente en la oscuridad y murmuró: "Así que hay gente viviendo allí".

La extensa y aparentemente abandonada casa solariega había sido comprada por Lin Qi hace más de cincuenta años con una identidad falsa. El propietario original, un rico comerciante, había sido amigo de la madre de Lin Qi e incluso había intentado establecer un matrimonio entre Lin Qi y su hija. Cuando la familia entró en decadencia, la propiedad fue descuidada y se deterioró y tuvo que ser vendida.

Los jardines estaban cubiertos de hierba que le llegaba a la cintura, la seca Fuente del Ángel estaba cubierta de una gruesa capa de musgo y había intrincadas telarañas colgando de los hastiales... La casa de estilo victoriano tenía cierto parecido con la mansión de Marianne Borley y, aunque su antigua opulencia se había extinguido, la desolación con un toque de conmovedora decadencia era inesperadamente apropiada.

Con una máscara sobre la cara y guantes de goma en las manos, Chu Yang sudaba mientras fregaba los pisos extremadamente polvorientos. Esta vez no habían traído a ninguno de los hombres de Lin Qi con ellos, por lo que tuvieron que hacer toda la limpieza ellos mismos. Aunque Lin Qi también estaba ayudando, Chu Yang lo observó mientras limpiaba la mesa y luego comenzó a dibujar el polvo con las yemas de los dedos. Se estaba divirtiendo tanto que Chu Yang solo pudo suspirar, luego lo llevó a la ciudad para comprar algunas necesidades diarias.

Desde que estaba con Lin Qi, sus actividades de limpieza se habían reducido a un punto muerto. El Consejo de Ancianos no los perseguía tan intensamente como antes, probablemente porque el mundo no era tan pacífico como lo había sido y las Cuatro Órdenes estaban trabajando con los gobiernos, por lo que tenían poco tiempo para lidiar con ellos.

Llegaron a esta ciudad discretamente para vivir en reclusión. Chu Yang tenía la sensación de que Lin Qi había elegido este lugar porque estaba cerca de Cuervo de las nieves, la ciudad donde nació.

Lin Qi no había estado en casa desde que había regresado silenciosamente a la Mansión Marianne Borley a principios de 1945. Aunque no había dicho tanto, Chu Yang sabía que Lin Qi en realidad extrañaba su hogar.

Incluso si la mansión estuviera vacía, incluso si regresara, no habría nadie allí esperándolo, pero eso era principalmente una nostalgia que la gente naturalmente llevaba consigo por el lugar donde nacieron. No importa lo lejos que uno haya viajado o cuántos lugares haya visitado, uno siempre quiere volver y ver su lugar de nacimiento, saber que todavía existe.

Su vida en reclusión era bastante tranquila. Se despertaban con la brisa de la mañana que traía el olor a hierba verde del campo, ordenaban y hacían reparaciones en la casa, leían, escuchaban música, practicaban el violonchelo, deambulaban por el bosque cercano en busca de inspiración y escribían notas en papel en la penumbra. Fuera de su santuario, las tensiones entre las naciones se estaban estrechando y la situación traicionera en torno a las políticas y la afluencia masiva de refugiados parecía no tener nada que ver con ellos. Por primera vez en ochenta años, Lin Qi vivía una vida que podría describirse como pacífica y feliz.

A menudo sentía una fuerte sensación de incredulidad, dudando si algo de esto era real y que estos días podrían terminar en cualquier momento, pero tan pronto como giró la cabeza y vio a Chu Yang sentado allí cambiando las cuerdas de su violonchelo intensamente, la luz derramándose sobre la mitad de su rostro, se sintió conectado a tierra nuevamente.

"Lin Qi, estoy pensando en conseguir un trabajo en la ciudad". Chu Yang terminó de cambiar las cuerdas y casualmente tomó un sorbo de la taza de té en la mesa junto a él.