-Esto tienes que llevarlo en el sujetador – Yvonne le metió un par de frascos en los pechos y ella ni se inmutó, ya estaba acostumbrada a que la manosease.
-¿Enserio? - preguntó ajustándose el aro - ¿Qué es? ¿Por qué?
-Éxtasis líquido. Se lo pones a quien lo pida. Medio frasco por copa.
Kiara volvió a mirarse los pechos. Como no le diesen un sujetados más grande iba a ser éxtasis sólido en cuestión de minutos por la presión. Hacía ya un par de días que había trabajado en el local de Mamá Rosa. Media jornada. Nunca le habían dicho que tuviese que ofrecer drogas.
-¿Pero esto entra en el precio?-Sí, claro, se da por supuesto que ya lo han pagado al entrar. La heroína va aparte pero eso a ti no te afecta.
Kiara se miró los pechos y se encogió de hombros. Tampoco era tan incómodo. El móvil era más grande y lo escondía en el sujetador cuando iba de fiesta, bajo la axila. Había llegado a llevar hasta las llaves de casa una vez pero decidió no volver a hacerlo porque se hizo varios cortes por el roce.A aquellas horas, ya estaba todo preparado. La iluminación, los suelos encerados, las botellas de primera calidad ordenadas por colores y las Ladys vestidas (o algo así) y perfectamente maquilladas. Yvonne tenía razón en todo lo referente a los clientes y sus normas se convirtieron en un manual de supervivencia. Había hombres que no tenían ni la menor idea de lo que era la educación. Para Kiara ya podían tener todo el dinero del mundo que nunca compensaría ser tan burros. Cuando alguno se pasaba de la raya no podía evitar pensar en Hell. "Y yo que me quejaba de que me acosaba sexualmente. Hell, en comparación con estos primates, es un príncipe azul."
-A ver, mis niñas, quiero tranquilidad hoy, ¿de acuerdo? Después del incidente de ayer no permitiré un solo escándalo más – Rosa caminaba sobre los tacones como si hubiese nacido con ellos puestos.
Llevaba un precioso vestido negro con la espalda descubierta y el pelo suelto en ondas naturales. Su mirada astuta nunca se apagaba.
-¿Qué pasó ayer? - preguntó Kiara a Yvonne
.-Ah, nada. Cuando te fuiste un tío se pasó con Vera. Creo que intentó tirársela en el baño.
Kiara se cruzó de brazos pero volvió a dejarlos caer al notar que los pechos se le subían. Cómo odiaba aquellos sujetadores.
-No os quitéis las bragas hasta que veáis la pasta, ¿entendido? - dijo Rosa escondiendo una sonrisa.
Las Ladys aplaudieron intentando quitar hierro al asunto y se balancearon al ritmo de Froot, la canción con la que se inauguraba la noche todos los días. Kiara se colocó tras la barra esquivando con habilidad una palmada en el trasero de Yvonne; adquiría reflejos cada día. Era algo que la incomodaba en demasía, las Ladys no tenían pudor alguno. Lo mismo se paseaban desnudas por las zonas comunes que compartían la ropa interior que dormían juntas. Kiara se sentía fuera de lugar y bastante incómoda. Era divertido a ratos, pero llegados a ciertos límites casi prefería encerrarse en su habitación.Rosa se acercó y se apoyó en la barra con los brazos dando a entender que quería hablar con ella.
-¿Todo bien? ¿Estás teniendo problemas?
-No, tranquila, estoy bien – contestó.
-¿Te aclaras con las bebidas? ¿Y los clientes?
-Me defiendo bastante. Creo que se me da bien.
Rosa dibujó una sonrisa torcida y le cogió una mano por encima de la barra.
-Escúchame un momento e intenta parecer normal, baby – ordenó en su tono habitual.
Una mala sensación se acomodó en su nuca. No le gustaba cuando Rosa bajaba el tono de voz. A pesar de ser una mujer atractiva y buena en aparencia, cualquiera con un mínimo de inteligencia habría notado la astucia y la malicia tras aquella máscara de cariño. Se asentaba en la falsa faceta de madre para inspirar confianza y no le iba nada mal. Pero Kiara no se dejaba engañar, no después de todos los batacazos que se había dado en su vida.
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Éxtasis (Saga Adrenalina II)
Ação"Hasta un perro sabe proteger a los suyos." Kiara ya no es Kiara. No al menos Capaldi. Tras la muerte de su hermano Liam y la reciente y amarga noticia de que es adoptada, lo único que puede hacer es preguntarse cuál es su camino. Ya no puede confia...