Hold each other close the whole night through

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"¡Traga, traga, traga!" Martin les hizo caso y terminó aquel roncola en menos de cuatro sorbos. La gente vitoreó y volvieron a sus asuntos.

La música retumbaba en sus oídos, pero no era suficiente para olvidarse de las palabras que le perseguían. "Necesito otra." Se abrió paso entre los cuerpos sudados de la gente hasta llegar a la barra. "Un ron cola, por favor."

"Que sean dos." Se acercó un hombre por atrás y le sonrió. Era atractivo. "Te invito, guapo." Le guiñó el ojo.

"Qué caballeroso." Sonrió de vuelta. No iba a negar una bebida gratis.

El hombre debió leer sus pensamientos, ya que se acercó para susurrarle en la oreja de forma seductora. "No lo hago gratis."

"¿Ah no? ¿Y qué quieres a cambio?" Le siguió el juego. Total, estaba bastante aburrido y no pensaba volver a su casa después de pelearse con su padre.

"A tí." Le pareció una cursilada pero lo ignoró y juntó sus labios en un beso efusivo. No le transmitía nada, notaba demasiado las babas del otro y tenía los labios demasiado secos. Besaba fatal.

Se separó como pudo, le había agarrado fuerte por la cintura y le hacía un poco de daño. "Me parece bien." Agarró el roncola de la barra y se lo bebió rápidamente. "Vamos al baño." Empezó a andar para que le siguiera.

Odiaba los baños de las discotecas. Y odiaba aún más tener que meterse en un cubículo sucísimo y que olía demasiado a pis y alcohol. Intentó vaciar sus pensamientos y solo movió la boca contra la del hombre de forma automática. Notaba las manos del hombre moviéndose por su cuerpo. Le estaba agobiando un poco.

Su móvil empezó a sonar pero lo ignoró. "Te están llamando."

Alejó sus labios y agarró su móvil. Era su madre. Lo dejó sonar hasta que cortó y se fijó en las 20 llamadas perdidas de su familia. No le dio importancia. "Joder, qué pesados." Apagó el móvil para que dejaran de molestarle. "¿Por dónde íbamos?"

Cuando abrió los ojos no sabía dónde estaba. No era su habitación. Notó otro cuerpo a su lado y cierto dolor en sus piernas y su cabeza. Se levantó, se vistió, cogió sus cosas y se fue sin decir nada. Encendió su teléfono. Tenía más de 50 llamadas perdidas.

Llamó a su hermana. No tardó en cogerlo. "¿Hola?"

"¡¿Cómo que hola?! ¿Dónde coño estás, Martin? ¡Llevamos horas llamándote!" Le gritó, empeorando el horrible dolor de cabeza que tenía.

"Joder. Que ya os he dicho que me dejéis en paz. Que no voy a disculparme con papá. ¡Dejadme en paz por una puta vez!"

"Martin-" No le dejó hablar.

"Es que estoy harto de vosotros. De todos. Iros todos a la mierda y pasad de mí."

"¡¿Te puedes callar de una puta vez?!" Se paró en seco y se calló. Su hermana no solía hablarle así. Algo pasaba. "Que amama ha muerto, joder." Le fallaron las piernas y casi se cae. Se sujetó a una farola para evitarlo.

"¿Qué?" Solo oía los latidos de su corazón aumentando su ritmo cada segundo que pasaba.

"Le dio un infarto y la llevaron al hospital esta madrugada. Parecía que estaba bien pero al final nos dieron media hora para despedirnos." Empezó a caerle lágrimas de los ojos sin poder evitarlo. Se agachó, no podía sostenerse de pie.

"Si es una broma no me hace ni puta gracia, María." Le costaba respirar.

"Estamos en el tanatorio. Deberías venir. O bueno haz lo que te dé la puta gana, ya da igual."

"¿Martin? ¿Qué pasa?" Escuchó de fondo. "¿Amor?" Abrió los ojos asustado. Se sentó como pudo e intentó respirar. No podía.

"No-no puedo." Dijo como pudo entre sollozos. Agarró las sábanas con fuerza, sus uñas se clavaban en sus manos.

Wouldn't it be nice?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora