II

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Arribaron a Kings Landing al medio día, Lucerys había viajado en barco, pues sus hermanos aún eran pequeños y sus dragones también, Jace y Daemond habían llegado antes que ellos, preparando la presentación para el anuncio del matrimonio, junto con hablar con los maestres de la condición de Lucerys, su último celo y su castidad.

Al llegar al castillo los recibió Helena junto con sus gemelos, Joffrey se soltó de su mano para ir a conocerlos.

Lucerys sonrio ante el gesto, le hacia feliz saber que Joffrey tendría compañía en el castillo.

-Tus hijos con Aemond serán igual de hermosos-
Helena lo había tomado del brazo mientras caminaban para adentrarse.

-Mis condolencias por la muerte de su familia princesa-

Lucerys había ignorado el comentario por completo, quería cambiar el tema por lo que darle el pésame a su tía seria una buena opción.

-La única vez que notaba a Aegon era cuando estaba ebrio y llegaba a mis aposentos, y mi abuelo muy rara vez me dirijia la palabra, así que no te preocupes por mí, mejor acepta las mías por tu madre y tu hermana-

Daemon al final había asesinado a Otto, fue nombrado Mano y ahora ocupaba un lugar en el consejo.

-Gracias-

Llegaron a la habitación que fue de su madre, Helena y el se sentaron en el suelo junto con los pequeños, las sirvientas tardarían en llegar, pues habían realizado un pequeño banquete para anunciar el compromiso, por lo que tenia entendido se casaría antes de la coronación de Aemond.

Mientras el jugaba con sus primos y sus hermanos, Helena bordaba, le alegraba saber que el color verde había pasado a la historia, todo el castillo era adornado por el negro y el rojo.

Cuando las sirvientas llegaron traían un atuendo rojo entallado, con bordados de oro, era abierto de abajo pero ceñido de la cintura, también permitía que se notará su clavícula y sus brazos, encima tenía una capa negra que en la espalda tenía bordado en rojo a la casa Targaryen.

Lucerys sentía un nudo el la garganta una vez que tenían el atuendo puesto sintio la presion del matrimonio, la última vez que vio a Aemond fue en el juicio de la sucesión del trono de Driftmark y antes de ello fue cuando le arrebato el ojo a su tío. De esas ocasiones no convivió con el, desconocía su forma de ser, el como trataba a los omegas y su forma de pensar.

Helena se había ido con los niños antes de que se vistiera, estaba totalmente solo ahora, había una ventana, si caía moriría pero seguía siendo una opción.

-Lo esperan en la sala mi príncipe-

Los golpes de la puerta alejaron esa idea de su cabeza, con paso firme se dirigió a la sala del trono, sentado en el estaba Aemond, lucia el mismo traje negro solo que ahora llevaba la misma capa negra que el, al entrar al salón todos inclinaron la cabeza menos su tío, bajo las escaleras y extendió su mano esperando a que Lucerys lo alcanzará.

Al llegar tomo su mano y se acomodo a su lado, el olor de Aemond se describía como "Sangre y Ceniza" no era de su gusto pero tampoco se le hacía asqueroso.

-Mi querido Lord Strong-

Aemond se había inclinado a su oído para susurrar aquello, su madre y el se mofaban de su "bastardia", el día que le quito el ojo y su abuelo le había obligado a decir quien los llamaba así era más que obvio que fue la reina, solo que ambos eran unos cobardes para admitirlo.

-Targaryen, Lord Targaryen, pronto sere tu esposo-

Lucerys lo miró a los ojos y Aemond le sonrió.

-Un bastardo que conoce su lugar-

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