Joder.
Todavía no puedo creer lo que acaba de pasar, quiero volver a hacerlo, pero sé que Emma me dirá que no y volverá a decirme que esto no volverá a suceder.
Porque tanto ella como yo, sabemos lo que acabamos de hacer está mal, pero no me arrepiento de nada, lo volvería a hacer una y otra vez. Tal vez Emma si esté arrepentida, ya que acaba de engañar a su prometido.
Sin embargo, estoy dispuesto a reconquistar y recuperar a mi mujer.
Escucho la puerta del baño abrirse y veo salir a Emma envuelta en una toalla en su cuerpo, el cual minutos atrás estaba recorriendo con mis labios y manos.
Con ver a Emma solamente en toalla, mi polla vuelve a estar dura, solo ella logra ponerme duro en segundos.
– Creí que ya te habías ido - dice - .
–¿Y perderme de esta hermosa vista? - pregunto divertido - no lo creo.
– Hablo en serio Alexander, es mejor que te vayas.
Suspiro, ya que sabía que se arrepentiría de haber follado conmigo. Me levanto de la cama sin molestarme en cubrir mi desnudez ante la presencia de Emma, pero ella me da la espalda dándome "privacidad" lo cuál me parece absurdo.
– Voy a ducharme y luego de desayunar con ustedes me largo - digo seco y enojado - así que no te preocupes Emma.
Emma
Aprovecho que Alexander entró al baño y me voy vistiendo, para luego ir a despertar a mi hija.
Lo que pasó ayer no debió suceder, tenía que haber evitado que llegáramos lejos, pero no, hice todo lo contrario, porque la maldita calentura me ganó.
¿Pero como evitarlo?
Cuando Alexander tenía sus manos en todo mi cuerpo, cuando me daba aquellos besos húmedos en mi cuello, lóbulo, mandíbula, pechos y otras partes de mi anatomía.
Pero eso no es ninguna excusa por haber engañado a Dante, él no se merecía que lo engañase de esa forma. Pero no volverá a pasar.
Solo fue un momento de debilidad, pero no más. A partir de hoy solo seremos los padres de Atenea.
Escucho que tengo una llamada y es... Dante.
¡Carajo!
Mal momento para llamarme Dante, pero de todas formas voy a responder. Pongo en alta voz la llamada y dejo mi celular en mi tocador, mientras termino de vestirme.
– Hola amor - saluda - ¿Cómo dormiste?
¿Qué como dormí?
Pues... de maravilla, a pesar de que estuve follando con Alexander toda la noche y parte de la madrugada.
Quise responder, pero solo dije:
– Muy bien Dante, ¿y tú? - pregunté poniéndome los aretes - .
–Muy bien, pero no dejo de pensar en nuestra fiesta de compromiso.
Y por segunda vez en el día, me sentí culpable.
– Ya quiero que estos seis meses pasen rápido - dijo - .
– Igual yo - mentí - .
– Entonces esta noche tenemos una cita.
–¿Me estás preguntando o informando?
–¿Ambas cosas? - reí - .
– Acepto su invitación señor Miller.
– Perfecto, la paso a buscar a las ocho señorita syler.
– Lo estaré esperando entonces... ¿Hablamos más tarde? - pregunté - .
– Por supuesto - respondió alegre - te amo Emma - no respondí y colgué - .
Suspiré, también desearía amarte Dante.
– Te amo Emma - pego un salto en mi lugar al escuchar a Alex - pobre, ni le respondiste. Que cruel eres Emma.
– Deja de estar escuchando conversaciones ajenas Alexander.
– Y aún así - ignora lo que dije - decides casarte con él a pesar de que no lo amas.
– Pero con el tiempo y estando a su lado, lo haré. Me enamoraré de él y le diré lo mucho que lo amo.
Dije todo aquello dándole la espalda, en ningún momento volteé a verlo. Escuché que soltó un gruñido y en un momento ya estaba acorralada entre la pared y su cuerpo.
Pero esta vez no le estaba dándole la espalda. Lo miré a los ojos y ví que estaba enojado... Correción, estaba furioso, por lo que había dicho.
– Tú no te vas a enamorar de otro hombre que no sea yo, eres mía Emma, y no dejaré qué estés en brazos de otro hombre. Asi que ve sacándote de la maldita cabeza que vas a casarte con otro, y si lo haces es conmigo.
No puedo contener la carcajada que sale de mi boca, al parecer todavía no comprende que no vamos a estar juntos.
– A ver Alexander, como te hago entender de que tú y yo - nos señalo - no vamos a estar juntos, ni hoy, ni mañana, ni nunca.
– Y como te hago entender yo a tí que tú eres mía, que quieras o no estamos enamorados el uno al otro, que no importa cuánto te esfuerces en olvidarme, porque al final de todo no podrás lograrlo, ya que sino pudiste olvidarme durante todos estos años, menos lo harás ahora.
No me da tiempo a responder nada, porque estampa sus labios con los míos, al principio me resisto, golpeo su pecho con mis manos tratando de alejarlo, pero es imposible.
Luego de unos minutos me rindo y le correspondo el beso con las mismas ganas que él. Nos separamos por falta de aire, lo miro fijamente a los ojos sabiendo que esto le divierte, que no va a parar hasta conseguir lo que quiere, ya que está sonriendo.
– Buenos días Emma - dice y sale de la habitación - .
¡Pero que imbécil!
¿Quién se ha creído que es? No puede venir a mi casa a seducirme, follarme y al día siguiente decirme que soy suya y besarme para después salir de mi habitación como si nada hubiese pasado.
Menudo idiota.
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El fruto de nuestro amor
RomanceDespués de dos años, Emma recibe una llamada, una que cambiará su vida para siempre. Aunque ella sabía que tarde o temprano iba a suceder, que su pasado volvería y que no podría hacer nada para evitarlo. Sin embargo, ella había hecho una promesa que...