A pesar de que hoy haya estado todo el día en la oficina, no voy a postergar más tiempo para hablar con Emma y aclarar las cosas de una buena vez por todas.
Ya son más de la siete de la tarde, recién salgo de la oficina yendo a la casa de Emma. Aunque hace una hora le envié un mensaje diciéndole que al salir del trabajo iría a su casa para que hablemos, sin embargo, no respondió sino que solamente vio el mensaje.
Al llegar a su casa, bajo de mi auto y toco la puerta de esta. Inmediatamente me abren la puerta y antes de que pueda articular una palabra, el grito de mi princesa captó mi atención, haciendo que solo me concentrara en ella.
Sonreí al verla sonreír y correr tan rápido como sus pequeñas piernitas se lo permitían, extendiendo sus bracitos hacia mi.
Sin dudarlo un segundo, me agaché hasta quedar a su altura, para luego tenerla entre mis brazos al mismo tiempo en que me ponía de pie y giraba con ella haciéndonos reír.
Luego de unos minutos estando abrazados, miré a Emma quién estaba sonriendo por la escena que veían sus hermosos ojos azules.
– Te extrañé mucho papi.
– Yo también princesa - miro nuevamente a Emma - hola Emma.
– Hola Alex.
– Papi, ¿jugamos un rato?
–¿Hiciste caso a mamá? - asiente - ¿Te portaste bien?
– Si papi, me porté bien y le hice caso a mami. ¿Verdad que si mami? - mira a su madre - .
– Así es mi amor.
– Entonces, siendo así, jugaremos un rato y luego veremos una película. ¿Te parece bien?
–¡Siiii!
Por el momento te salvaste Emma, pero no por mucho tiempo. Solo espera a que nuestra hija esté en su habitación dormida y entonces hablaremos.
Le dedico una última mirada a Emma para luego ir a la sala a jugar con mi hija.
Emma
En lo que Alexander y Atenea se van a la sala, yo voy a la cocina a preparar la cena.
Decido hacer lasaña, preparo los ingredientes y me pongo a cocinar.
Ya sé que en cuanto Atenea este dormida, Alexander aprovechará aquel momento para hablar sobre lo que pasó ayer por la noche, y por más que quiera evitarlo no puedo y solo por dos simples razones.
La primera, porque por más que evite el tema, Alex siempre encontrará la oportunidad e insistirá en hablar sobre lo que pasó. Segundo, porque debo enfrentar esto de una vez por todas y así terminar de hablar del tema para siempre.
Treinta minutos después la comida ya está lista al igual que la mesa, por la que solamente puse los platos en la mesa. Fui a la sala a decirles a alex y mi hija que la cena ya está servida. Cuando los vi, estaban sentados y abrazados viendo una pelicula de Disney.
– La cena está servida - se voltearon a verme y después se levantaron - .
Nos sentamos cada uno en su respectivo lugar y cenamos entre risas y anécdotas, lo cual ya era costumbre, y como lo supuse, Alexander aprovechó la oportunidad para empezar a hablar en cuanto dejé a nuestra hija dormida en su habitación.
– Ahora si no te puedes escapar Emma - dijo sentándose en frente mío - tenemos que hablar.
– No hay nada de que hablar Alex - dije firme - y si te refieres sobre lo que pasó ayer, te digo que solo lo olvides y ya. Asi como lo hice yo - mentí - .
No podria olvidar ese beso aunque quisiera, porque mi cabeza no dejaba de recordar nuestro apasionado beso. Simplemente no podía.
– Mientes - dice - sabes tan bien como yo que no puedes olvidarte de nuestro beso y tampoco quiero olvidarlo.
–¿Y por qué no quieres hacerlo? No entiendo - y era verdad - .
Podía tranquilamente hacer como que nada pasó y seguir como si nada, así como lo hizo hace tres años.
– Porque es una prueba de que aún me amas y que nunca has dejado de amarme, como tampoco pudiste olvidarte de mi. Eso mismo que dijiste ayer antes de que me pudieras que me vaya de tu casa, y así como me confesaste que todavía sigues enamorada de mi, quiero que sepas que yo también lo estoy. No me preguntes como ni cuando sucedió, porque ni yo mismo lo sé, solo sé que te amo desde el primer día en qué te vi y que no pienso renunciar a ti.
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El fruto de nuestro amor
RomansaDespués de dos años, Emma recibe una llamada, una que cambiará su vida para siempre. Aunque ella sabía que tarde o temprano iba a suceder, que su pasado volvería y que no podría hacer nada para evitarlo. Sin embargo, ella había hecho una promesa que...