CAPÍTULO 5: MIRADAS ENTRELAZADAS

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Entre sollozos Daniella corría desesperadamente arrastrando su pierna mutilada buscando una salida entre el laberinto de árboles que le rodeaban. De un momento a otro la fuerza de su pierna derecha cedió y calló al suelo de forma patosa. Antes de poder volver a incorporarse, una daga dorada le atravesó la espalda y Daniella no pudo evitar gritar de dolor mientras de su boca brotaba sangre. La corpulenta figura encapuchada sacó su daga del delgado cuerpo inerte de la joven y lamió la sangre de la hoja todavía caliente. Sus manos se tornaron de un rojo intenso mientras un surco de luces dibujaban sus nuevas runas.

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Los dulces de naranja y limón habían mantenido a Sophie entretenida. Parecía estar más fascinada por los pequeños pastelitos que por su idílico futuro matrimonial. Hombres de todo tipo se acercaban maravillados por su belleza. Ella en cambio les contestaba con un gruñido mientras engullía sin descanso. Cosa que provocaba constantes carcajadas a sus amigas que la observaban con delicia.

-Deberiáis pararla antes de que uno de esos insensatos le robe un pastelillo y muestre los dientes.- Dijo una voz masculina a su espalda.

Ciaria abrió mucho los ojos al reconocer la grave voz. Sin necesidad de girarse sabía que quien le esperaba tras ella era la voz de su mejor amigo de la infancia y primer amor Peter Sionel. El joven se movió dando un giro con agilidad y se colocó enfrente de las dos amigas. Había crecido desde la última vez que Ciaria le había visto, pero seguía manteniendo ese magnetismo y ese poder sobre ella, se maldijo en sus adentros.

-¡Pero en qué hombretón te has convertido Sionel!- Comentó sorprendida Cheryl tocando el hombro del bronceado joven como gesto fraternal.

-Me dijeron lo de Marcus, espero que vuelva pronto al igual que mi hermano.-Musitó Peter con una sonrisa como gesto de condolencia a su vecina de la infancia.

- Dicen que pronto la guerra terminará.- Respondió la alta joven jugando de forma nerviosa con uno de sus mechones sueltos del pelo.- Pero dicen demasiado para lo que realmente se ve. 

Ciaria no pudo evitar frustrarse. Miles de hombres estaban siendo enviados a una guerra de la que se desconocía la causa y el propio enemigo. Ella había sido entrenada durante años para ser uno más de los combatientes, sin embargo; estaba complaciendo a su padre vestida con caros trajes con el fin de casarse y poder dar un sano heredero. 

-Morir en la gloria de la batalla es un honor para todos los que han pasado por mi academia, el sufrir por una posible pérdida es martirizarse por algo con lo que ellos estarían agradecidos.- Comentó como forma de aliviar la angustia que invadía el ambiente.- Mi padre siempre me ha dicho que un buen guerrero es aquel que sabe cuando jugar sus batallas y permanecer paciente. Vosotros dos debéis ser fuertes por vuestros guerreros que combaten por nuestra paz, que combaten por vosotros. Sed pacientes y seréis recompensados. En tiempos como estos el pensar en posibles devastadores finales solo sirve para alimentar nuestros miedos y debilitar nuestras mentes.- Tras una pausa.- Así que, no queda otra que disfrutar mientras de la compañía de los que nos rodean.- Finalizó Ciaria acariciando la manó a su amiga y sonriendo a su amado amigo.

Sabía que el querer formar parte de la guerra era algo descabellado para algunos, pero Ciaria era amante del arte de la batalla y comprendía con creces a aquellos que habían sido mandados. Daba igual que abandonaras a tus amados, al final del día estabas luchando por ellos y no había mejor forma de transmitir tu amor por ellos que defendiéndolos. 

Peter le devolvió una sonrisa entristecida, su mirada se ocultaba en su ahora liso rubio flequillo que ocultaba con el que pretendía ocultar su amargura. Portaba un sencillo traje de lino plateado decorado con pedrería y un mullido chaleco azul casi blanco que destacaba su corbata roja conjuntado con sus brillantes mocasines. Sin duda un amante acérrimo de la moda como ella pensó. 

-Uy vaya jajajaja pero si vais conjuntados y todo. ¡Qué clase!- Grito con la boca llena con una cálida mirada la joven trenzada de ojos violeta. Ciaria y Peter no pudieron evitar mirarse a la vez y sonreír de forma nerviosa. Cheryl asintió algo entristecida por la conversación y se despidió con la excusa de que acababa de ver a su hermano. 

Peter y Ciaria se volvieron a mirar de forma silenciosa como si con su mirada pudieran decirse todo lo que sentían. Sophie miraba enternecida la situación, sabía que esos dos amigos de la infancia habían dejado de serlo durante mucho tiempo y solo necesitaban un empujón para transformar su relación. 

-Siento...- Dijeron a la vez.

-Perdón, perdón di.- Pidió Peter.

-Siento si mis palabras no hay sido muy oportunas.- Murmuró Ciaria.

-Han sido perfectas.- Contestó el joven dando un paso hacia ella sin dejar de mirarla a los ojos.

Por un momento Ciaria pensó que se perdería en su mirada.

THE BALANCE OF THE AURA: EL INICIO DE LA PÉRDIDA DE EKADEMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora