Se llevó el índice a la boca para morderse un poco el dedo mientras miraba hacia ambos lados del pasillo. Tomaba cualquier producto evitando acercarse a el que realmente le interesaba comprar.
- ¿Puedo ayudarla en algo? – el producto resbaló de sus manos y se agacho torpemente para recogerlo y colocarlo de donde lo había tomado. El personal la miraba con una sonrisa forzada de esas que te enseñan a poner en el trabajo mientras esperaba una respuesta.
-Encontré lo que buscaba, gracias.
Tomo el primer producto que encontró mientras se lo mostraba sonriéndole de la misma manera, espero a que se marchara para acercarse al área femenina. Había de todo tipo, profesionales, caseras, de un precio alto y bajo; como contaba con poco presupuesto tomo la menos costosa y apretándola fuertemente entre sus manos se dirigió hasta la caja para pagar.
Aquel lugar olía a medicamentos, látex y a bebés. Bebés.
-Señorita. - sacudió la cabeza dirigiendo la mirada a la mujer que se encontraba frente a ella. Los ojos cansados, el cabello plateado y la frente llena de arrugas que dejaban ver lo cansada que se encontraba en ese momento. Se preguntó si llegaría a verse de esa forma algún día.
- ¿Disculpe?
-Le pregunto que si eso sería todo lo que llevará.
-Eh...- buscó con la mirada y encontró un chocolate que le llamo la atención así que lo puso frente a ella. - ¿Cuánto cuesta este?
La señora lo pasó por un sensor y la maquina hizo un sonido mostrando el precio del chocolate $3 dólares, se miró la mano viendo el billete de 10 dólares. Tomó el chocolate y lo hizo a un lado, estiro la mano y le cedió el billete con una sonrisa apenada. La mujer se quedó viendo a aquella delgada chica, parecía que se había puesto plastas de maquillaje negro bajo sus ojos, pero en realidad solo eran ojeras, su cabello despeinado y tenía un aspecto desaliñado. Sin poder evitarlo aprovecho que estaba con la mirada perdida en algún lado y le colocó el chocolate en la bolsa, se quedó mirando al producto que llevaba y suspiró.
-Ten un buen día, cariño.
Salió de la farmacia mirando hacia abajo y cuando levantó la mirada no pudo evitar comenzar a temblar. El viento le acariciaba la cara dejando un ardor por lo frio que estaba, el cielo comenzaba a tornarse oscuro y no por el hecho de que estuviera anocheciendo, una tormenta se avecinaba, odiaba los días lluviosos, sobre todo odiaba aquellos que eran acompañados de truenos y relámpagos. El corazón se le aceleraba mientras subía las escaleras hacia su departamento, las llaves en su mano se tambaleaban mientras intentaba abrir, pero cuando lo logro caminó sin dudarlo hasta el baño.
Tomó el producto de la bolsa y lo colocó encima del lavabo "prueba de embarazo: resultados tempranos" se leía en el empaque, sentía el estómago revuelto, comenzó a deshacer el paquete mientras el pequeño palito salía a la vista. Hizo lo necesario, después lo tapo y lo dejo reposar sobre el mueble. Los minutos pasaban como horas, se preguntó qué pasaría cuando le dijera el resultado, tal vez se pondría feliz, se emocionaría tanto que la abrazaría y todo cambiaria ¿pero y si no le gustaba para nada la idea? Una vez que el reloj marcó que habían pasado 5 minutos se levantó y la colocó a la altura de sus ojos, tomo el papel entre sus manos y paso de mirar a la prueba a mirar las instrucciones, así unas cuantas veces, se le dibujó una sonrisa en la cara mientras veía las dos rayitas en la prueba, no pudo evitar llevar la mano a su abdomen, las lágrimas le corrían por las mejillas.
Luego de un rato dejó la prueba en el baño, se recostó por un momento procesando todas las emociones que sentía. Tal vez no era un momento pertinente para tener un bebé, por su edad, por su situación económica, por su situación y punto; pero estaba feliz. El sueño comenzó a envolverla y se dejó llevar cerrando los ojos aun con una sonrisa en su rostro.
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Se movió un poco al escuchar un ruido, pero no se levantó de la cama "tal vez es el gato de la vecina" pensó, el silencio volvió. Todo pasó muy rápido, de un segundo a otro se encontraba con aquel hombre tomándola por el cabello mientras le gritaba y se la llevaba a rastras hacia el baño.
- ¿¡Qué mierda es esto!?
Se encontraba estupefacta, no sabía que decir, por lo que se le quedo viendo aterrorizada mientras veía como sus fosas nasales se abrían y se cerraban demostrando lo enojado que estaba. El sonido de su palma estrellándose en su mejilla hizo eco en todo el departamento, soltó un sollozo mientras lo miraba a los ojos.
- ¡Vamos a ser papás! - gritó esperanzada esperando que cambiara su actitud. El hombre tomo la prueba y la estrelló en una de las paredes del baño. - ¿¡Que pasa!?
- ¡Y una mierda! Yo no soy nada de esa cosa ¡eres una puta cualquiera!
Se acercó a grandes zancadas y le propinó un puñetazo en pómulo, soltó un grito mientras un dolor punzante le recorría el ojo izquierdo. La tomó del cabello y la empujo hasta la cocina haciendo que su cadera estampase con la barra.
- ¡Hoy no! - suplicó mientras colocaba las palmas al frente en señal para que parara. - ¡por favor! ¡Lo vas a matar!
Se acercó a ella haciendo oídos sordos y la tumbo para comenzar a patearle el abdomen; metió las manos, se hizo bolita en posición fetal, pero nada le impedía llegar hasta su abdomen. Las lágrimas salían de sus ojos en automático, ya no gritaba, solo se quedó escuchando los truenos mientras sentía llegar los golpes por todo su cuerpo. Odiaba los días lluviosos, en especial, los que se acompañaban de truenos y relámpagos, eran su día favorito, porque ahí no podían distinguir sus gritos de la lluvia.
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Despertó con el cuerpo adolorido, miró a su alrededor y como era costumbre se dio cuenta que estaba en el baño. Se sentó como pudo mientras gemía del dolor, tomó la botella que estaba junto a la puerta y le tomó un gran sorbo que la dejó hasta la mitad. Era lo de siempre, la golpeaba hasta que se cansaba, la encerraba en el baño inconsciente para no sentir culpa al verla, le dejaba una botella de agua y por la noche la cargaba para llevarla al dormitorio mientras ella se hacia la dormida.
Levantó la mano desde el suelo y comenzó a tocar las cosas que estaban en el mueble para poder encontrar la prueba, en su lugar toco algo fresco y lo tomó, dentro de la bolsa se encontraba un chocolate. El recuerdo de aquella mujer que la atendió se le vino a la mente, el estómago le rugió y recordó que no había comido nada.
Comenzó a abrirlo, pero más allá de aquel chocolate logro divisar una mancha roja en el suelo, bajó la mirada a sus medias que se encontraban de un color rojizo. Las lágrimas comenzaron a resbalarle por las mejillas mientras se llevaba el chocolate a la boca, sollozó y se quedó quieta esperando que no la hubiese escuchado. Mientras masticaba, sentía el dulce sabor del chocolate y el amargo sabor de haber perdido lo único que la podría haber hecho feliz y se preguntó si algún día llegaría a verse llena de arrugas como aquella mujer.