Un escalofrió le recorrió la columna al sentir la piel tibia de su mano contra la suya, sonrió bajando la cabeza y estiró una mano frente a ella, un copo cayó en su palma derritiéndose rápidamente, su acompañante le apretó la mano regalándole una tierna sonrisa. Seth era uno de sus clientes frecuentes en la biblioteca, siempre jugaban a las miradas como un par de adolescentes cuando iba a regresar o cambiar sus libros; sabía que le gustaban los libros sobre criminales, misterio y ese tipo de género. Había cumplido 17 años hace dos semanas, ese mismo día tomó el coraje de pedirle una cita, ahora era su segunda cita y la primera vez que la tomaba de la mano.
-Creo que el clima esta horrible esta noche. - le sonrió mientras se tenían bajo el techo de un pequeño restaurante a contemplar como las calles comenzaban a ponerse blancas. - ¿te apetece algún lugar en especial para cenar?
Miró detrás de él, aquel lugar se veía lindo y sorprendentemente quedaba muy cerca de su departamento. Además, ya le urgía sentarse y platicar es resto de la noche sobre él, quería conocerlo mejor, porque entre más lo conocía, más le gustaba la idea de estar con él.
-Podemos cenar aquí, he escuchado que es un buen lugar y se ve lindo, no tendríamos que caminar más.
-Como gustes.
El resto de la cena la pasaron riendo y platicando, supo que Seth le llevaba tres años, pero le parecía un rango normal, tenía metas y eso le encantaba, estaba estudiando derecho en una de las mejores universidades del país, además, le gustaban los deportes, había entrenado un poco de todos, pero el boxeo era su favorito. Al momento de pagar casi se derrite cuando le dio un regaño, había dicho "no es de caballeros dejar que una dama pague" mientras le regalaba una sonrisa coqueta.
Al regresar del baño notó como su semblante había cambiado, tenía el ceño fruncido y se había quitado la chaqueta mientras la sacudía irritado. Se acercó a él y le tocó el hombro suavemente para evitar asustarlo.
- ¿Ocurre algo?
-Discúlpame linda. - suspiró mientras se dejaba caer en la silla, al principio evitaba su mirada y después se tomó la cabeza entre las manos. No sé qué ha pasado, no puedo encontrar mi billetera.
Le parecía tierno que se avergonzara, pero lo entendía perfectamente, si a ella le hubiera pasado estaría tres metros bajo tierra. Mientras seguía sin mirarla, sacó su billetera y dejo la cantidad sobre la mesa avisándole a la camarera. Seth le tomó la mano mientras la miraba con el semblante serio.
-No te lo puedo permitir, me siento como un estúpido, déjame compensarte.
-No es un problema, no dejaré que me pagues todo, soy una mujer independiente. - le guiñó el ojo, mientras le sonría para tranquilizarlo. Luego de aquel inconveniente lo convenció de ir por un chocolate caliente y dar un paseo por el lugar, no le pareció que volviera a gastar en él por qué "era un recurso para sus estudios" pero al final cedió.
Aquella noche había sido un adelanto de su futuro con Seth.
