Capítulo 3

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Aquel día, los pasillos se encontraban saturados de estudiantes en apuros, debido a la llegada de los finales de semestre. Por otro lado, Elizabeth caminaba relajada disfrutando de la frustración de los demás. Tenía la idea de que una calificación nunca podría definirla, por lo que no se tomaba a pecho las fechas limite de los trabajos; le facilitaba la vida y se evitaba fácilmente el estrés.

Las puertas del comedor se abrieron y el olor a café llenó sus pulmones, se preguntaba qué podría comer pero el solo hecho de pensar en comida le provocaba náuseas, aunque, sabía que era necesario comer algo para poder disfrutar de un cigarrillo sin tener consecuencias después. Si algo detestaba en el mundo, era el dolor de estómago, la incapacitaba aun así fuera una mínima cosquilla. Solía tener problemas para comer y no era el hecho de querer estar delgada, porque ya lo era lo suficiente, simplemente no le apetecía.

A lo lejos divisó a la novedad del grupo. Pasaba una manzana roja de una mano a la otra, como si estuviera jugando malabares, se le notaba pensativo, aprovechó su soledad y se acercó dejando caer de un golpe seco la mochila sobre la silla frente a él, sintió su mirada al mismo tiempo que veía como la manzana resbalaba de sus manos rodando justo hacia donde ella se sentaría.

-¿En dónde están todos?- le apetecía molestar a alguien, por lo que a pesar de no estar hambrienta tomó la fruta pasándola sobre su ropa para "limpiarla", para después darle un gran mordisco sin dejar de mirarlo directamente a los ojos.

-Buenos dias.- murmuró el castaño con un tono de reproche mientras bajaba la mirada a la manzana mordida que había sido colocada sobre la mesa. Le parecía algo molesta su actitud pero prefería no caer en sus provocaciones.- Todos en clase, supongo.

La pelinegra seguía masticando, conteniendo las ganas de devolver la comida sobre la mesa, tragó sintiendo como le picoteaban los ojos por lo que alejó la mirada de Luke. Tomó su mochila rápidamente dispuesta a marcharse al baño pero fue interrumpida por el castaño cuando pasaba por su lado.

-¿No vas a terminarla?- preguntó mirando la manzana frente a él. Elizabeth casi sonrió, acomodó la mochila por última vez y lista para marcharse respondió:

-No tengo hambre.

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Empujó las puertas de los sanitarios una a una sin importar los quejidos de los que se encontraban dentro, hasta que una de ellas cedió, justo en el momento que se giró hacia el retrete el contenido de su estómago se vació, lo cual se resumía a solo un bocado de manzana y un jugo de naranja del desayuno. Se levantó del suelo como pudo, el mareo siempre llegaba justo después de vomitar, buscó una botella de agua a tientas en su bolso mientras parpadea rápidamente para recuperarse.

-Mierda

Frente al lavabo el espejo reflejaba a una pelinegra pálida con los pómulos llenos de lágrimas negras, el agua fría siempre ayudaba. Estaba segura de que había recordado tomar su botella de agua de casa. Abrió la puerta de los baños encontrándose con el castaño recargado en la pared con un cigarrillo en los labios y una botella en las manos, su botella.

-Se te cayó al salir corriendo.-Cruzaron miradas mientras tomaba la botella de sus manos y se la tomaba por completo. Una vez que pudo respirar completo se tomó la libertad de tomar el cigarrillo y darle una calada mientras cerraba los ojos disfrutando del ardor en todo su sistema. Luke percibió como el pálido semblante de su compañera se relajaba tras esa gran calada, por lo que decidió dejarlo pasar y encendió otro mientras miraba cómo se balanceaba de un lado a otro sin equilibrio.- ¿Te encuentras bien?

Sintió como la tensión regresaba a su cuerpo y antes de poder siquiera ladrar que no se metiera en sus asuntos escuchó la voz aguda de su amiga. El castaño notó su molestia mientras seguía mirándola notando como pretendía que no pasara nada frente a la rubia.

-Te ves terrible ¿que te sucedió? Hola Luke.

-Vaya, gracias.- reprochó la pelinegra aceptando el abrazo de la rubia.- Tenía calor y me mojé la cara.

Carraspeó mirando a Luke de soslayo para después volver a su cigarrillo y saludar con una mano a Tom.

-¿Se apuntan al Mystic?

En los grupos de amigos, cada integrante cumple con una misión; la de Tom era encontrar las mejores fiestas, esas que duraban hasta el amanecer y contaban con un dealer en cada rincón del lugar. Elizabeth pensó que una fiesta no estaría mal, casi sentía el cannabis relajando su cuerpo, por lo que aceptó rápidamente mientras lanzaba la colilla de su cigarrillo al depósito.

-¿Una fiesta en martes?

Como si se tratará de una criatura mitológica toda la atención se centró en el castaño. No le disgustaban las fiestas, lo que no le apetecía era tener una resaca en clase. El bufido de la pelinegra llamó su atención, desvío la mirada hacia ella esperando a que le plantará la mirada pero esta solo buscaba desesperada en su mochila.

Necesitaba otro cigarrillo, estaba comenzando a irritarse y escuchar al novato ser un fenómeno anti- fiestas la había sacado de sus casillas.

-Si no quieres ir, no vayas y listo.

Soltó abruptamente mientras se giraba y comenzaba a caminar hacia la salida. Tom vivía por enfadar a los demás, sobre todo a Elizabeth, sabía que podía hacerla explotar si se lo proponía.

-Nos vemos en la noche, cariño

Elizabeth sin girarse levantó ambas manos con únicamente los dedos del corazón.

Luke. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora