Capítulo 8

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El cuerpo le pesaba, cada musculo, cada extremidad le dolía, como si se hubiera ejercitado después de mucho tiempo sin hacerlo. Fijó la mirada en el techo contemplando la fina capa de polvo que lo cubría. Había decidido faltar a clases, por la resaca y sinceramente porque tenía miedo de encontrarse con Luke, lo aceptaba, le había tocado fibras muy sensibles y la había hecho enfurecer. No tenía ánimos de pelear; sentía como si su cuerpo se encontrara flotando por el mareo, tampoco tenía ganas de alimentarse, pero sabía que debía de hacerlo, sin embargo, si se levantaba el mareo iba a empeorar. Tomaba siestas de vez en cuando para ahuyentar el hambre y eso la mantuvo el resto de la tarde ocupada.

Para el atardecer el hambre fue insoportable, se sentó a la orilla de la cama con cuidado, sentía como la cabeza se le iba hacia los lados, como un bebé de pocos meses que no puede sostenerla por sí solo, intentó tragar saliva, pero tenía la boca demasiado seca. Se levanto lentamente sujetándose de la pared parta evitar caerse, cuando llegó a la puerta las piernas le fallaron, cayó al suelo de rodillas, estaba demasiado cansada para intentar levantarse por lo que se dejó caer completamente al suelo y cerró los ojos.

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Se acomodo en la silla por decima vez intentando encontrar la posición perfecta, pero nada ayudaba, movía la pierna desesperadamente como si de eso dependiera que las manecillas del reloj viajaran a una velocidad más rápida. Entre más pasaba el tiempo peor se sentía cada vez que revivía la noche anterior, tal vez lo que había dicho era una absoluta verdad, pero era algo que no le incumbía, había caído en su propio problema, le había dicho "no te metas en mis asuntos" y era justo lo que el había hecho. Sentía la necesidad de disculparse, tal vez hablar con ella, que acabara esa guerra que no sabía cuándo había comenzado.

Cuando la clase dio por terminada se dirigió al lugar habitual en donde se encontraban, a lo lejos pudo divisar a sus amigos, pero nada de una cabellera negra. Cuando estuvo ahí saludó normalmente esperando el momento de preguntar, le parecía incomodo hacerlo, era notorio que no se llevaban bien, entonces, era raro.

- ¿Por qué estas tan pensativo sin un cigarro en la mano? - se burló Tom mientras pegaba a su novia a su pecho. Seria por que la culpa lo atormentaba que aquel gesto no le molesto tanto como otras veces lo hacía. Se encogió de hombros mientras dirigía su mirada a Jason que no dejaba de ver la pantalla de su celular.

-Oye Jason

- ¿Qué?

- ¿En dónde está?

Jason alzo las cejas curioso mientras en su rostro se notaba que estaba jugando con él, rodo los ojos mientras se acomodaba en su lugar, quería que lo dijera, que preguntara sin rodeos.

-Elizabeth ¿Dónde está ella? - su amigo solo se encogió de hombros, lo que le pareció algo genuino y no una jugarreta. La rubia dirigió la mirada hacia el castaño, había escuchado su discusión y le preocupaba que su amiga no se hiciera presente después de eso, pero, sabía que necesitaba espacio y se lo estaba dando, sin embargo, tal vez era una buena idea que hicieran las paces de una vez por todas.

-No se sentía bien, creo que se quedó en casa. - sin decir nada más, dirigió la mirada a su celular y tecleo la dirección directo en su contacto. Sabía que le estaba costando dar el primer paso así que decidió hacer como que no pasaba nada mientras volvía a prestarle atención a su novio que hablaba de como había ganado una partida de cartas el día anterior.

Miró la pantalla y después a la rubia, pero ya no le prestaba atención, se dirigió a su auto sintiendo como las manos le comenzaban a sudar, nadie le había enseñado a disculparse, por lo que realmente le costaba hacerlo.

Luke. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora