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Me suelo acordar mucho de ese día. El médico se reunió conmigo y con mi madre, y nos explicó que ya no tenía motivos por los que estar allí.

Los enfermeros y varios elementos de los que, por cierto, desconocía sus nombres, decían de hacer una fiesta de despedida.

Mi fiesta de despedida consistió en enseñar a tocar Wake me up when september ends con la guitarra a Amanda, demasiadas lágrimas y dos corazones rotos.

Ella estaba orgullosa de mí, me dijo, por superar mi enfermedad.

–Yo estoy orgulloso de ti por ser Amanda  –le respondí.

–¿Qué hay de mágico en ser yo?

 –Todo.

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