Cuando finalmente estuvo completamente tranquilizado luego de todo el tema de la pequeña escapada de su gato —Hiccup Haddock podría estar jodidamente obsesionado con su hermoso angelito, pero no había llegado al punto de intentar usar a su mejor amigo para conseguir una excusa de acercarse a ella—, Hiccup se detuvo a repasar cada una de las cosas que había hecho esa mañana que todo le había salido tan innegablemente bien. Pronto se dio cuenta de que, sin duda alguna, la aparición de la amiga de Elsa y su directo y evidente apoyo a la posibilidad de una relación entre ellos era lo que le había dado la oportunidad de poner sus labios contra el cuello de su angelito. Una vez más, se sintió como todo un genio por preferir maquinar todo aquel enrevesado plan para conocer mejor a su angelito y conquistarla en lugar de, como siempre le insistían todos los miembros de su generación de su trabajo, sencillamente tomarla por la fuerza y hacer con ella lo que quisiera.
Agradarle a sus amistades definitivamente tendría un resultado rotundamente positivo para su relación con ella. Incluso serviría para quitarse de encima todos esos idiotas que seguían enviándole mensajes para intentar conseguir una cita o un poco de atención. Se había sentido muy tentado de mandar a matar a todos y cada uno de esos condenados hijos de puta, pero logró tranquilizarse, logró recordarse a sí mismo que llamar tanto la atención con muertes repentinas y sin sentido obligaría al condenado alcalde Frollo y a los jefes de policía que ya empezaban a controlar a tomarse el tiempo de llevar su interés a ponerle trabas a los negocios de su familia, además que seguramente su madre lo mataría si se atrevía a atacar a gente sin motivo alguno cuando perfectamente podía desquitarse con uno que otro rival o sencillamente con alguien que les debiera dinero.
Le había puesto hecho una furia ver todos esos malditos mensajes de la noche anterior, había estado toda la maldita madrugada sin poder dormir porque la simple idea de que esa chica que había entrado con Elsa a su departamento —que ahora sabía que se llamaba Isabela— podría estar pasando la noche con su angelito lo volvía completamente loco. La simple idea de que alguien más quisiera tenerla, quisiera besarla, quisiera simplemente mirarla y encima tuviera la oportunidad de conseguirlo lo enfermaba de todas las maneras posibles. Pero descubrir que aquella desconocida solo era una amiga de Elsa, descubrir que encima los consideraba una buena pareja y que parecía dispuesta a aconsejarla de que le diera una oportunidad, el hecho de que aquella mañana pudo probar por primera vez cómo se sentía besar su cuello, pudo apreciar su dulce aroma y pudo notar a la perfección su latir alterado... había sido sencillamente glorioso, lo suficientemente como para terminar de convencerse a sí mismo de dejar en paz al resto de pretendientes.
La verdad es que, mientras más lo pensaba y mientras más se calmaba, no le importaba tanto si Elsa decidía divertirse con alguien más o no. Realmente no importaba si Elsa se desviaba un poco y decidía darle primero una fugaz oportunidad a alguien más.
Daba igual si Elsa llegaba a creer que se había enamorado de alguien más, daba igual si Elsa decidía comenzar una relación o intentar tener algo serio o casual con otra persona.
Daba completamente igual porque, al final de la historia, al final de absolutamente todo, ella sería solamente suya.
Sería bueno con ella, sería comprensivo, le daría su hora de su juego, su tiempo para divertirse todo lo que quisiera, para que hiciera tanto como quisiera, en verdad no importaba, absolutamente nada de lo que hiciera Elsa importaba en lo más mínimo, absolutamente nada de lo que llegara a sentir importaría en lo más mínimo.
Porque iba a ser suya, solo suya y de absolutamente nadie más.
Aunque si tuviera la oportunidad de apresurar mucho más el resultado final... bueno, ¿realmente alguien le criticaría por tomar dicha oportunidad? No es que realmente tuviera algo no ilegal en mente, lamentablemente los estúpidos consejos de sus amigos y trabajadores se habían quedado en su cabeza y no se le ocurría algo más efectivo, pero si llegara la opción, si pudiera hacerlo, si pudiera hacer lo que sea para que Elsa finalmente se diera cuenta de que tenía que dejarse de tonterías y coqueteos y simplemente aceptar ser suya... lo haría, cualquier cosa para tenerla finalmente, cualquier cosa para que se diera cuenta de, sin lugar a dudas, estaban hechos el uno para el otro y que nadie jamás le haría tan feliz como él podría.
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Seizing Her [HiccElsa//Mafia Au]
FanfictionUna chica tiene que estar siempre alerta, mirar por dónde camina, si la están mirando, si la están fotografiando, si la están siguiendo. Una chica tiene que ir siempre alerta porque el mundo es peligroso, una chica tiene que ir siempre alerta porque...