「 Epílogo 」

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Terminaron por decidir la fecha de la boda para ese mismo año, casi al final.

Si hubiera sido por ellas se casaban ese mismo día, pero existía el trabajo y Freen Sarocha consideraba que era mejor hacerlo después porque si no sólo tendrían dos días de luna de miel.

Ella tenía varios edificios que dirigir y Becky además de un taller, ahora tenía una florería.

Quién diría que podría ser tan terca y bruta para algunas cosas, pero tan amable y cálida para otras; las flores eran la prueba más clara.

En especial las gardenias, las cuidaba con su vida.

—Estoy un poco triste —le habló a Charlotte y Heng que estaban con ella en el cuarto donde se estaba vistiendo.

—¿Por qué, Freen? —preguntó la chica.

—Realmente quería que los señores Scott estuvieran presentes... —hizo un puchero.

—El lado bueno es que tienes a Lady para recordarlos —sonrió Babe.

Lady era el cachorra de los Scott, quienes desafortunadamente tuvieron que partir. Ambos estaban viejitos y aunque era obvio que en algún momento se irían, Becky y Freen extrañarían ir a tomar el té con ellos en las tardes. Eran los abuelos más lindos que alguien podría haber conocido, sin duda alguna.

—La amiga de Becky es linda... Me da miedo —comentó Heng.

—¿Lo dices por los tatuajes o porque puede pelear contra cinco hombres y salir ilesa? —preguntó Freen.

—¿Puede hacer eso o es una simple exageración? —indagó Charlotte.

—Oh, en realidad puede contra más —rio—. Es la dueña de un bar, tiene que pelear con hombres a diario. Y a veces contra mujeres... La he visto en acción —se encogió, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo.

—Es que luce como Becky, creo que no se ha tatuado los ojos porque no tiene tiempo —rio.

Bien, quizás Irin lucía espeluznante pero una vez que la conocías mejor, era una agradable chica de pueblo con una mano buenísima para preparar tragos y también postres.

—Entonces... ¿Estás lista? —preguntó Heng.

—Obviamente —dijo como si nada—. Si no estuviera lista, no habría aceptado nada de esto en primer lugar —hizo una mueca—. Pero si lo que querías saber era si estoy nerviosa, claro que lo estoy. Es más, ahora mismo podría cagarme encima de los nervios. Voy a llorar —se lamentó.

La carcajada de Charlotte no se hizo esperar, mucho menos la de Heng.

—Vamos, vas a estar bien...

Y así fue como treinta minutos después, todos se hallaban en aquel salón que estaba en el centro del pueblo. Los papás de Freen Sarocha estaban en primera fila, ambos sonrientes por ver a su pequeña hija tan feliz.

En especial su padre, quien había comenzado a llorar desde que puso un pie en el salón. El señor Chankimha ciertamente adoraba a su hija, era muy sentimental con respecto a ella.

—Se ven lindos. ¿No crees? —le dijo Irin a su amigo—. Mi Becbec está preciosa... —dijo a punto de soltar lágrimas— Henry, siento como si estuviera perdiendo a mi hija —el muchacho comenzó a reír.

—Eres de lo que no hay —envolvió su cintura con su brazo—. No te pongas triste, algún día podemos ser tú y yo.

Irin lloró aún más, porque lo único que daba miedo era su aspecto. En realidad era una bolita sentimental.

—¿Por qué elegimos a Nam como la que debía casarlas? Si de broma puede trabajar bien en su estudio —dijo View a un lado de Charlotte.

—Realmente no lo sé... Pero se le veía emocionada, no quisimos arruinar su felicidad —le respondió.

—Ténganle un poco de fe... —les dijo Heng—. Está medio idiota, pero no creo que haga algo mal...

Mientras tanto, la pobre Nam se hallaba ahí entre Becky y Freen, con lo que llamaba la "Biblia gay" entre sus manos mientras comenzaba a leer los "Votos matrimoniales".

—Nos reunimos el día de hoy para celebrar la unión de estas dos personas tan importantes para nosotros —comenzó—. Espero que los presentes estén pasándola bien y que los aperitivos sean de su gusto —le sonrió a los invitados, quienes rieron.

Charlotte estaba al borde del desmayo.

—Rebecca Armstrong, ¿aceptas amar y respetar a Freen Sarocha en las buenas y en las malas? ¿En lo dulce y lo salado? ¿Lo peludo y lo pelado? —miró a la castaña—. ¿En lo decente y lo indecente?

—S-Sí, acepto —respondió a duras penas, sintiendo que no podría contener más la risa.

—Y tú Freen Sarocha, ¿aceptas amar y respetar a Rebecca Armstrong Becky en las más mejores y las ultra peores? ¿La riqueza y la pobreza? ¿La salud y la enfermedad, de cualquier tipo? —miró a su amiga pelinegra—. ¿En lo sexy, grr, y lo no tan sexy?

Charlotte estaba apretando la mano de su novia con la fuerza de diez hombres.

—S-Sí, a-acepto —después de oír aquel gruñido "sexy" Freen trataba de no reír mientras miraba a Becky.

—Pueden lengüetearse, entonces —finalizó.

Riendo, ambas se besaron y pronto pudieron oír los aplausos llenar el lugar, el padre de Freen Sarocha estaba a punto de ahogarse en sus lágrimas mientras que su madre trataba de consolarlo.

—Te amo mucho.... —pronunció la pelinegra en los labios de su, ahora, esposa—. Con todo mi ser.

—Eso no es mucho entonces... —la molestó antes de volver a besarla—. Te amo más, mi medio esposa.

—¡Becbec! —rio bajito.

Dieron comienzo así a lo que sería una fiesta con mucho alcohol, cortesía de Irin y su pareja.

Según Freen Sarocha, la segunda mejor noche de su vida. Porque la primera había sido esa vez luego de que llegaron de su día de campo; su felicidad era tan inmensa que no cabía en su pequeño cuerpo.

—Entonces... ¿Deberíamos ponerle una correa a Nam? —le dijo Heng a su amiga mientras bailaba con sus dos novios.

—Ella sí que tiene una perra en su interior —rio Billy.

Allí estaba Nam, moviéndole el trasero a Henry, luego a la mamá de Henry, luego siguió View y luego la novia de Charlotte, quien a su vez le movía el trasero a Charlotte.

La peor parte, aún no estaban ebrios del todo.

—Presiento que todos van a terminar vomitado —rio Becky, bailando junto a su esposa, quien ya estaba sonriente.

—Espero que no seas tú... —la pelinegra dejó un beso en su cuello—. Porque planeo no dejarte dormir en toda la noche, mi dulce esposa.

Becky no quiso decir que tembló desde la cabeza a los pies pero claro que lo hizo; Freen ebria era bastante juguetona, lo que quería decir que iba a ser exprimida cual naranja madura.

Un plan buenísimo a su parecer.

—Sigamos bailando, aún nos quedan barriles de cerveza —le sonrió Freen—. Apuesto mi título de ingeniera a que no puedes tomarte una jarra completa. De sola vez.

—Prepárate,porque esta noche no solo vas a perder tu título, amor.

Becky's garage ┊ BeckFreen G!P┊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora