「 04 」

3.4K 400 29
                                    

Freen Sarocha no volvió a ir al taller ni cruzó mensajes con Rebecca Armstrong hasta el viernes por la tarde, cuando le mandó un WhatsApp para notificarle que su auto ya estaba listo y le pasó el costo final del arreglo.

La pelinegra se encogió de hombros antes de tomar sus tarjetas.

—Encima de prejuiciosa, no recibe cheques —se quejó todo el camino que tuvo que hacer hacía el cajero.

Es que, el cajero más cercano estaba a cinco cuadras de su casa. Y muchos más lejos del taller de Rebecca Armstrong.

—Bien, lo bueno de esto es que ya mañana por la noche estaré volviendo y podré tener algún maratón de películas.

Tenía que ir hasta la ciudad, Clindon, para hacer la revisión de obra de otro de sus proyectos. Solía ir dos veces por semana junto a la arquitecta Austin pero al mudarse, quedaron en que ella iría los sábados y ella los martes y miércoles.

Si salía a eso de las nueve llegaría a la ciudad a las doce o una de la mañana. Luego, dormiría en su apartamento y volvería a Blue Hills en la noche porque obviamente le diría a Charlotte de ir a almorzar y merendar, ella tenía mucho que contarle.

Al llegar al taller de Becky, pasó ya que nuevamente la puerta grande estaba abierta.

Ella estaba de espaldas en la mesa de las herramientas, así que habló primero.

—Hola —esta vez, a pesar de no ser lo suyo, su tono fue hostil. Aún tenía ganas de acariciarle el cuello con un hacha.

—Hola —respondió bajito Rebecca.

—Aquí tienes tu dinero —sacó el pequeño fajo de su bolsillo—. ¿Me das mis llaves?

—Sí —abrió uno de los cajones y de allí sacó las llaves de su auto para luego tendérselas.

—Gracias —las tomó casi de arrebato y quiso golpearse por aquella acción, ella no era así, pero es que realmente no podía contenerse.

Sin siquiera dejar a la mecánica hablar se subió a su auto y lo encendió; cuando estuvo dispuesta a arrancar unos toques en su ventanilla la detuvieron.

—¿Qué? —bajó la ventanilla solo un poquito, ni siquiera podía ver su rostro.

—Hay dinero de más.

—Propina —se encogió de hombros—. Adiós —volvió a subir la ventanilla y comenzó a manejar rápidamente.

Dejando atrás a una culpable Becky.

—Y tú que dices, Aquiles... —miró a su lindo pitbull—. ¿Debería ir a su casa y disculparme con ella?

Ladró fuertemente en repuesta y eso era un sí, ladraba de la misma forma cuando le preguntaba si quería comer carne.

—Primero le voy a mandar un mensaje, acuérdate que me dijo que viajaba hoy.

Chica gardenia.
en línea.

cuándo wulbes de tu viaje?

20:00 p.m.

Bien, había sido muy directa y de paso sus manos eran torpes y sus dedos muy grandes para apretar pequeñas letras.

que te importa.

20:05 p.m.

Se merecía esa repuesta, pero aún así volvió a escribirle.

esq aún tnrgo ti sueter

yu beamie

y tu paragusd

Becky's garage ┊ BeckFreen G!P┊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora