「 Especial: El cumpleaños de Becky 」

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Freen Sarocha juraba que debía hacer algo especial por el cumpleaños de su esposa. De verdad que debía.

No por trapear el piso con ella, claro que no. Era más que nada el hecho de que su Becky se merecía el mundo entero, el universo y todo lo que en ella había. Además, recientemente Aquiles se había ido a tocar el arpa con algún querubín y aquello aún la tenía triste.

Lo cual era normal, aquel animal había estado siempre junto a ella y era como su hijo. Y debía estar orgullosa, pues Aquiles superó con creces la edad que se estimaba para un perro como él.

Por ello, decidió planear un viaje bonito a lugares que estaba seguro ella disfrutaría. Largos paseos por viveros y reservas naturales, hoteles pequeños y habitaciones acogedoras.

Era lo que más le gustaba a Becky... Además de ser mecánica, claro. La naturaleza y todo lo que la conformaba para ella era maravilloso.

—Freen... ¿Qué haces? —preguntó Rebecca Armstrong, abrazándola por la espalda, yendo automáticamente a agarrar uno de sus rollitos—. Por favor, no bajes estos nunca... Me encantan —sonrió.

Recientemente, Freen Sarocha había aumentado solo un poquitín de peso y pues... A Becky le gustaba todo de Freen; ese poquito de grasa no sería la excepción. Es más, le había hecho hasta un book de fotos plagadas de corazones.

Si, Sarocha se veía preciosa y no podía no recordárselo.

—Pienso... —respondió riéndose por las idioteces de su esposa—. ¿Has regado el patio hoy? —preguntó despacio.

—Sí —sonrió—. Las margaritas que planté sobre Aquiles crecieron preciosas... Y es entendible, con su tamaño, las plantas tienen abonó por años —bromeó.

Freen soltó una pequeña carcajada y negó, dándose vuelta para quedar frente a frente con ella, limpiándole una lágrima que rodaba por su mejilla.

—Sé que aún lo extrañas... Pero vamos, fuiste la mejor amiga que pudo tener... Su vida no pudo haber sido mejor, mi amor —acarició su rostro—. Llora todo lo que quieras, estoy aquí —la abrazó con fuerza, permitiéndole apoyarse en ella.

—Gracias... Te amo —le sonrió, para luego seguir llorando un rato más.

Apenas se levantaron, Freen Sarocha le avisó que debía preparar sus maletas porque viajarían bastante por la semana de su cumpleaños. Que pusiera ropa de todo tipo porque realmente iba a ser una travesía.

—¿A dónde vamos primero? —preguntó.

—Pues obvio que es sorpresa —rodó los ojos.

En pleno lunes, comenzarían su largo y extenso viaje. El día especial de su esposa caía el viernes así que tendrían bastante tiempo para divertirse.

—Bien, voy a tapar tus oídos y tus ojos, te guiaré de la mano —sonrió.

Grave error, Becky terminó tragándose un letrero y cayendo de trasero al suelo.

—Juro que fue sin querer... Ay dios, tu nariz está sangrando... —esa fue la vocecita preocupada de la pelinegra—. Déjame te limpio...

Antes de subirla al avión, literalmente lo hizo, sin querer, tropezarse con un montón de maletas de una numerosa familia que aguardaba allí.

—Freen... Si sigues así, pronto voy a estar con los Scott, Aquiles y su novia —se quejó.

Así, Rebecca Armstrong terminó subiendo al transporte con dos bolitas de algodón incrustadas en sus fosas nasales, unas banditas pegadas en sus rodillas y un pequeño envase de leche de banana que su esposa le compró para que no llorase.

Becky's garage ┊ BeckFreen G!P┊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora