Habían pasado varios meses desde la acalorada discusión sobre el vestido, y la relación entre Jungkook y Nabi había mejorado notablemente. Jungkook había hecho un esfuerzo consciente por controlar sus celos y ser más comprensivo. Una muestra de su cambio fue el regalo de unos delicados aretes de diamantes que le había dado a Nabi en su aniversario. Desde entonces, Nabi notó que Jungkook la llamaba menos cuando salía sola, lo cual inicialmente le pareció extraño, pero pensó que se debía a la charla que habían tenido sobre su comportamiento posesivo.
Nabi disfrutaba de su nueva libertad con cautela. Aunque le gustaba poder salir sin que Jungkook la llamara cada cinco minutos, no podía evitar sentir que algo no cuadraba del todo. Sin embargo, se centró en disfrutar de su tiempo y no dejó que sus sospechas nublaran su mente.
Un buen día, Nabi decidió visitar al ginecólogo. Había estado sintiéndose mal durante varios días, con mareos y vómitos frecuentes. Pensó que podría ser solo estrés o un virus, pero quería asegurarse de que todo estuviera bien. Concertó una cita y se dirigió a la clínica.
Mientras estaba en la sala de espera, revisando su teléfono, sintió una mezcla de ansiedad y anticipación. Finalmente, la llamaron a la consulta y el doctor comenzó a hacerle preguntas sobre sus síntomas. Nabi respondió con sinceridad, mencionando los mareos y los vómitos.
—Podrían ser muchas cosas, Nabi. Vamos a hacer algunas pruebas para estar seguros —dijo el doctor con una sonrisa tranquilizadora.
Mientras el doctor comenzaba con los exámenes, Nabi se relajó un poco, confiando en que pronto sabría qué le estaba sucediendo. Sin embargo, su tranquilidad se vio interrumpida abruptamente cuando la puerta de la consulta se abrió de golpe y Jungkook entró casi derrapando.
—¿Qué estás haciendo aquí? —exclamó, con la respiración agitada y una expresión de preocupación y desesperación en el rostro.
Nabi se sobresaltó, su corazón latiendo con fuerza.
—¿Jungkook? ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó, sorprendida por su repentina aparición.
—¿Qué pasa, doctor? ¿Está bien mi esposa? —preguntó Jungkook, ignorando la pregunta de Nabi y dirigiéndose al médico.
El doctor levantó una ceja, claramente sorprendido por la entrada dramática de Jungkook.
—Señor Jeon, estamos en medio de una consulta. Necesito que se calme y nos dé un momento —dijo el doctor, tratando de mantener la calma.
Nabi miró a Jungkook con una mezcla de confusión y enojo.
—¿Cómo supiste que estaba aquí? —preguntó, tratando de entender la situación.
Jungkook vaciló, buscando las palabras adecuadas, pero antes de que pudiera responder, el doctor notó algo inusual en los aretes de Nabi.
—¿Puedo ver esos aretes un momento? —preguntó el doctor, extendiendo la mano.
Nabi, aún desconcertada, se los quitó y se los entregó. El doctor los examinó de cerca y luego miró a Jungkook con una expresión de desagrado.
—Señora Jeon, estos aretes tienen un dispositivo de rastreo. Eso explica cómo su esposo supo que estaba aquí —dijo el doctor, devolviéndole los aretes a Nabi.
Nabi sintió que el suelo se abría bajo sus pies. Miró a Jungkook con incredulidad y traición en sus ojos.
—¿Me estabas rastreando todo este tiempo? —preguntó, su voz temblando de rabia.
Jungkook intentó acercarse a ella, pero Nabi dio un paso atrás, manteniendo la distancia.
—Cariño, por favor, déjame explicarte. Lo hice para protegerte. No podía soportar la idea de que algo te pasara y yo no pudiera ayudarte —dijo Jungkook, su voz llena de desesperación.
—¿Protegerme? ¡Esto no es protección, Jungkook! ¡Es control! —exclamó Nabi, su voz elevándose con cada palabra—. Me prometiste que cambiarías, que confiarías en mí. Pero todo esto fue una mentira.
Jungkook levantó las manos en señal de rendición, tratando de calmarla.
—Sé que parece una traición, y lo siento. Pero por favor, entiende que lo hice por amor. No podía soportar la idea de perderte.
Nabi sintió que las lágrimas amenazaban con brotar, pero se las contuvo. Antes de que pudiera responder, el doctor interrumpió.
—Lo siento por la interrupción, pero tengo los resultados de los análisis. Señora Jeon, parece que está embarazada. Felicitaciones, van a ser padres.
El shock de la noticia dejó a ambos en silencio. Nabi miró al doctor, sus palabras resonando en su mente.
—¿Embarazada? —repitió, tratando de asimilar la información.
Jungkook, a su lado, sintió que una ola de emociones lo invadía. Alegría, sorpresa y una profunda preocupación por la reacción de su esposa.
—¿Vamos a tener un bebé? —preguntó, su voz suave y llena de esperanza.
Nabi lo miró, viendo la mezcla de emociones en su rostro. Sintió que su ira comenzaba a desvanecerse, reemplazada por la realidad de la noticia que acababan de recibir.
—Sí, Jungkook. Vamos a ser padres —dijo, su voz temblando ligeramente.
Jungkook dio un paso adelante y tomó las manos de su esposa, sus ojos brillando con lágrimas de felicidad.
—Lo siento tanto, Cielo. Sé que he cometido errores, pero te prometo que haré todo lo posible para ser el mejor padre y esposo para ti y nuestro hijo —dijo, apretando suavemente sus manos.
Nabi sintió que una lágrima solitaria rodaba por su mejilla. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero también sabía que Jungkook estaba dispuesto a cambiar y crecer junto a ella.
—Lo sé, Jungkook. Pero tienes que entender que necesito mi espacio y mi libertad. No puedo vivir sintiéndome vigilada todo el tiempo —dijo, mirándolo a los ojos.
Jungkook asintió, comprendiendo la gravedad de sus palabras.
—Lo entiendo, y te prometo que haré todo lo posible para ganarme tu confianza de nuevo. Solo quiero que seas feliz, Nabi.
El doctor, que había permanecido en silencio, los miró con una mezcla de confusión y satisfacción.
—Parece que tienen mucho que hablar, pero por ahora, felicidades por el embarazo. Si necesitan cualquier cosa, no duden en llamarme —dijo, sonriendo amablemente.
Nabi y Jungkook agradecieron al doctor y salieron de la consulta, caminando juntos hacia su coche. Mientras se dirigían a casa, ambos sabían que tenían mucho trabajo por delante, pero también tenían algo maravilloso que esperar: la llegada de su hijo.
Jungkook miró a Nabi mientras conducía, sintiendo una profunda gratitud por tenerla en su vida.
—Gracias por darme esta oportunidad, mi amor. Prometo que haré todo lo posible para ser el hombre que te mereces —dijo, apretando su mano suavemente.
Nabi sonrió, sintiendo una mezcla de amor y esperanza.
—Lo sé, Jungkook. Y juntos, podemos superar cualquier cosa —respondió, sintiendo que, a pesar de los desafíos, estaban en el camino correcto hacia un futuro mejor.
