Tres meses habían pasado desde que Jungkook y Nabi recibieron la noticia de que serían padres. Durante este tiempo, la relación entre ellos había seguido mejorando, con Jungkook haciendo un esfuerzo consciente por controlar sus celos y volverse más comprensivo. Sin embargo, con el avance del embarazo de Nabi, una nueva faceta de su protección emergió: una mezcla de ternura y celos renovados.
Nabi se veía radiante, su pancita empezaba a notarse y le daba un brillo especial. Cada vez que visitaba a Jungkook en la empresa, los empleados se mostraban entusiasmados por ver el progreso de su embarazo. Todos querían acariciar su vientre y desearle lo mejor, lo cual le resultaba incómodo a Jungkook.
Una mañana, Nabi decidió sorprender a Jungkook en la oficina. Se puso un vestido que resaltaba su pancita y salió de casa con una caja de pasteles para compartir con los empleados. Al llegar a la empresa, fue recibida con entusiasmo.
—¡Señora Jein, se ve hermosa! —exclamó una de las secretarias mientras se acercaba para saludarla.
—Gracias —respondió Nabi con una sonrisa—. Traje algunos pasteles para compartir.
Los empleados se reunieron rápidamente alrededor de ella, admirando su embarazo y felicitándola. Varios de ellos se acercaron a acariciar su pancita, lo que Nabi aceptó con amabilidad. Sin embargo, la situación cambió drásticamente cuando Jungkook salió de su oficina y vio la escena.
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó, su tono frío y controlado, pero con una chispa de celos en los ojos.
Los empleados se apartaron rápidamente, algunos murmurando disculpas, Nabi miró a Jungkook con una mezcla de sorpresa y molestia.
—Solo estaban felicitándome, Jungkook. No hay nada de malo en eso —dijo, tratando de calmarlo.
Jungkook se acercó a ella, colocando una mano protectora sobre su pancita.
—No quiero que te toquen, Cariño. No me gusta que todos se acerquen tanto a ti —dijo, su voz baja pero firme.
Nabi suspiró, entendiendo sus sentimientos pero también sintiendo la necesidad de hacerle ver que estaba exagerando.
—Jungkook, ellos solo están siendo amables. No hay ninguna amenaza en eso. Además, me hace feliz compartir este momento con ellos.
Jungkook la miró, su expresión suavizándose ligeramente.
—Lo sé, pero no puedo evitar preocuparme. Quiero protegerte a ti y a nuestro bebé de todo. No soporto la idea de que algo malo pueda pasar.
Nabi le acarició el brazo, tratando de tranquilizarlo.
—Estoy bien, Cariño. Y estamos rodeados de personas que nos quieren y nos apoyan. No puedes vivir con miedo todo el tiempo.
Jungkook asintió, aunque su preocupación no desapareció por completo.
—Tienes razón, pero necesito que entiendas que mi preocupación viene del amor que siento por ustedes.
Nabi sonrió, besándolo suavemente en la mejilla.
—Lo sé, y lo aprecio. Pero también necesito que confíes en mí y en las personas que nos rodean.
Jungkook suspiró, abrazándola con cuidado para no presionar su pancita.
—Voy a intentarlo, lo prometo.
Los días pasaron y Jungkook hizo un esfuerzo consciente por controlar sus impulsos protectores. Sin embargo, no siempre era fácil, especialmente cuando veía a otros hombres mirarla con admiración. Una tarde, mientras Nabi estaba en la cafetería de la empresa, un grupo de colegas de Jungkook se acercó para saludarla.
—¡Nabi! Te ves increíble. ¿Cómo te sientes? —preguntó uno de los hombres, sonriendo amablemente.
—Gracias, me siento muy bien —respondió ella, sonriendo de vuelta.
—¿Puedo sentir al bebé? —preguntó otro, extendiendo la mano.
Antes de que Nabi pudiera responder, Jungkook apareció de repente, colocando una mano firme sobre el hombro del hombre.
—No creo que eso sea apropiado —dijo, su tono claro y autoritario.
El hombre retiró la mano rápidamente, murmurando una disculpa antes de alejarse. Nabi miró a Jungkook con desaprobación.
—Jungkook, eso no fue necesario. Solo quería ser amable —dijo, tratando de mantener la calma.
—No me gusta que te toquen. No puedo evitarlo —respondió Jungkook, su expresión preocupada.
Ella suspiró, sabiendo que necesitaban hablar seriamente sobre esto.
—Necesitas aprender a confiar en las personas, Jungkook. No todos tienen malas intenciones.
Jungkook asintió, aunque no parecía del todo convencido.
—Lo sé, pero es difícil para mí. Quiero protegerlos a ambos de cualquier posible peligro.
Nabi lo tomó de la mano, llevándolo a un lugar más privado para hablar.
—Entiendo tu preocupación, pero no podemos vivir en una burbuja. Tenemos que encontrar un equilibrio, por el bien de nuestro bebé y nuestra relación.
Jungkook la miró, sintiendo la verdad en sus palabras.
—Haré mi mejor esfuerzo. Te lo prometo.
Unos días después, Nabi y Jungkook asistieron a una reunión familiar. La familia de Jungkook estaba emocionada por el embarazo, y todos querían ver a Nabi y su creciente pancita. Mientras estaban en el jardín, disfrutando de la barbacoa, varios familiares se acercaron a Nabi.
—¡Te ves radiante! —dijo una tía de Jungkook, sonriendo.
—Gracias, me siento muy feliz —respondió, sonriendo de vuelta.
—¿Puedo tocar? —preguntó una prima, extendiendo la mano.
Antes de que Nabi pudiera responder, Jungkook intervino nuevamente.
—Prefiero que no —dijo, su tono cortante.
La prima retiró la mano rápidamente, mirando a Jungkook con sorpresa. Nabi sintió la frustración aumentar dentro de ella.
—Jungkook, basta. Esto es ridículo —dijo, su voz firme.
Jungkook miró a su esposa, sintiendo la tensión en el aire. Sabía que tenía que hacer un esfuerzo mayor para controlar sus celos y su necesidad de protegerlos en exceso.
—Lo siento —dijo, mirando a su prima—. Es solo que estoy muy preocupado por Nabi y nuestro bebé.
La prima sonrió con comprensión.
—Lo entiendo, Jungkook. Pero todos aquí solo queremos lo mejor para ustedes.
Nabi tomó la mano de Jungkook, llevándolo a un rincón tranquilo del jardín.
—Jungkook, sé que esto es difícil para ti, pero tienes que aprender a confiar más en las personas. No podemos vivir así —dijo, su voz suave pero firme.
Jungkook asintió, sabiendo que tenía que mejorar.
—Lo sé, y estoy trabajando en ello. Solo quiero que estés segura.
Nabi sonrió, besándolo suavemente.
—Y lo estamos, gracias a ti. Pero necesito que encuentres un equilibrio. No podemos vivir con miedo todo el tiempo.
Jungkook abrazó a Nabi con cuidado, sintiendo el latido de su bebé entre ellos.
—Te amo, esposa. Haré todo lo posible para ser el hombre y padre que merecen.
Nabi sonrió, sintiendo que, a pesar de los desafíos, estaban en el camino correcto.
—Y yo te amo, Jungkook. Juntos, podemos superar cualquier cosa.
