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La mañana siguiente.

George: —Deja a Liz en paz, Terry. Entiende que ella está conmigo, carajo.

Terry: —Ya verás que caerá redondita.

George: —Já, ya quisieras.

Terry: —Sino, ¿a qué has venido?

George: —A aclararte que la dejes.

Terry: —No. Viniste por miedo a que viniera conmigo si sigo insistiendo.

George: —Sé que no pasará.

Terry: —Me pregunto como sabrá su eos con el sabor de su boca.

George gruñe y acto seguido atina un puñetazo en la mandíbula de Terry y otro en la sien, dejándolo noqueado.

Bálsamo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora