La Muerte de la Reina Alyssane
El palacio Targaryen estaba sumido en un profundo silencio. La noticia de la muerte de la Reina Alyssane había conmovido a toda la familia real y al reino en general. La reina había estado enferma durante un tiempo, pero su fallecimiento aún llegó como un golpe inesperado.
La sala del trono estaba adornada con cortinas negras y velas encendidas. El Rey Jaehaerys, visiblemente afectado por la pérdida de su amada esposa, se encontraba sentado en su trono, con la mirada perdida en el vacío. Su rostro, normalmente tan fuerte y seguro, mostraba ahora una profunda tristeza.
Viserys y Aemma se habían reunido con el resto de la familia para ofrecer su apoyo al rey. Aelyndra, con apenas un año de edad, observaba desde los brazos de su madre, sintiendo el peso del dolor que llenaba el ambiente.
—¿Cómo pudo pasar esto? —preguntó Viserys, su voz quebrada mientras miraba a su abuelo con preocupación—. Madre no era solo la reina, era una madre para todos nosotros.
Aemma, también afectada por la pérdida, se acercó al Rey Jaehaerys, colocando una mano reconfortante en su hombro. —Estamos aquí para ti, abuelo. No estás solo en esto.
El Rey Jaehaerys, aunque rodeado de su familia, parecía una sombra de sí mismo. Su decaimiento era evidente en su postura y en el tono de su voz. Cada día que pasaba sin su esposa, el peso de la soledad y la tristeza lo consumía más.
—Nunca pensé que este día llegaría tan pronto —murmuró Jaehaerys, mirando el retrato de su esposa en un rincón de la sala—. Ella era mi todo.
Viserys, preocupado por su abuelo, intentó ofrecer palabras de consuelo. —Te extrañaremos profundamente, pero sabemos que tu fortaleza nos guiará. Necesitamos tu liderazgo más que nunca.
Jaehaerys asintió lentamente, su mirada aún fija en el retrato. —Lo sé, Viserys. Pero sin ella... el mundo se siente vacío.
La tragedia no se detuvo en la muerte de Alyssane. Aemma, que había estado esperando otro hijo, sufrió una dolorosa pérdida. La noticia de su aborto espontáneo llegó como otro golpe devastador para la familia. Aemma, aunque aún afectada por la pérdida de su madre, debía enfrentar la pérdida de su propio hijo.
Los gritos de Aemma resonaron por los pasillos del palacio mientras sufría el dolor de la pérdida. La familia, aún envuelta en luto, se sintió abrumada por una tristeza profunda. Viserys estuvo a su lado, sosteniéndola mientras ella lloraba.
—Lo siento tanto, Aemma —dijo Viserys, intentando reconfortar a su esposa—. No hay palabras para expresar cuánto lamento tu pérdida.
Aemma, abrazando a Aelyndra, sollozó en silencio. —Gracias, Viserys. Es un consuelo tener a nuestra hija cerca, incluso en medio de este dolor.
El funeral de la Reina Alyssane se llevó a cabo según la tradición Targaryen. Su cuerpo fue incinerado por Vhagar, el dragón de su hijo Baelon, en una ceremonia solemne y cargada de emoción. La familia real y los súbditos se reunieron para rendir homenaje a la reina caída.
Durante la ceremonia, el dolor era palpable. Jaehaerys se mantuvo erguido, pero sus ojos reflejaban una tristeza insondable. Viserys y Aemma sostenían a Aelyndra, quienes también estaban profundamente afectados.
Daemon, sumido en su propio dolor por la pérdida de su abuela, se mantenía alejado de la pequeña Aelyndra. Apenas podía soportar la idea de acercarse a la niña mientras lidiaba con su duelo personal.
Aelyndra, con apenas un año de edad, observaba el dolor a su alrededor con una comprensión inesperada para su edad. Mientras la ceremonia continuaba, Aelyndra comenzó a moverse en los brazos de su madre, y antes de que alguien pudiera detenerla, se escapó gateando hacia el Rey Jaehaerys.
El Rey, inmerso en su dolor, apenas notó a la pequeña hasta que sintió sus pequeñas manos en su pierna. Al mirar hacia abajo, encontró a su bisnieta mirándolo con sus grandes ojos morados. Una suave sonrisa se formó en sus labios.
—Aelyndra... —susurró, inclinándose para recogerla en sus brazos—. Eres un rayo de luz en este oscuro momento.
Aelyndra, sin entender del todo, se aferró a su bisabuelo, ofreciendo un consuelo simple pero profundo. La presencia de la niña parecía aliviar, aunque fuera un poco, el peso del dolor que Jaehaerys sentía.
Viserys se acercó a su abuelo, colocando una mano en su hombro. —Abuelo, Aelyndra tiene razón. Debemos mantenernos unidos. Madre querría que encontráramos fuerza en nuestra familia.
Jaehaerys asintió, mirando a su familia con un renovado sentido de propósito. —Tienes razón, Viserys. Alyssane vivió por nuestra familia. Debemos honrar su memoria siendo fuertes.
Aemma, con los ojos llenos de lágrimas, se acercó también. —Ella siempre será parte de nosotros. En nuestros corazones y en nuestros recuerdos.
El Rey Jaehaerys abrazó a su bisnieta y miró a su familia con una mezcla de tristeza y determinación. —Juntos superaremos esto. Por Alyssane, y por el futuro de nuestra familia.
Durante todo este tiempo, Daemon se había mantenido alejado, observando desde la distancia. Su corazón estaba destrozado, no solo por la pérdida de su abuela, sino también por el dolor de Aemma. Se sentía impotente y frustrado, incapaz de aliviar el sufrimiento de su familia.
Al ver a Aelyndra en los brazos de su abuelo, sintió una punzada en su corazón. Sabía que debía ser fuerte por su familia, pero el dolor era casi insoportable.
Perspectiva de Aelyndra (Elizabeth)
Desde su cuerpo de bebé, Elizabeth podía sentir la tristeza y el dolor a su alrededor. La conexión con su familia era profunda, y aunque no podía expresarlo con palabras, quería consolarlos a todos. Su vínculo especial con Daemon la llamaba, pero también entendía su necesidad de espacio.
Aelyndra, a pesar de su corta edad, sabía que tenía un papel importante en el consuelo y la unidad de su familia. Y aunque no podía hacer mucho en su estado actual, su mera presencia y amor incondicional ofrecían un consuelo invaluable.
Al final del funeral, la familia real recibió visitas de diversas casas para presentar sus respetos. Entre ellos, estaban la Princesa Rhaenys y su esposo, Lord Corlys Velaryon, acompañados de su primogénita, Laena Velaryon, que tenía apenas un año más que Aelyndra.
Rhaenys se acercó a Viserys y Aemma con una sonrisa melancólica. —Mis más profundas condolencias por la pérdida de la Reina Alyssane. Ella fue una gran mujer y una líder ejemplar.
Viserys asintió, agradecido por las palabras de Rhaenys. —Gracias, prima. Tu apoyo significa mucho para nosotros en este momento.
Corlys, con Laena en brazos, miró a Aelyndra con una sonrisa cálida. —He oído mucho sobre la pequeña Aelyndra. Parece que ella ya está robando corazones.
Aemma, sosteniendo a Aelyndra, se acercó a Laena. —Aelyndra, esta es Laena. Esperamos que se conviertan en grandes amigas.
Las dos niñas se miraron con curiosidad. Aelyndra, con sus grandes ojos morados, observó a Laena con una fascinación evidente. Laena, aunque un poco tímida al principio, sonrió tímidamente y extendió una mano hacia Aelyndra.
—Parece que ya se están haciendo amigas —dijo Rhaenys, sonriendo ante la escena—. Incluso en momentos de tristeza, los niños encuentran formas de traernos alegría.
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Aelyndra Targaryen y el amanecer de Valyria
FanfictionElizabeth Cevallos, una historiadora del siglo XXI, es elegida por los dioses valyrios para renacer como Aelyndra Targaryen, la hija predestinada del rey Viserys y la reina Aemma Arryn. Con una marca de dragón roja y ojos morados, Aelyndra trae cons...