⚠️Advertencia⚠️: lenguaje homofóbico
(Aviso por si a alguien le incómoda)
————————————————Pedro, ¿Qué te pasa? —.
¿Pero como sería capaz de decírselo? ¿Cómo sería capaz de proporcionarle tal información a la mujer que se suponía que amaría toda su vida? Y no es que ahora no la amara, pero pasó a segundo plano. Por qué ya no la amaba de una forma romántica, pero aún la quería, aún había un aprecio. Tal vez si se aferraba por completo a ello, tal vez podría ignorar sus sentimientos por Jorge... Quizás volvería a ser todo normal.
Pero era consciente de que ya nada sería igual.
—Irma... Irmita —. Susurró al principio, para apaciguar su propia voz, se dió la vuelta para confortarla y rápidamente se arrepintió por que de solo verla le volvieron a dar ganas de llorar.
—P-perdon, Irmita —. Le dijo con la voz entrecortada, y cerró los ojos con tristeza pasando sus manos hacia ellos para no tener que ver a la mujer que tanto lo quería.Su esposa se le acercó y lo rodeó con sus delgados brazos. Mientras Pedro se apoyaba contra la pared blanca cubriendo su rostro mientras se ahogaba en su llanto, su mujer le brindo una tranquilidad apoyando su cabeza contra su pecho y diciendo pequeños susurros de los cuales solo pudo escuchar un "está bien, Pedrito... Estoy aquí contigo". Y fue suficiente para que dentro de pocos minutos se calmara.
Cuando su llanto cesó, Irma fue la primera en hablar. —Ven, vamos a la sala. El baño no es un buen lugar para tener una conversación —. Y él aceptó, ella tomó su mano y lo condujo despacio hacia el sillón café que había en la planta baja de la casa.
Cuando ambos se sentaron en el mueble, se quedaron en silencio. Ninguno de los dos dijo algo, Pedro en varios instantes llegó a abrir la boca, dispuesto a dar una explicación, pero no lograba que nada saliera de sus labios.
—Sabes que no te voy a juzgar —. Ella le dijo y él realmente quería pensar que eso era cierto. —Pedrito, puedes contarme cualquier cosa —.
—Irma, yo... —. Tragó saliva fuertemente antes de volver a hablar. Consideró demasiado sus palabras y cerró los ojos cuando dió su confesión. —Me gustan los hombres —.
Silencio. Fue todo lo que recibió a cambio. No hubo una respuesta instantánea, no hubo gritos o insultos. Pero tampoco palabras de alivio. Solo vacío, Pedro así se sentía, así que pensó que tal vez era correcta esa respuesta.
Abrió los ojos nuevamente y vió la mirada sorprendida de su esposa, no había disgusto, solo mera sorpresa. Y era obvio que estaba a punto de decir o preguntar algo, pero Pedro no la dejo. Por qué sintió que si no decía nada en este momento, probablemente nunca más volvería a decir nada al respecto.
—O tal vez no, no lo sé, pero amo a Jorge Negrete —. Dijo rápidamente y ahí no acabó, por qué no fue suficiente. —Pero me enamoré de Negrete, Irma. Teníamos una relación secreta... Y-yo... Perdón por haberte hecho eso, yo no quería-bueno... Si quería-no... —. Negó rápidamente con la cabeza, todo se volvió difícil de explicar.
—¡P-pero! Y-ya... Ya no hay relación, por qué ahora Jorge no me quiere... —. Se excusó rápidamente, como si eso hiciera que la situación no fuera poco peor o le quitará el peso de que engañó a su mujer. —N-no quiere verme ni verse involucrado conmigo más que en la película que estamos filmando —.
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Historias Infagretes
Romancecómo lo dice el título, algunas historias cortas de Jorge Negrete y Pedro Infante Con todo el respeto del mundo que se merecen estos grandes actores-cantantes del cine de oro mexicano, todo esto es ficticio y sin el afán de ofender a nadie, si no t...