Esa mañana parte 1/2

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El sol comenzó a salir y se proyecto en la cortina de la ventana, anunciando que ya era nuevo día.

Jorge despertó con una horrible resaca en la mañana que le hizo recordar una de las principales razones por las que no le gustaba beber alcohol y mucho menos en grandes cantidades.

Pero el dolor de cabeza fue rápidamente disipado por la confusión al mirar el techo y no encontrar el típico color blanco, sino un tono azul claro.

Al igual que notó como había un brazo fuerte encima de su pecho desnudo. Cuando volteó a ver a quien pertenecía se llevó la gran sorpresa que era de su coprotagonista en su película más reciente. Y no pudo evitar recordar todo lo que sucedió la noche anterior.








Habían terminado sus grabaciones el día anterior por la tarde, y aunque ninguno de los dos bebía, se les ocurrió la maravillosa idea de echarse unos tragos. Fueron a una cantina que encontraron por ahí y acabaron borrachos de un momento a otro.

Cuando salieron del lugar ni siquiera recordaron que llegaron en carro, y caminaron por la oscura calle. Jorge recordaba sentirse demasiado acalorado y el más bajo no dejaba de tomarlo por la cintura o cerca del cuello, y miraban las calles revisando que no hubiera nadie antes de plantarse un beso en los labios.

Dieron hasta un hotel barato que quedaba cerca de la cantina y quién sabe cómo, terminaron en esta situación.








Negrete miró fijamente a Pedro y dejó que sus dedos fueran hasta su cabello, acarició su pelo negro por unos segundos hasta que entonces el otro hombre abrió los ojos y había una mirada repleta de perplejidad en su rostro hasta que rápidamente se torno en un ceño fruncido, abriendo ligeramente la boca a punto de decir algo.

Pero Jorge fue más rápido y le dió un beso en los labios antes de que pudiera decir algo que acabará en una discusión. También se dió cuenta apenas de que ambos estaban completamente desnudos, así que jaló la cobija vieja y café para cubrirlos a los dos.

-Buenos días, amor -. Fue lo único que le dijo al ídolo de Guamúchil viendo como este se quedaba completamente callado. Ni siquiera quería saber que seguiría después de esta mañana.








-¿Cómo se supone que le cuente esto a Irma? -. Pedro había preguntado, más para si mismo que para el más alto, pero aún así. Jorge se atrevió a responder ante tal pregunta.

-Pues no le cuentes -. Dijo simplemente como si fuera lo más obvio del mundo mientras terminaba de vestirse y veía como el sinaloense también. -Nomás estaba sugiriendo -. Concluyó al ver cómo el otro fruncía el ceño con una expresión levemente molesta.

Pedro fue el que sugirió desde un principio el beber alcohol. También el que mencionó ir a un hotel o al menos Jorge recordaba no haber sido él el que planteó esa idea. Pedro había empezado esos besos también. Así que el más joven no tenía ningún derecho a estar enojado con él.








Tuvieron que pedir un taxi el cual primero dejo a Pedro en la cantina ya que su auto se había quedado allí, después de todo, en el carro del ídolo fue en el que llegaron al establecimiento donde había puro borracho. Luego el taxi lo dejó a él en los estudios de grabaciones donde su coche se había quedado.

Jorge llegó a su casa y tuvo que inventarse toda una excusa a María por la cual incluso se felicitó a si mismo por qué le salió tan creíble que su esposa en realidad la creyó rotundamente. Se sintió un poco mal por mentirle. No lo suficiente para sentir un gran remordimiento. E incluso si lo sintió, aún tenía trabajo que hacer que lo mantuvo ocupado y fuera de esos pensamientos. Y de hecho, su mente solo podía divagar entre tres cosas: el papeleo de la ANDA, la película que todavía tenía que grabar un poco más tarde y Pedro debajo de él la noche pasada.

En la tarde volvió a encontrarse con el otro cantante debido a que aún faltaban escenas por filmar. Sin embargo, el más bajo cada vez que lo veía mantenía un sonrojo en su rostro e intentaba evitarlo. Jorge se encontró riendo por su comportamiento tímido. Esas pequeñas risas no pasaron por alto por el menor que se enfureció por las sonrisas de suficiencia del guanajuatense.

En algún momento en un descanso, el charro cantor fue a buscar a Pedro y cuando lo encontró, en vez de decirle algo, solo le plantó un beso en la boca que los dejo a ambos sin aliento. Y aunque Jorge creyó que el otro actor le respondería con otra caricia en sus labios, o tal vez solo agacharia la cabeza con pena, rostro sonrojado y una sonrisa tímida. En vez de eso, recibió una cachetada.

-¡Igualado! -. Le gritó el ídolo de México con la cara roja como tómate antes de darse la vuelta e irse a otro lugar lejos de él.

El charro se sobó la mejilla más no obstante sonrió como un adolescente enamorado.

Quizá no fue buena idea obedecer en primer lugar a Infante para beber un poquito de alcohol. No, no fue buena idea. Quién diría que se terminaría encaprichando y sin podérselo sacar de la cabeza, ahora solo tenía ganas de volver a poder tocarlo y decirle cuánto y como lo quería.










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Esta medio corto, pero bueno, nomás en lo que me llega inspiración para actualizar la otra historia que tengo y empezar las otras que se me ocurrieron.

Esta al principio ligeramente basado en la canción: Buenos días, amor - José José.

No sé si hacerle segunda parte a esto en realidad, tal vez la haga si me agarra la inspiración.

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