De la fuente parte 1/3

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Este está basado en la película "no desearás a la mujer de tu hijo" de Pedro infante junto con Fernando y Andrés Soler. Dónde Fernando sale de Papá de Pedro.

Por si aún no han visto la película:
"Silvano Treviño" es "Pedro"
"Cruz Treviño" es "Fernando Soler"
"Laureano" es "Andrés Soler"
"Josefa" es "Carmen Molina"
Y como Jorge Negrete no sale en esta película, para no hacernos tantas bolas, aquí también se va a llamar Jorge pero su apellido va a hacer "De la Fuente".
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Silvano ya podía sentir el alcohol dentro de todo su ser, bebiendo junto con su padre en esa estúpida cantina. Su tío Laureano le había pedido/suplicado que acompañara a su padre para que no se quedara solo después de todo.

-Mijo... ¡Silvano! -. Le gritó su papá ya borracho y dándole un zape en la cabeza por no haberle respondido rápido. -Reaccione mijo, ¿Qué no ve que su señor le esta hablando? -.

Silvano se tayó un poco los ojos cuando notó que tenía lágrimas en ellos y volteo a ver a su padre con un ligero puchero. -Perdón apa... Es que, hip todavía estoy... Extraño a mi mamá, apa, ¿A poco hip usted no la extraña? -.

-¡Cómo vas a pensar eso, Silvano! -. Le volvió a gritar Cruz con su voz ronca y borracha.

-Perdón, apa... -. Y luego como si se le hubiera olvidado de la nada lo que dijo su hijo, volvió a estar tranquilo y le dió otro trago a su botella.

Pasaron las horas y ya no había tanta gente en la cantina más que algunos pocos borrachos y gente no tan borracha. Silvano se había dormido un rato pero su papá aún bebía y bebía, pero no sé atrevió a reprocharle nada.

-Apa... Apa -.

-¿Qué quiere, mijo? -.

-¿Cómo que ese hip señor nos mira gacho, no? -.

-No sé, mijo ... No veo hip -.

-Pos' dese la vuelta, hip que está mirando pal' otro lado -.

Le dijo Silvano agarrando de los hombros a su papá con casi nada de fuerza-pues el alcohol aún estaba presente en su cuerpo-y lo giro hacia donde él estaba mirando.

-Ah... Si, mijo. Pos' nomás a ti yo creo -. Le contestó su padre sin tomarle mucha importancia mientras tiraba su botella al piso y se estrellaba contra el piso haciendo que se rompiera. Luego pidió otra botella y Silvano lo miro con preocupación.

-Pos' a mi... No me gusta que me miren así -. Respondió, levantándose de su asiento tambaleandose y empezando a sacar su pistola de su funda.

El señor que se le quedaba viendo lo miró ahora con el ceño fruncido y poniendo su mano también en la funda de su pistola pero sin sacarla. Estaba en una mesa muy alejada de la de Silvano y su padre. Pero sin duda, si los había visto a ambos por mucho tiempo.

-No, mijo... Uste' hip ...yo crié a un buen muchacho -. Lo jaló su papá otra vez a su asiento y Silvano obedeció a regañadientes mientras volvía a guardar su pistola y el sueño lo volvía a invadir. Se quedó dormido, lo último que vio fue como el otro señor volvía a comer y beber tranquilamente, pero ahora sin verlo ya.

Se despertó después de que su papá le gritara al oído por accidente. Se pelearon ahora sí con unos tipos de por ahí y al final se fueron de la cantina para ya no estar envueltos en una pelea. Cuando se fueron, Silvano no volvió a ver al otro señor-que ni era tan señor, Silvano estaba seguro de que tendría apenas pocos años más que él-.

-¿Quién ta' chillando? -. Preguntó su papá al aire mientras volteaba a ver a todos lados.

-Yo, apa -. Le contestó mientras sollozaba recargado contra la puerta de la entrada, tapando su rostro con su brazo, aún intentando abrir la puerta.

-¿Por qué chilla, mijo? ¿Por qué chilla? -.

-Está sola la casa, papá. ¡Sola! Ya nadie nos espera -.

Esa noche, Silvano se fue a dormir triste al recordar la muerte de su madre, y cuando ya estaba empezando a sentirse mejor, paz! Que se acuerda de la mujer que tanto amaba y lo dejo. Ay, Marielba, como le dolía esa muchachita. Y solo consiguió seguir llorando hasta que se durmió otra vez.

En la mañana del día siguiente, Silvano se levantó con una resaca horrible, pero después de lo de ayer. Quiso salir al aire libre y hacer algo productivo para olvidarse de sus penas que lo atormentaban.

Después de almorzar con su papá, y afirmar su juramento de la noche anterior, Silvano se fue a la calle, antes de que cualquier persona lo agarrara para hacer algún mandado o le pidiera ayuda con algo.

Empezó a caminar por la calle, sin saber realmente que hacer, simplemente paseo por la calle, suplicando internamente no encontrarse con Marielba o con el sangrón marido de esta, Regulo.

Venía tan sumido en sus pensamientos que terminó chocando con un hombre más alto que él, que venía vestido elegante, parecía de esos que tenían bastantes tierras y toda la cosa.

-Discúlpeme, señor. No vi por dónde venía y- -. Se le quedaron las palabras a medio decir en la boca cuando vio que el otro tipo era el señor de la cantina. Y se enojo con solo verlo.

-No se preo- -. Ni termino de hablar por qué Silvano lo interrumpió ahora.

-No, no, no ¡Qué me voy a preocupar! -. Le dijo Silvano con enojo, y escupiendole en los zapatos que se veían bien pulidos. -Si usted es un buscapleitos -. Y seguido de eso, se giro con un puchero para empezar a irse.

Él otro solo se le quedó viendo con incredulidad pero ni quiso ir a seguirlo teniendo en cuenta el carácter que se veía que tenía.

-Pos' bueno -. Se dijo el hombre así mismo y luego se fue, no sin antes limpiar su zapato con un pañuelo que traía.

Pasaron unos cuantos días y Silvano solo conseguía encontrarse cada vez más con aquel tipo al que ni le quería dirigir la palabra ni la mirada. Por tan solo haberlo visto feo una vez. Pero el problema no fue que lo haya mirado feo, eso poco le importaba, el problema fue que lo miro feo cuando estaba borracho junto con su padre que también estaba borracho. Y que los miro como si les estuviera viendo todos los pecados.

-¿Qué habrá pensado? "Par de inútiles, de tal palo, tal astilla. Pésimo ejemplo le está dando ese señor a su hijo" -. Pensó Silvano y eso solo logro enojarlo más mientras esperaba en la fila de la frutería para pagar las frutas que había agarrado en bolsas. -"Por eso ya ninguno de los dos tiene esposa" -. Lágrimas empezaron a escurrirle por los ojos al pensar en eso. Aunque era poco probable que el tipo supiera que su madre se había muerto y que a Silvano lo habían dejado. Aunque a los Treviño la mayoría los conocía en todo el pueblo, pero se veía que ese hombre era nuevo.

Empezó a sollozar nuevamente pero en un volumen más bajo, no queriendo que nadie a su alrededor supiera que él estaba sufriendo. Pero cuando le tocó pagar las frutas, se topo con nada más y nada menos, que el tipo del que ni sabía su nombre. Y rápidamente se tayó los ojos para quitarse las lágrimas y miró con expresión furiosa al otro.

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Más derrato o mañana hago la segunda parte.

Por cierto, vean la película, está buena. Solo que a mí, no sé por qué, pero me dio sentimiento y llore al final. Pero está buena la película.

Esta historia empieza por la parte en donde Silvano y su papá están en la cantina tomando, un poco antes de que se peleen con los tres señores y luego se salgan ebrios cantando hasta llegar a su casa. Obviamente algunas cosas de la película no van a ocurrir en el mismo tiempo que en esta historia o de plano no van a pasar como tal. Así que se puede leer como un au de la película. Pero quise hacer uno de esta, ya que es una de mis favoritas de Pedro Infante.

Sin más que agregar, espero que les haya gustado está primera parte, sin miedo pueden dejar comentarios y cualquier error que hayan visto, pueden decirlo y lo tendré en cuenta para corregirlo.

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