Su mirada estaba perdida entre sus pies, el vehículo se sacudía por el camino curvo y sucio por restos de cualquier cosa. Parte de su cabello cayó sobre su hombros y tapo la mitad de su rostro. No podía sentir ningún tipo de emoción ahora, su mente se encontraba como un lienzo antes de pintarlo.
En blanco.
Escuchaba a las otras personas a su lado hablar entre ellas, observo el reproductor de música en sus manos, tenía gotas de sangre en la tapa y los bordes magullados. No pudo evitar soltar unas cuantas lágrimas y las mismas cayeron en el aparato.
—¿Creen que ellos tengan energía? Conserve mi teléfono, pero ya murió.
—Yo solo muero de hambre.
Elevo sus ojos, su temblorosa mano pasos por sus mejillas limpiando esas gotas saladas, con rapidez se levantó unos centímetros y sacó el objeto de la parte trasera de su pantalón. Los presentes se alarmaron en cuanto la vieron con ello, ignoro sus reacciones y camino al frente del camión. Abrió la ventanilla asustando al conductor junto su acompañante y apunto contra el primero en ver.
Disparo muy cerca de su oído rompiendo el cristal de la ventana derecha, la gente de atrás soltaron un grito por el fuerte sonido provocado por el arma. Nisiquiera parpadeo ante ello, movió su brazo unos centímetros apuntando de nuevo hacia el sujeto de traje militar.
—¿Que quieres?
Tardó un momento en procesar su pregunta, sus oscuros ojos penetraron hasta la mente del soldado haciendo que retrocediera sobre el asiento del copiloto. Inclino su cabeza hacia la izquierda.
—Tengo que ir para otro lugar.
Esas fueron las únicas palabras por su parte.
En los rápidos cinco minutos ella ya no se encontraba en la parte trasera de la camioneta, miró una última vez al grupo de personas alejándose con el vehículo. Libero el cargador para saber cuantas balas le quedaban, el cartucho se encontraba vacío. Había desperdiciado su última bala sin pensarlo, apretó sus labios limpiando el resto de sangre que se posaba en ellos.
Miro el camino de donde los llevaba el auto, busco entre sus bolsillos hasta encontrar el objeto de madera tallada a mano. Sus ojos se dirigieron en lo que podría ser la respuesta a todas sus preguntas.
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Saco la lanza de pesca recolectando el alimento, se lo paso a su amigo quien terminó de juntarlo con el resto de los peces. En total tenían seis, en la colonia había de sobra, pero no estaba mal llevar otro poco.
—¿Volvemos ahora? Pronto se pondrá el sol.
Ojos Azules asintió ante el recordatorio, la luz desaparecía entre los frondosos árboles. Alistaron y acomodaron lo que trajeron, aunque solo fuera una lanza, y se dirigieron por el camino que los guiaba a su hogar. Al día siguiente tendrían un día de caza y les encargaron fijar y controlar las armas.
—Mi padre me molesta para que consiga pareja de una vez. Ser molesto... —Ash hablo unos pasos adelante— Es aburrido, prefiero salir de caza.
—El tío Rocket busca que madurez.Y busques una parejapara forjar familia.
—¿Madurar? Mira quien habla.
Ambos empezaron una batalla de empujones leves, la comida cayó al suelo al ser los simios quienes lo dejaron caer para seguir luchando. Esa batalla duró sólo cortos segundos al escuchar movimiento entre los arbustos, se miraron por un instante. Tratando de pensar lo que dice el otro ante lo sucedido.
¿Ver o avisar?
—¡Jodida perra!
Retrocedieron al ver como dos personas pasaban rodando frente a ellos colina abajo. Ambos se encontraban forcejeando con algo en sus manos, sus cuerpos estaban manchados en el lodo y hojas secas. Los simios se ocultaron atrás del primero árbol que tenían cerca, viendo la pelea que los de la otra especia tenían.
La joven terminó sobre el hombre de cabellos oscuros, golpeó tres veces su rostro para quitarle el arma blanca y clavar la misma en el centro de su pecho. Dando por terminada la pelea entre los dos, calmo su respiración con lentitud y se puso de pie limpiando la sangre mezclada con tierra de su rostro. Levantó la cabeza al sentir ese azul y verde sobre ella con atención, sacudió su corto cabello descubriendo su mirada.
—Se que me entienden —hablo la humana primero. Busco en su bolsillo, los chimpancé se asustaron pensando que sería otro tipo de arma, pero se relajaron un poco al ver la madera. La chica levanto su brazo mostrando lo que traia— Reconocen este símbolo, ¿verdad?
No recibió ningún tipo de contestación por los animales.
—Se que si. Quiero ver a César.
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Sean bienvenidos a este nuevo gusto culposo!
Ahora con dos regalos. El valiente Ojos Azules y el tierno Ash.
Pedido por @Xime__345
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Psd. Primera vez mostrando protagonista y es la bella Lee Eun-Yu de Sweet Home Two. Pronto le pondré un nombre aquí.
