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Fue guiada por los dos simios durante todo el camino, no había otra opción. Mientras Ash arrastraba su bolso contra la tierra, Ojos Azules la vigilaba y amenazaba con la lanza para pesca. No les presto mucha atención, solo se concentraba en dar bien sus pasos por el camino elevado.

Empezaba a ver la Aldea donde los simios habitaban, toda la estructura de madera, sogas y demás. Hasta ahora el exterior era de ese modo, los tres pararon al tener un gorila en el pasillo que te guiaba al interior de la colonia.

¿Que hacer humano aquí? ¡¿Locos?!

—Vine para hablar con César —la de ljos rasgados espeto—. Y no me iré de aquí hasta verlo.

El gorila de espalda plateada gruño cerca de la joven, ella no se inmutó, sus ojos se mantuvieron con los del animal. Deseafiandolo.

—Puedes ser muy grande y fuerte. Pero no me conoces... sucio animal. —desafío la asiática. Recibió una mirada amenazante del gorila, fue sujeta del cuello de su ropa y arrastrada por el primate. El grito del resto de los simios no tardaron en oírse por su presencia.

Se balanceaban por el techo construido de fuertes maderas y cuerdas junto con redes, cada par de ojos se ponían en ella con sorpresa y confusión. La chica sólo tenía su mirada al frente con una clara seriedad, no iba a ponerse en el plan de observar cada detalle ahora.
Tenia un objetivo y preguntas que hacer, no perdería el tiempo con unos simios.

—¡Oye!

Su cuerpo fue tirado en el lodo manchando sus prendas, miró de mala forma al simio, regreso su mirada al frente en lo alto de una gran roca. Alcanzaba a ver el brillo de una fogata en medio, pero los alaridos de los demás simios no la dejaban escuchar más.
Entonces el silencio reino cuando otro chimpancé mostró su presencia en lo alto, sus cansados ojos quedaron en la marca en su pecho.

—Eres César —hablo la humana. El nombrado se mantuvo en silencio, pensando en cómo una persona apareció en su hogar—. No sabes quién soy, pero yo sé todo de ti.

Quiso ponerse de pie, pero un agarre en su hombro la derribo de nuevo. Escupió la tierra que entró en su boca, giro la cabeza para terminar encontrando al mismo gorila que intento ahuyentarla en la entrada. Ignoro su mirada por un momento y volver su atención al líder de los simios.

—Eres César, el simio que evolucionó en mente y se volvió un guía para los demás —empezo relatando ella—. Hizo una guerra con los humanos en el Golden Gate solo para liberar a los suyos.

—Cono... cer. Historia.

—¿Recuerdas a mi hermano? —sin poder evitarlo apretó los dientes— Trabajo en el refugio que tu destruiste para huir.

El simio líder hizo memoria, estando encerrado en una jaula día y noche no le permitía ver muchas personas. Solo los tres que vio, ojos verdosos ojos enfocaron a la adolescente arrodillada en el suelo.

—¡Mi hermano te ayudo a escapar de allí! ¡¿Ya puedes recordar?!

《—No entiendo mucho por qué eres de este modo. El por qué eres más inteligente que los demás. Pero seguro lograrás muchas cosas.

El hombre salió de su camino dejando que los simios siguieran con su cometido.》

—El... pasante. —contestó.

—Pronto sería su trabajo permanente y en unos años el dueño de ese lugar. Iba a ayudarlos a todos, no le gustaba ver a los animales en jaulas. —unas lagrimas se asomaron por sus ojos. Las mismas bajaron limpiando un poco la tierra en su rostro.

—Sola. —concluyó el chimpancé.

—¡Me los arrebataron! ¡Mi única familia ya no esta por querer proteger a los tuyos! ¡Mis hermanos no debieron cuidarte a ti! ¡ELLOS DEBÍAN CUIDAR DE MI!

En cada oración fue volviendo a ponerse de pie, apenas sintió el agarre firme en su hombro giro sobre sus pies. Entrelazo ambas manos y golpeo el pómulo del gorila derribando su cuerpo, la Aldea comenzó a gritar por tal acto cometido por la intrusa.
Con rápidos movimientos desenfundo el arma en su bolsillo y apunto a todos, los simios se alejaron de ella pero sin dejar de amenazar con lanzas.

—No vine aquí a lastimarlos. Solo hablar con César. —con pasos lentos fue girando y ahora la mira dio contra el líder de la colonia. Él permanecía en su lugar con total calma.

Ese marron y verde conectaron.

—Mis hermanos vieron algo en ti, según ellos ibas a hacer cosas grandes. Pero miranos, la Tierra se detuvo. Gente murió, el virus acabó con todo, ya no queda nadie. Perdí a mi familia y tu ganaste la tuya. Felicidades César.

Los alaridos comenzaron nuevamente al ver a la joven trepar la ropa y quedar frente al chimpancé, la punta del arma se poso en la marca del simio sobre su pecho.

—Te tengo un regalo —busco en su bolsillo y sacó la obra hecha a mano de madera, lo extendió hasta César quien lo recibió en su palma izquierda—. Él lo hizo cuando tu lo dibujante en tu jaula antes que lo borraras. Ese círculo se volvió como una bandera de un país para ti.

—Ser de mi... viejo hogar.

—No me interesa si fue un dibujo, un objeto o algo para ti. Solo se que por eso y por ti, mis hermanos me abandonaron. Protegiendo tu familia, un grupo de cinco personas querían cazar a los tuyos por provocar el virus. Ambos los detuvieron, pero dieron su vida por ello.

—¿Ellos. Morir?

—No se cuantas veces quieres que lo repita. San-Woo quería que te buscara, dijo que tu podrías cuidar de mi. Pero no pienso estar con el parásito que paso día y noche en la cabeza de mi hermano hasta que lo mato.

Volvió el silencio por unos cuantos segundos. Bajo el arma dejando que César y el resto de los simios se calmaran un poco.

—Tienes suerte que no tenga balas ahora. Porque no habría dudado dos veces en matarte y luego morir por ello. Si vine fue para poder decirte lo que causaste con tu libertad, arrebatarle la familia a un niña que estuvo sola por mucho tiempo.

Levantó el brazo mostrando como desarmaba la Glock frente a sus ojos, reveló el cargador vacío y tiro el resto a los pies del simio. Ninguno aparto la mirada del otro en todo ese momento.

—Quédate con eso si quieres. Ya no lo necesito, logré lo que quería. —hablo refiriéndose al objeto tallado. Dio la vuelta con los brazos en alto y bajo de la roca, los simios quisieron atacarla por tener tal descaro de amenazar a su líder. Pero la palma de César en alto los detuvo confundidos.

—Mina.

Detuvo sus pasos a pocos metros de la entrada.

—Espero no pidas que me quede porque te sientas culpable —giro sobre su eje hasta César— Si, prefiero que sientas culpa por lo que causaste. Pero esto no se arregla solo con dejarme vivir contigo. No es un dibujo animado o una historia ficticia donde el protagonista cede. Es la vida real. Y en la vida real... no te necesito para sobrevivir.

Volvió su caminar a la entrada, miró a los simios que la llevaron al lugar de pie allí, el de ojos verdes tiro su bolso al suelo sin cuidado. Sonrío de lado ante la acción, recogió sus pertenencias y salió viendo al dúo de chimpancés por última vez.

—Gracias por traerme.

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Capítulo fuerte. Muchas preguntas sin respuestas.

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☆★

Psd. Mina obviamente será el nombre de nuestra bella chica, seguro ya se dieron cuenta. Por las dudas digo.

𝑇𝑂𝐺𝐸𝑇𝐻𝐸𝑅 | 𝘽𝙡𝙪𝙚 𝙀𝙮𝙚𝙨/𝘼𝙨𝙝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora